Sin Busquets el Bal¨®n no es Oro
Busquets no es Messi, pero es probable que la Pulga le designara como primer testaferro de sus glorias eternas
Ser¨ªa hora de que a sus 27 a?os Busquets dejara de ser el mejor jugador an¨®nimo del mundo. Para su suerte, porque el chico no es futbolista de camerino, as¨ª seguir¨¢ siendo una vez m¨¢s a la vista de los nominados a las pompas del Bal¨®n de Oro. Cuesta creer que en esa pirotecnia no se ponga en valor a alguien capital en el relato de los 20 grandes t¨ªtulos que ha cosechado el Bar?a con ¨¦l y en los podios espa?oles del Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012.
Desde su aparici¨®n el 13 de septiembre de 2008 por aquel impagable flechazo de Guardiola, que le hab¨ªa pulido por el barro de la Tercera, Busi ha sido el sost¨¦n indiscutible para todos los entrenadores, fueran Vilanova, Martino, Luis Enrique o Vicente del Bosque, que nunca ha ocultado que como futbolista le hubiera gustado reencarnarse en este medio centro que ya capitanea estos d¨ªas al Bar?a. Tan de puntillas va este grand¨ªsimo jugador que hasta en su club le etiquetan en las listas de convocados como Sergio, sin m¨¢s. Insuficiente para los fuegos artificiales de la alfombra roja.
Busquets no es Messi, pero es probable que la Pulga le designara como primer testaferro de sus glorias eternas. Nadie le ha escoltado mejor, por eso le dar¨ªa la llave de sus tesoros sin dudarlo. Es Busi quien auxilia a los centrales, quien socorre a Alves y Alba en sus aventuras, quien resguarda a Iniesta cuando tira el eslalon, quien da descanso a Neymar cuando no recula. Es Busi quien mima la pelota desde su portero hasta Messi. Es quien la pone a salvo en las zonas selv¨¢ticas a la espera de que otros se activen en la pasarela en la que ¨¦l nunca ha pedido cita. ?l es canchero y punto. Se gradu¨® en patios y pedregales, donde cultiv¨® esa precisi¨®n de cirujano con la pelota, el tiempo y el espacio. ?l quita y pone como un reloj siempre en hora.
Otros muchos han sido los actores principales de este Bar?a y de la Espa?a exitosa, pero Busquets ha sido un excepcional actor de reparto, el que mejor saca brillo de estrellas. Con este observatorio con botas no pocas veces uno han sido once. Cabe que sus numerosas virtudes pasen desapercibidas para un amplio sector de la grada y de la mediosfera; lo llamativo es que sus rivales, muchos votantes de ese boato Bal¨®n de Oro, no las aprecien lo suficiente pese a ser sus v¨ªctimas. Tendr¨¢n sus razones, desde luego. O quiz¨¢ este hollywoodiense f¨²tbol se deje deslumbrar por los flashes de otros, casos de Kroos o Mascherano, por citar entre los 23 nominados a dos que ocupan su posici¨®n, aunque el argentino a intervalos. Ninguno mejor¨® en absoluto a Busquets a lo largo del curso ni durante sus carreras. Ninguno tiene su palmar¨¦s ni domina el cargo con tanta soltura y suburbial sabidur¨ªa. Otra cosa es el cartel. A Busquets, pese a sus 342 partidos como azulgrana y 77 como internacional, no le gustan otros p¨®steres que los que remiten al f¨²tbol genuino, el que no necesita de vedettismos para su reconocimiento. Nadie puede estar m¨¢s alejado del mundo espumoso de las celebridades, lo que le deja en la cuneta del populismo. Jam¨¢s tendr¨¢ ni a la vista ese narciso Bal¨®n de Oro. Pero sin ¨¦l, el bal¨®n no ser¨ªa oro puro.
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