A Trumpadas
Al final, de eso se trataba: contestarle en la cancha a quienes proponen levantar un inmenso muro de separaci¨®n continental
Los partidos de f¨²tbol entre los equipos de M¨¦xico y Estados Unidos han crecido en motivaci¨®n, ira y competitividad durante las pasadas d¨¦cadas. Hubo un ayer en que en realidad no importaba jugar contra las barras y las estrellas, pero en la medida en que sus jugadores se han profesionalizado en ligas de primera categor¨ªa de Europa, en el circuito universitario gringo que cada vez es mejor y un claro af¨¢n por poco a poco integrarse al deporte m¨¢s popular del mundo, medirse ante ellos es para M¨¦xico una oportunidad m¨¢s para revivir el ¨¢nimo de los Ni?os H¨¦roes de Chapultepec y cada juego, una p¨¢gina m¨¢s de la historia monumental que se escribe con pantalones cortos. Cuantim¨¢s si en el escenario pol¨ªtico anda levitando un demente republicano como Donald Trump, cuyas bravatas racistas y amenazas de deportaci¨®n instant¨¢nea, inflan de significados cuasi b¨¦licos todos los t¨¦rminos y todos los lances de un partido donde ¨Cen realidad¡ªno son m¨¢s que 22 jugadores empecinados en lograr que sus respectivos equipos logren meter el bal¨®n en la porter¨ªa contraria.
Seg¨²n se med¨ªa la taquicardia en las redes sociales, cada jugada y cada uno de los goles suscitaba alusiones ¨Csi no es que memes inmediatos¡ªalusivos a los pelos de elote del magnate rubio, su boquita fruncida o la rid¨ªcula muestra de apoyo que le brindara una muy confundida ciudadana colombiana que tiene bastante enredados sus cables de preferencias pol¨ªticas. Al final, de eso se trataba: contestarle en la cancha, en un estadio relleno de mexicanos as¨ª est¨¦ ubicado en territorio norteamericano, a los atrevidos prop¨®sitos de quienes proponen levantar un inmenso muro de separaci¨®n continental, sin importar que el propio Trump y todos aquellos ac¨¦rrimos antiinmigrantes son precisamente descendientes de migrantes ellos mismos.
Hubo un ayer en que en realidad no importaba jugar contra las barras y las estrellas
En lo meramente futbol¨ªstico creo que no hay un solo mexicano que no entienda los profundo porqu¨¦s que podr¨ªan explicar la fugaz temporalidad de Ricardo Tuca Ferreti como director t¨¦cnico de la Selecci¨®n Mexicana. Al parecer, la enjundia, el coraje adrenalinado y los rega?os enardecidos con los que el brasile?o ha logrado meter en cintura al grupo de los verdes no son curr¨ªculum suficiente para mantenerlo en el banquillo hasta el pr¨®ximo Mundial y as¨ª tambi¨¦n, creo que no hay un solo mexicano que entienda el estilo opuesto de gobernar: as¨ª haya declinado la estrella de Klinsmann como t¨¦cnico de la oncena norteamericana, no necesariamente lo echar¨¢n a la calle (en una clara confirmaci¨®n del American Way of Adminstration).
Tuca Ferreti propuso dominar el juego a trav¨¦s de la posesi¨®n del bal¨®n y traz¨® en la pizarra varias combinaciones agresivas de ataque constante, d¨¢ndole rienda suelta a tres o inlcuso cuatro jugadores en papeles delanteros. El resto lo pusieron los propios alfiles, caballeros, torre y obispos de variados apodos: Chicharito o Tecatito, el Hermoso o el HH se abocaron a triangular o cuadrangular coreograf¨ªas isom¨¦tricas, trapecios sobre el c¨¦sped y tangentes hipn¨®ticas que caracoleando balones, burlando piernas blancas, se tradujeron en los dos primeros hermosos goles. La epifan¨ªa fue el tercero: un trallazo de volea que prendi¨® en el aire Paul Aguilar como si estuviera bailando con el Ballete Folcl¨®rico de Amalia Hern¨¢ndez en el ¨²ltimo minuto de un pase card¨ªaco.
Ciertamente, los dos goles norteamericanos demuestran que cuando el af¨¢n mexica se concentra en la consecuci¨®n de goles como si fueran las guerras floridas contra tribus chichimecas se descuida la defensa de Tenochtitlan, y entran los goles de pizarra, los que ensayan los jugadores norteamericanos no s¨®lo en canchas de sus universidades pijas sino incluso en las aulas, con corbata y moda hipster. Todo eso, y m¨¢s, se derrumb¨® a Trumpadas: con el tes¨®n sudoroso, la adrenalina incansable, el empe?o fijo de todos los que jugaron de verde sin necesidad de fardar que estudian o estudiaron en universidad o incluso preparatorias, sin importar si alinean o no en grandes equipos de Europa¡ tan s¨®lo la engallada griter¨ªa de sentir durante noventa minutos, tiempos extras y lo que falte que aqu¨ª no hay nadie que nos venga a encerrar con muros ni alambradas, deportados los propios ciudadanos norteamericanos que volvieron a sus hogares con las pintadas caras desoladas, mientras que miles de mexicanos orgullosos vuelven ma?ana lunes a la pizca del mel¨®n, el lavado de platos o la limpieza en general de sus edificios convencidos de que Trump en realidad nos hace los mandados.
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