El Bar?a, ¡®non grato¡¯ en Roma por culpa de Franco
El 3 de octubre de 1975 se sorte¨® la segunda ronda de competiciones europeas. Para los nuestros result¨® as¨ª: Copa de Europa, Derby County-Real Madrid; Recopa, Atl¨¦tico de Madrid-Eintracht Francfort; Copa de la UEFA, Real Sociedad-Liverpool y Lazio-Barcelona. Esta ¨²ltima era la perla en su competici¨®n. Se trataba del Bar?a de Cruyff y Neeskens, y al Lazio hab¨ªa regresado Chinaglia, tras su estancia en el Cosmos. Pero¡
Una semana antes, el 27 de septiembre, se hab¨ªan producido los ¨²ltimos fusilamientos del franquismo: tres miembros del FRAP y dos de ETA. Aquel ¨²ltimo latigazo de una dictadura moribunda convulsion¨® la opini¨®n p¨²blica internacional. Hasta el Papa se dirigi¨® al Gobierno Espa?ol en petici¨®n de clemencia. Hubo manifestaciones en much¨ªsimas ciudades europeas, la embajada de Espa?a en Lisboa fue incendiada, 12 pa¨ªses nos retiraron sus embajadores¡ Franco llen¨® de leales la Plaza de Oriente para denunciar ¡°la conjura internacional¡±. Su voz es casi inaudible, est¨¢ definitivamente decr¨¦pito.
En ese ambiente se afrontan las eliminatorias. Las del Madrid, el Atl¨¦tico y la Real iban a desarrollarse sin problemas, pero no la del Bar?a. Roma vivi¨® manifestaciones multitudinarias y la izquierda local, muy fuerte, consider¨® inadmisible la visita del Bar?a. El partido de Roma estaba fijado para el 22 de octubre. La vuelta, para el 5 de noviembre, en Barcelona.
Paese Sera, diario de inspiraci¨®n comunista, encabez¨® la causa. Aunque para esas fechas ya hab¨ªa movimientos antifranquistas en Catalu?a, mezcla de reivindicaciones democr¨¢ticas y reclamaciones nacionalistas, el Bar?a no era percibido fuera de Espa?a como parte de eso. Ya rodaba aquello de m¨¦s que un club y asomaban senyeras en la grada, pero Paese Sera record¨® que s¨®lo a?o y medio antes, el 28 de febrero de 1974, el presidente Agust¨ªn Montal y toda su directiva hab¨ªan acudido a visitar a Franco para entregarle la Medalla de Honor de las Bodas de Platino del Club, que cumpl¨ªa los LXXV. Fueron todos los directivos salvo el vicepresidente Raimon Carrasco, cuyo padre fue fusilado en la guerra, y se retrataron, de riguroso chaqu¨¦, con Franco.
¡®Paese Sera¡¯, diario de inspiraci¨®n comunista, encabez¨® la causa contra la visita de los azulgrana al feudo del Lazio
La objeci¨®n al Bar?a llega a Espa?a como un susurro el d¨ªa 8, en forma de unas declaraciones del presidente lazial, Umberto Lenzini, que aduce ¡°motivos de seguridad¡± para plantear la inconveniencia de que sea recibido en el Ol¨ªmpico de Roma. Inmediatamente surgen voces entre la propia afici¨®n del Lazio, en la que siempre hubo una fuerte corriente ultraderechista, en favor del partido.
El asunto coge m¨¢s vuelo cuando Paese Sera publica el 9 una entrevista con el presidente de la UEFA, Artemio Franchi, italiano. En ella dice: ¡°Estoy luchando por obtener adhesiones para suspender el congreso de la UEFA que debe efectuarse en noviembre pr¨®ximo en Espa?a. He tomado contactos con responsables de distintas federaciones europeas para encontrar soluciones concretas sobre las relaciones entre el f¨²tbol europeo y el espa?ol¡±. Habla de una ¡°acci¨®n com¨²n, ponderada y bien concertada¡± para ¡°constituir un frente unido, que a¨ªsle a Espa?a en el f¨²tbol¡±.
La UEFA desmentir¨¢ estas declaraciones en nota oficial, pero Franchi no se dirigi¨® al rotativo italiano para exigir rectificaci¨®n. Mientras, los empleados del CONI, que son los encargados de la custodia y manejo del Ol¨ªmpico de Roma, anuncian huelga o hasta sabotaje si se pretende celebrar el partido.
Lenzini est¨¢ entre la espada y la pared. Es constructor y sus propios trabajadores amenazan con sabotearle las obras. Por otra parte, teme una dura sanci¨®n. El Lazio hab¨ªa estado fuera de Europa la temporada anterior por incidentes de su afici¨®n contra el Ipswich Town. Una retirada ahora, am¨¦n de dejarle sin el taquillazo de la visita de Cruyff, le podr¨ªa provocar una larga descalificaci¨®n, am¨¦n de tener que indemnizar al Bar?a por la taquilla de vuelta. No le ayuda nada que el Ministerio del Interior italiano comunique al de Asuntos Exteriores espa?ol que est¨¢ en condiciones de garantizar la seguridad. Ni que su entrenador, Giulio Corsini, y el capit¨¢n, Wilson, se declaran dispuestos a jugar. Lenzini argumenta que el Bar?a podr¨ªa sentirse coaccionado y que eso falsear¨ªa el resultado. La poderosa prensa milanesa le acusa de mezclar f¨²tbol y pol¨ªtica. En la prensa espa?ola se sigue el asunto al d¨ªa.
En esas, Franco es ingresado el 15 de octubre en La Paz a consecuencia de una nueva crisis de su salud, que ya ser¨¢ definitiva.
Franchi trata de salir de su atolladero y emite una nota, prodigio de lenguaje evasivo: ¡°Respecto a situaciones contingentes, est¨¢ claro que las decisiones de la UEFA pueden existir y se pueden obtener s¨®lo en presencia de situaciones que interesan a muchos pa¨ªses componentes de la uni¨®n. En esta circunstancia, la UEFA sigue y examina siempre con mucha atenci¨®n cuanto se deriva de la cr¨®nica cotidiana¡±. Toma ya.
El Barcelona act¨²a con prudencia, aconsejado por Tom¨¢s Pelayo Ros, Delegado Nacional de Deportes. Rechaza la sugerencia de jugar en campo neutral. Obra como si se fuera a jugar en Roma y reserva el vuelo pertinente y alojamiento en una instituci¨®n p¨ªa de la V¨ªa Augusta, muy utilizada por peregrinos al Vaticano.
El Lazio renuncia a la ida
Lenzini va y viene a Z¨²rich, desesperado. Al final alcanza un compromiso con Franchi. No habr¨¢ partido de ida, que se le da por ganado al Bar?a por 0-3, y s¨ª de vuelta, en el Camp Nou. As¨ª evita suspensi¨®n, multa e indemnizaci¨®n al Bar?a, que tendr¨¢ su taquilla. La noticia se anuncia a las 21:50 del s¨¢bado 19, cuatro d¨ªas antes de la fecha fijada para el partido. El Bar?a no viaja.
El Lazio s¨ª vendr¨¢ a Espa?a para el partido de vuelta, fijado para el 5 de noviembre. Llega el 4 por la tarde, entre cierto desinter¨¦s. Franco agoniza, toda la atenci¨®n est¨¢ en eso. Adem¨¢s, la eliminatoria est¨¢ resuelta. Hay media entrada en el Camp Nou, ocho millones de taquilla. En los proleg¨®menos, Cruyff recibe el Bal¨®n de Oro de 1974, que todav¨ªa no le hab¨ªa sido entregado. El Bar?a ganar¨¢ 4-0, goles de Sotil, Cruyff, Neeskens y Fortes. Todo el engorroso affaire se olvida pronto.
Franco morir¨¢ dos semanas despu¨¦s, la noche del 19 al 20.
En Espa?a no hubo ya m¨¢s penas de muerte. La Constituci¨®n de 1978 la aboli¨®. Qued¨® una excepci¨®n ¡°para lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra¡±, pero desapareci¨® con una Ley Org¨¢nica en noviembre de 1995.
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