El Oporto de Casillas castiga a Mourinho
El Chelsea, reserv¨®n y sin mando, cae (2-1) ante un adversario en el que el meta altern¨® aciertos y errores
El Chelsea, que transita por el puesto 14 en su campeonato, sufri¨® un nuevo revolc¨®n, ahora en Europa. Cay¨® en Oporto en un duelo que desde Espa?a se plante¨® como el reencuentro entre Casillas y Mourinho tras su volc¨¢nica relaci¨®n en el Real Madrid. Cant¨® victoria el primero, que mezcl¨® aciertos y desatinos. Cay¨® el t¨¦cnico, que no logra que su equipo carbure.
OPORTO, 2 - CHELSEA, 1
Oporto: Casillas; Maxi Pereira, Maicon, Marcano, Martins Indi; Rub¨¦n Neves (Evandro, m. 77) Danilo, Imbula; Andr¨¦ Andr¨¦ (Lay¨²n, m. 79), Brahimi; y Aboubakar (Osvaldo, m. 85). No utilizados: Helton, Corona, Tello y Bueno.
Chelsea: Begovic; Ivanovic, Zouma, Cahill, Azpilicueta; Obi Mikel (Hazard, m. 61), Ramires (Matic, m. 72); Willian, F¨¤bregas, Pedro 8Kenedy, m. 72); y Diego Costa. No utilizados: Blackman, Baba Rahman, Terry y Loftus Cheek.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Martins Indi, Marcano, Danilo, Imbula, Cahill, F¨¤bregas y Matic.
Goles: 1-0. m. 39. Andr¨¦ Andr¨¦; 1-1, m. 45, Willian; 2-1, m. 53, Maicon
Do Dragao. Unos 43.000 espectadores
El meta sostuvo al Oporto de inicio. Se estir¨® para frenar un remate de F¨¤bregas y desviar con el pie un uno contra uno ante Pedro. Mostr¨® credenciales de mito porque hasta en esa ¨²ltima parada evoc¨® aquel inolvidable mano a mano con Robben. Pero se fue al descanso mientras se lo llevaban los diablos, enervado por un gol encajado en la ¨²ltima jugada de la primera parte, un libre directo de Willian ante el que se qued¨® sin visi¨®n. Cabe pedirle m¨¢s en esa acci¨®n porque cuando sali¨® la pelota de la bota del brasile?o el portero estaba muy acostado hacia el centro de su arco, sin tapar su palo, justo por donde entr¨® el esf¨¦rico, hacia el espacio que no debe conceder. Hizo la estatua Casillas ante una barrera que fue el camarote de los Hermanos Marx, que deb¨ªa haber sido m¨¢s limpia para solventar una acci¨®n que pen¨® al Oporto por una de sus taras. Sus centrocampistas perdieron demasiados balones en zonas sensibles y propiciaron contras del Chelsea, que en esa suerte, Mourinho al dictado, se las gasta como pocos.
Los errores groseros del Oporto en el manejo escond¨ªan una paradoja. Lopetegui hab¨ªa poblado el once con cuatro mediocentros. Alguno de ellos como Andr¨¦ Andr¨¦ oper¨® desde la derecha y m¨¢s como mediapunta creador, pero Imbula, Danilo y Rub¨¦n Neves se fajaron para encontrar superioridades en la medular. Le falt¨® claridad al Oporto, tambi¨¦n desborde en un equipo en el que apenas Brahimi practic¨® la cada vez m¨¢s minusvalorada suerte del regate. En una de ellas sac¨® premio y hall¨® un espacio en el ¨¢rea para armar un remate que Begovic desvi¨® con dificultad y Andr¨¦ Andr¨¦ empuj¨® a la red. En un partido cargado de simbolismos, su protagonismo era pertinente: su padre fue un maravilloso centrocampista campe¨®n de Europa con el Oporto en 1987 aquella noche del taconazo de Madjer en el Prater vien¨¦s.
El gol castig¨® al Chelsea, que hab¨ªa exigido a Casillas, pero no fue jam¨¢s capaz de controlar el partido. Seguramente tampoco ese era su plan. Aguard¨® el fallo del rival para armar contras y con el bal¨®n en los pies busc¨® la testa de Diego Costa para da?ar con la segunda jugada. Nada inesperado, pero tampoco nada lustroso para un club que acud¨ªa a la casa de otro al que le ha dejado durante la ¨²ltima d¨¦cada m¨¢s de 89 millones de euros en traspasos. En la banqueta ten¨ªa a su capit¨¢n, Terry y al mejor futbolista de la Premier la pasada campa?a, Eden Hazard. ¡°No hay indiscutibles¡±, hab¨ªa advertido Mourinho 24 horas antes.
Cuando encontr¨® el empate el Chelsea apenas pudo gestionarlo. Volvi¨® a adelantarse Maicon en uno de esos goles que da?an alos estrategas defensivos, un remate de coronilla a saque de c¨®rner en el primer palo. Mourinho encontr¨® entonces un motivo para dar vuelo a Hazard y prescindir de Obi Mikel. Llam¨® al f¨²tbol el t¨¦cnico de Set¨²bal, pero ¨¦ste ya se hab¨ªa ido. Diego Costa, que se pas¨® m¨¢s de medio partido bajando balones al piso como si fuese Joe Jordan, hab¨ªa rematado al larguero en una acci¨®n epis¨®dica, pero a veinte minutos del final el Oporto era un vendaval buscando el tercer tanto. Lo mereci¨®. E incluso lo ote¨® con un testarazo al palo de Danilo, pero no lleg¨® la sentencia y por ah¨ª se barruntaban problemas para el Oporto. Ivanovic casi empata al rematar un c¨®rner ante el que no hubo respuesta de Casillas y sus zagueros para hacerse fuertes en su ¨¢rea. Diego Costa pidi¨® un penalti por mano de Marcano ante las barbas de uno de los asistentes de Mateu y en la ¨²ltima acci¨®n del partido, casi como hab¨ªa sucedido una hora antes, tuvo el gol el Chelsea, lo tuvo Kenedy. Pero no siempre sale cara.
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