Los ¡®All Blacks¡¯ recuerdan su plaza maldita

Antes de bordear por primera vez el precipicio en el cruce de cuartos de final, Nueva Zelanda ha realizado este viernes un ejercicio de fogueo en la misma plaza, en su gran cementerio. El Millennium Stadium de Cardiff presenci¨® en 2007 la gran debacle de aquellos All Blacks grises ante Francia, la ¨²nica vez que los vigentes campeones del mundo se desped¨ªan antes de las semifinales. En su regreso mundialista, el cuadro de Steve Hansen record¨® su infinita gama de efectivos, pero el nivel de su grupo titular desmereci¨® al cartel, como lo hiciera durante una buena fase del encuentro ante Argentina. En su supremac¨ªa, mostraron sus resquicios de debilidad ante una voluntariosa Georgia.

Algunas aristas de los neozelandeses son la consecuencia natural de su dinamismo, las imprecisiones propias de tanto pase atrevido. Cuando Waisake Naholo abri¨® el marcador, a los 73 segundos de juego, no necesit¨® pasar; le bast¨® con acelerar y rechazar con el brazo la esforzada estirada de la ¨²ltima guarnici¨®n georgiana. Fue la presentaci¨®n al mundo del m¨¢ximo anotador de ensayos del Super Rugby, recuperado en tiempo r¨¦cord de una fractura de peron¨¦ gracias a la medicina alternativa de si Fiyi natal. Desde el otro ala ensayar¨ªa Savea por partida triple, titular en los tres encuentros de su selecci¨®n.

Y aun as¨ª encontraba Georgia motivos para sonre¨ªr. Muchos de sus jugadores presenciaron con gesto iluminado la primera haka que viv¨ªa el rugby georgiano. Tambi¨¦n sonrieron con el marcador, enorgullecidos por igualar a siete tras una de tantas p¨¦rdidas evitables del rival. El zaguero Beka Tsiklauri pate¨® en tierra de nadie un oval desviado por el pie de Dan Carter y conquist¨® a placer la zona de marca. Poco despu¨¦s se dejar¨ªa su honor en un placaje desesperado para echar a Savea a la banda, pero el ala, impasible, gravita sobre su propio eje.

Si los All Blacks quer¨ªan poner a prueba a su apertura anotando siempre junta la banda, Carter no super¨® el examen. Marr¨® tres de los cuatro intentos de transformaci¨®n en el primer tiempo; patadas exigentes, sin duda, pero la ejecuci¨®n fue de mal en peor. Su lenguaje verbal no transmit¨ªa para nada comodidad, m¨¢xime tras mandar a zona de marca un golpe de castigo que pretend¨ªa atinar en la touch.

Sin apuros en defensa, Nueva Zelanda se mostraba imprecisa en ataque para sus extraordinarios est¨¢ndares. Sus opciones son eternas, y lleg¨® el imponente segunda l¨ªnea Brodie Retallick para ampliar la cuenta bajo palos tras el descanso; Savea elevar¨ªa a 35 ensayos su inmaculado registro en 38 partidos y Fekitoa, que se disculp¨® por no asistirle en el que habr¨ªa sido su cuarto ensayo, tambi¨¦n hizo marca.

El final de una noche simb¨®lica se lo llev¨® el capit¨¢n georgiano Mamuka Gorgodze, elegido en las votaciones a mejor jugador del partido frente a unos All Blacks que ten¨ªan a un centenario en internacionalidades como Ma'a Nonu llevando el agua a los compa?eros, peto incluido. Tambi¨¦n hubo lugar para el Sweet love, sweet chariot, el eterno canto ingl¨¦s en tierra enemiga, ahora tambi¨¦n verduga. Porque todo cabe en Cardiff, hasta un resquicio para que el planeta rugby crea posible otro batacazo de la superpotencia.