¡°Garbi?e es una superatleta¡±
Pese a que a¨²n tiene un margen de progresi¨®n t¨¦cnica importante, Muguruza explota una condici¨®n excepcional. ¡°Tiene un f¨ªsico privilegiado¡±, describe su compa?era Carla Su¨¢rez
Sam Sumyk, el t¨¦cnico franc¨¦s encargado de moldear y dirigir la ascensi¨®n de Garbi?e Muguruza, es un hombre poco desprendido en el elogio. Silencioso y observador, en las sesiones de entrenamiento escruta cada paso de su alumna, pero rara vez le da una palmada en la espalda o le regala los o¨ªdos. En ese sentido, el preparador responde al modelo de la vieja escuela: mano dura y pocas recompensas. En las sesiones, sus intervenciones se limitan sobre todo a la correcci¨®n y las puntualizaciones, al igual que durante los partidos. Porque Sam, oriundo de la Breta?a francesa, no es nada dado a los aplausos. Sin embargo, Sam es un hombre ¡°justo y equitativo¡±, cuentan, ¡°un entrenador con mucho olfato¡±.
Sabe Sumyk que ahora mismo, entre sus manos, tiene un diamante en bruto que en los ¨²ltimos seis meses ha comenzado a adoptar la forma correcta; y sabe Sumyk, sabueso de 47 a?os, que con Garbi?e ha dado con una m¨¢quina anat¨®micamente extraordinaria. As¨ª lo reconoce el franc¨¦s, cuyo plan de trabajo, ¡°muy marcado¡± seg¨²n explican desde el entorno de la jugadora, no deja una sola rendija para el escapismo. ¡°Ella es una superatleta¡±, responde el entrenador cuando se le cuestiona por la fisonom¨ªa de su alumna, que a sus 22 a?os todav¨ªa tiene un margen de progresi¨®n t¨¦cnica muy elevado, pero que corporalmente no tiene nada que envidiar a las jugadoras m¨¢s fuertes del circuito.
La definici¨®n de Sumyk no es nada gratuita. Describe de forma fidedigna a una tenista con un cuerpo privilegiado, ergon¨®mico, de tallo alto (1,83 y 73 kilos) y extremidades kilom¨¦tricas. Una deportista compensada, supervisada por el preparador f¨ªsico Ignasi de la Rosa y que mima su carrocer¨ªa, pero sin privarse de alg¨²n bocado extra que otro. ¡°Lo quemo absolutamente todo¡±, detalla la protagonista, que en Singapur, despu¨¦s de los partidos y de atender a los medios, apura alguna que otra galleta de manzana y mantequilla.
En la mezcla gen¨¦tica posee un tesoro para poder competir en las altas esferas del tenis moderno
Preguntada por la loa de su t¨¦cnico, ayer, entre bambalinas, Garbi?e se trastabillaba en la respuesta. ¡°Eh¡ ?Superatleta? No s¨¦ si soy s¨²per, pero desde luego s¨ª me considero una buena atleta. ?Me ha llamado superatleta? Bueno, pues si lo dice mi entrenador, lo dice mi entrenador, ?no? Si lo dice ¨¦l va a misa. Creo que tengo un buen f¨ªsico para jugar a tenis. Soy alta¡ y no estoy gorda. ?Pero qu¨¦ pregunta es esta?¡±, titubeaba Muguruza, que en la mezcla gen¨¦tica de su madre Scarlet, venezolana, y su padre Jos¨¦ Antonio, vasco de Eibar, posee un tesoro para poder competir en las altas esferas del tenis femenino moderno.
¡°Tiene un f¨ªsico privilegiado¡±, constata la canaria Carla Su¨¢rez, a la que el patr¨®n actual de potencia, cent¨ªmetros y palanca le pasa factura. Su 1,62 y sus 62 kilos se quedan hoy d¨ªa cortos para combatir los obuses que env¨ªan colosas como Serena Williams, Maria Sharapova o Petra Kvitova, todas ellas de envergadura, al igual que la explosiva Garbi?e. Esta, en 2013, fue intervenida de una osteocondritis de astr¨¢galo en el tobillo derecho que le apart¨® de las pistas medio a?o y le forz¨® a entrenarse dos meses sobre una silla para al menos no perder tacto. Algo que ya es pasado.
Conforme pasan los a?os me siento mejor, mi cuerpo se formado m¨¢s"
¡°Ha habido momentos del a?o en los que jugar muchos partidos seguidos me han hecho sentirme muy agotada¡±, admite ella, que pese al desgaste tambi¨¦n participa en el dobles, en el que hoy (6.00, contra las hermanas Chan) aspira junto a Carla a un billete para las semifinales. ¡°Conforme pasan los a?os me encuentro mejor. Con el tiempo, mi cuerpo se ha ido formando m¨¢s. Es cierto que con Sam entreno mucho m¨¢s y el hecho de meter m¨¢s horas en la pista te hace luego sentirte mejor¡±, concluye Muguruza, que juega con unas protecciones en los tobillos ¡ªlleg¨® a Singapur con el izquierdo tocado, por una mal paso en Wuhan¡ª y unas plantillas especiales para minimizar la carga de su propio chasis. De f¨®rmula 1.
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