Un esforzado Getafe frena al Celta

Hubo un momento, al cuarto de hora, en el que el meta visitante Guaita se sent¨® en el ¨¢rea, aturdido por un golpe que hab¨ªa recibido unos minutos antes en la frente al chocar con su compa?ero Alexis. Pidi¨® un receso para recuperarse. No hay dudas sobre que estaba da?ado, pero el par¨®n tuvo el mismo efecto sobre su equipo que buscan los entrenadores de baloncesto cuando tratan de detener la avalancha del rival. El Celta estaba desatado, llegaba en oleadas como si la porter¨ªa que buscaba estuviese unos kil¨®metros m¨¢s abajo, en la playa de Samil. La tempestad amenaz¨® con zozobrar al Getafe, que navegaba en una precaria chalupa, distanciado entre l¨ªneas, como aletargado, con el mismo defecto sobre el que hab¨ªa advertido su t¨¦cnico Fran Escrib¨¢ en la v¨ªspera: en las tres salidas que llevaba en el campeonato siempre hab¨ªa encajado gol antes del minuto siete.

En esas andaba el Getafe, sobrepasado por el ya conocido fulgor del Celta, guiado por la codicia de Iago Aspas, que pudo marcar primero tras rematar un saque de esquina de pizarra y poco despu¨¦s tras regatear a Guaita y cruzar casi sin ¨¢ngulo al palo. Pero el meta valenciano mand¨® parar y encontr¨® alivio su equipo. Mientras le atend¨ªan, Escrib¨¢ se aplic¨® con sus jugadores sobre el desaguisado, se juntaron las l¨ªneas y tras las inevitables p¨¦rdidas propiciadas por la presi¨®n de los celestes al menos el Getafe comenz¨® a estar mejor posicionado para ofrecer una respuesta. Y a partir de ese orden obtuvo el premio de lograr su primer punto de la temporada fuera de casa y nada menos que en el feudo del equipo revelaci¨®n.

Nunca afloj¨® el Celta, pero le sujet¨® mejor su rival, siempre exigido por la amplitud, porque Hugo Mallo y Jonny no dejaban de percutir, Wass fue como un maquinillo y hasta el tan criticado Hern¨¢ndez se activ¨® para intervenir un poco m¨¢s de lo acostumbrado en la circulaci¨®n de la pelota. M¨¢s all¨¢ de su esfuerzo para contener, no hab¨ªa noticias del Getafe en ataque. Apenas lleg¨® durante la primera hora de juego en una desatenci¨®n inicial del Celta en un saque de banda que aprovech¨® Sarabia para meter un bal¨®n al ¨¢rea al que lleg¨® muy forzado ?lvaro V¨¢zquez. Justo fue el reaparecido Sarabia el que se mostr¨® m¨¢s afilado en los madrile?os, que llegado un punto comenzaron a sentir que pod¨ªan jugar con el reloj, con la ansiedad de los locales, su apuesta siempre ganadora y el paso de los minutos y la mella de su generoso esfuerzo en la presi¨®n. El partido tuvo breves fases de decaimiento, pero la norma la marc¨® la intensidad, el ritmo elevado. Y cuando no llega al gol, el Celta siente el paso de los minutos. El Getafe creci¨®. Casi marca en un error de Cabral, que por no conceder un c¨®rner casi regala un tanto, y definitivamente se mostr¨® en una contra en superioridad en la que Sergio sac¨® el intento de Lafita y su rechace lo cabece¨® a la escuadra Scepovic.

El Celta hab¨ªa deca¨ªdo. Orellana, destellos aparte, nunca acab¨® de llegar al partido, a Wass se le acab¨® el aliento para estar en todas partes, Hern¨¢ndez volvi¨® a la aton¨ªa. La esperada alternativa de Guidetti saliendo desde el banquillo tard¨® en llegar, remiso como es siempre Berizzo para los cambios. Cuando entr¨® lo hizo en detrimento de Iago Aspas en una decisi¨®n que llev¨® una mueca de desagrado al grader¨ªo. Con el equipo agotado por el esfuerzo, el t¨¦cnico argentino demostr¨® una vez m¨¢s que prefiere a sus titulares con el dep¨®sito casi vac¨ªo que a muchos suplentes a tope de gasolina. Acab¨® el partido sin emplear un cambio y tras darle cancha a Drazic para jugar el descuento. Busc¨® el gol hasta el final el Celta, siempre con Nolito empujando, pero su momento ya hab¨ªa pasado y no tuvo modo de evitar las tablas.