Radwanska enreda a Muguruza y la apea de la final de la Copa de Maestras
La polaca vence por 6-7, 6-3 y 7-5 y priva a Garbi?e de la final. La hispano-venezolana conserva el n¨²mero tres gracias a la derrota de Sharapova ante Kvitova (6-3 y 7-6)
El sue?o, la hermosa obra de Garbi?e Muguruza en Singapur, termin¨®. Antes de tiempo, quiz¨¢, a tenor de las expectativas que hab¨ªan suscitado sus actuaciones previas; incompleta, a las puertas de una final hist¨®rica. Termin¨® el sue?o porque Agnieszka Radwanska, a la que ella llama La Profesora, imparti¨® una clase magistral de jugar al tenis y venci¨® por 6-7, 6-3 y 7-5, despu¨¦s de dos horas y 38 minutos de partido. Garbi?e, justa de fuerzas ya, se top¨® encima con una adversaria total, que le oblig¨® siempre a ir a remolque y que llegaba con un punto m¨¢s de frescura y un d¨ªa m¨¢s de descanso. Ser¨¢ la polaca la que luche por el trono ma?ana, frente a Petra Kvitova. La checa derrib¨® a Maria Sharapova por 6-3 y 7-6, por lo que Muguruza cierra la temporada como n¨²mero tres de la WTA.
Garbi?e y Radwanska, Radwanska y Garbi?e, sirvieron el c¨®ctel perfecto, una propuesta inmejorable. La conjunci¨®n perfecta. El mejor ataque del momento, probablemente (con el permiso de la Serena ausente), frente al basti¨®n defensivo m¨¢s s¨®lido del circuito. Algo as¨ª como aquella final futbolera que disputaron el Barcelona de Johan Cruyff y el Milan de Fabio Capello, all¨¢ por 1994. Entonces prevaleci¨® el repliegue contragolpeador de los italianos, un rodillo en la noche ateniense; ahora, de nuevo, volvi¨® a tener m¨¢s efectividad la f¨®rmula m¨¢s fr¨ªa. En cualquier caso, el intercambio estil¨ªstico depar¨® un pulso de alt¨ªsimos quilates, un toma y daca extraordinario, plagado de matices t¨¦cnicos y variables. Una delicia, vaya.
Aparentemente liviana, Radwanska es una jugadora de alt¨ªsimo calibre ten¨ªstico. Su abanico le permite salir de todo atolladero. La polaca, n¨²mero cinco del mundo y finalista en Wimbledon 2012, tiene soluciones para casi todo. Donde no llega su f¨ªsico, llegan su inteligencia y su talento, o sino su picard¨ªa o sus escorzos. Si no rompe las resistencias, induce al error. Devoluciones inveros¨ªmiles, recursos exquisitos. Con todo eso se top¨® Muguruza, una jugadora que crece y se multiplica, pero que interpreta el juego de una forma mucho m¨¢s visceral. No concibe Garbi?e el paso atr¨¢s. Sus 22 a?os, el gen latino y su fisionom¨ªa, un molde envidiable, le hacen dar un paso al frente en todo momento.
El intercambio estil¨ªstico depar¨® un pulso de alt¨ªsimos quilates, un toma y daca fabuloso, lleno de matices
La hispano-venezolana sali¨® como un torbellino. Quebr¨® el servicio de la polaca nada m¨¢s empezar, pero La Profesora, as¨ª le llama Garbi?e por lo bajini, le llam¨® al orden y replic¨® con un break primero y otro m¨¢s despu¨¦s para abrir brecha (4-1). No se desinfl¨® Muguruza, que explot¨® al m¨¢ximo el golpe que tanto vigor le est¨¢ dando en este tramo final de la temporada. Su rev¨¦s paralelo act¨²a como un lanzallamas, especialmente al resto. As¨ª, lim¨® y lim¨® hasta equilibrar el primer parcial (4-4). Garbi?e, a la carga, poderosa; y Radwanska, en una permanente instrucci¨®n t¨¦cnica, de c¨®mo se debe jugar bien a esto del tenis.
Tir¨® de todo para frenar la avalancha (23 winners de la caraque?a en la primera manga), sobre de todo de esa flexi¨®n de rodillas que le permite devolver las bolas m¨¢s planas y da?inas. Tambi¨¦n, globos muy precisos y un par de contradejadas que se llevaron las mayores ovaciones de los 8.000 asistentes. Pero en el tie-break, que fue una reproducci¨®n concentrada de todo lo que hab¨ªa ocurrido hasta entonces, Muguruza sac¨® la red de arrastre. Pese al tanteo, 4-1 adverso, no recul¨® un ¨¢pice y percuti¨® hasta adjudicarse el set y asestar un golpe an¨ªmico a Radwanska.
Otra, en su situaci¨®n, pod¨ªa haberse diluido; pero no ella, La Profe, disuasoria ¨Cjug¨® llena de vendajes, en el hombre y la pierna derecha¨C y maquiav¨¦lica, a placer en el enredo. Y, por supuesto, enred¨®. Enred¨® tanto a Garbi?e que termin¨® por envolverla en su tela de ara?a. En el segundo set, la hispano-venezolana fue perdiendo color conforme entraba al juego que lo propon¨ªa la de Cracovia, resabiada a sus 26 a?os. Muguruza qued¨® aturdida ante semejante miscel¨¢nea de reveses y cortados, de cambios de alturas e interrupciones de ritmo. Fall¨® (14 errores no forzados) al mismo nivel que atin¨® (14 ganadores) en este segundo parcial, en el que solo pudo aprovechar tres de las siete opciones de ruptura de las que dispuso.
Maquiav¨¦lica, la polaca enred¨®; enred¨® tanto a Garbi?e que termin¨® por envolverla en su tela de ara?a
Desde ese instante, Muguruza fue un poco menos fiel a s¨ª misma; primero, porque no le dej¨® la polaca, soberbia, y segundo porque vari¨® su patr¨®n de juego y entr¨® al cuerpo a cuerpo de intercambios prolongados y variados; ah¨ª, en el territorio de Radwanska, firm¨® su epitafio en el torneo. Conforme perdi¨® la verticalidad y abandon¨® la v¨ªa directa, su tenis fue a menos; creci¨® el porcentaje de puntos con primeros servicios de su rival (al final, un 71%), aumentaron los errores (54, en global) y la curva emocional del pulso vir¨® claramente a favor de la polaca. Una tendencia que se mantuvo en el tercer set, de nuevo a remolque (4-1), de nuevo remando a contracorriente para devolver el doble break e intentar remontar (4-4) con un esfuerzo extra que acus¨® en el ep¨ªlogo. Radwanska, esta vez, fue mucha Radwanska. Demasiada. Demasiado buena La Profesora.
Se termina entonces el sue?o de Garbi?e en Singapur. Sin embargo, Muguruza cierra una temporada fabulosa, la de su explosi¨®n y su incursi¨®n definitiva en la zona de cach¨¦ del tenis femenino. Finalista en Wimbledon, luego en Wuhan, con el t¨ªtulo de Pek¨ªn en el bolsillo y esta participaci¨®n final en la Copa de Maestras, ha dado un golpe sobre la mesa. Ya est¨¢ aqu¨ª, en lo alto, y ha venido para quedarse.
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