El Athletic abusa del Betis

Perdon¨® tanto el Athletic que pareci¨®, por un momento, que el Betis pod¨ªa suspirar por el empate. Fue un espejismo. El Athletic se pase¨® por el Benito Villamar¨ªn y, de paso, mostr¨® todas las carencias del equipo andaluz, que solo tuvo duende durante algunos minutos de la segunda mitad, cuando con el 1-2 roz¨® la igualada mientras el Athletic reflexionaba acerca de su incapacidad para cerrar un encuentro en el que fue totalmente superior. El Betis es un equipo menor, esencialmente por la falta de contundencia de una defensa impropia de la ¨¦lite.

Tambi¨¦n err¨® en su planteamiento Pepe Mel, que le jug¨® de t¨² a t¨² a un rival ahora a a?os luz. El golazo de Ra¨²l Garc¨ªa, cuando faltaban seis minutos, sentenci¨® un encuentro que mostr¨® las diferencias siderales que ahora mismo separan a ambos equipos. En el Athletic brillaron Be?at y Ra¨²l Garc¨ªa, dos grandes jugadores muy bien acompa?ados por Williams y Aduriz. En el Betis jug¨® a un gran nivel Ndiaye. El resto fue un desprop¨®sito, un puro desorden, mostrando una debilidad muy bien aprovechada por el Athletic. Tercera derrota consecutiva de los andaluces en casa y triunfo que rehabilita al equipo de Valverde, que busca posiciones en la tabla m¨¢s acordes a su calidad.

Diluvi¨® sobre el Benito Villamar¨ªn y diluvi¨® sobre el Betis. Hubo una raz¨®n para ello. La incontestable superioridad del Athletic, que pas¨® por encima de un triste Betis. Mel, siempre valiente, intent¨® jugarle de t¨² a t¨² al Athletic, un equipo superior, y ese intento fue vano. Resulta imposible jugarle al Athletic con tan escaso fuste, con un centro del campo tan d¨¦bil, con la defensa hecha un puro temblor. Con tantos jugadores superados por el rival, el Betis fue un juguete roto en manos del Athletic, con una l¨ªnea de ataque, Williams, Aduriz y Ra¨²l Garc¨ªa, que destroz¨® las escasas opciones de los andaluces. Be?at, soberbio, condujo sin problemas a su equipo, que pas¨® por encima de un Betis descubierto en todas sus l¨ªneas, que pudo recibir una goleada de esc¨¢ndalo al descanso. A los ocho minutos anot¨® Williams de espl¨¦ndido disparo. El Betis se empe?¨® en un juego con tintes suicidas, sin orden, de eternas conducciones sin sentido, superado una y otra vez. A los de Mel, cuyo planteamiento fue un absoluto fracaso, les faltaba oficio, colocaci¨®n y sentido t¨¢ctico.

Al borde del desastre, el Betis se salvaba porque Aduriz no estuvo fino y el juez de l¨ªnea midi¨® de forma muy justa un remate de cabeza del goleador que acab¨® dentro de la porter¨ªa. Los de Mel, descompuestos, permitieron un contragolpe fant¨¢stico del Athletic despu¨¦s de la en¨¦sima p¨¦rdida de bal¨®n de Portillo, un futbolista que no parece preparado para partidos como el del Athletic, con el list¨®n demasiado alto para sus prestaciones. Williams marc¨® de tac¨®n, casi de cachondeo. Una burla en toda regla.

Solo un vuelco espectacular del partido podr¨ªa proporcionarle al Betis algunas opciones de ¨¦xito. El Athletic insisti¨® una y otra vez, gozando de ocasiones incre¨ªbles que fall¨® Aduriz y que, tambi¨¦n, par¨® Ad¨¢n. El Betis, absolutamente desprotegido, se lanz¨® a un ataque sin control que encontr¨® premio en un penalti de Williams que anot¨® Rub¨¦n Castro. El choque entr¨® en una fase de surrealismo, donde el Betis, un horror, tuvo incluso opciones de empatar el partido sin merecerlo, m¨¢s asentado con la presencia de Digard. Para acabar con todo tipo de nervios, Aduriz emergi¨® por en¨¦sima vez sobre Bruno y Pezella, dos centrales de escaso nivel, y le dej¨® el bal¨®n a Ra¨²l Garc¨ªa, que lanz¨® un misil que zanj¨® el pleito. Una jugada que defini¨® a uno y otro equipo. Uno que juega en Europa y otro que debe buscar su definici¨®n desde la fortaleza defensiva aunque a veces presuma de jugar bonito. Sus buenos jugadores son muy veteranos y los fichajes apenas aportan. Mel debe buscar la cuadratura del c¨ªrculo. Sin intensidad no hay porvenir.