Araquistain le para el penalti a Mateos
En verano de 1962 terminaba la novena temporada de Di St¨¦fano en el Madrid y hab¨ªa ganado cinco Copas de Europa y seis Ligas, pero no la Copa. Los dos a?os anteriores hab¨ªa perdido sendas finales ante el Atl¨¦tico de Madrid. Antes hab¨ªa perdido la de 1958, ante el Athletic de Bilbao. Y las tres, en el Bernab¨¦u.
Ahora, de nuevo en el Bernab¨¦u, el rival era el Sevilla. La final llegaba tarde, el 8 de julio, despu¨¦s de una temporada larga, la m¨¢s larga de todas. El Madrid hab¨ªa ganado la Liga, en la que el Sevilla fue sexto. Hab¨ªa llegado a la final de la Copa de Europa, que perdi¨® con el Benfica, en noche de estallido de Eusebio. Despu¨¦s, siete de sus jugadores fueron convocados para el Mundial de Chile, que sali¨® mal: Espa?a cay¨® en la fase de grupos. Di St¨¦fano viaj¨® con una contractura en la espalda y no lleg¨® a jugar. Los otros seis (Araquistain, Santamar¨ªa, Pach¨ªn, Del Sol, Puskas y Gento), s¨ª jugaron. Al regreso del Mundial, hab¨ªa que completar la Copa. Quedaban colgadas las semifinales, en las que el Madrid elimin¨® al Zaragoza y el Sevilla, al Valencia.
Se jug¨® en d¨ªa extra?o. el 8 de julio, despu¨¦s del Mundial de Chile
En principio, tan metida en el verano y despu¨¦s del fracaso del Mundial, parec¨ªa que la final tendr¨ªa poco ambiente, pero la afici¨®n sevillista se inflam¨®. El Sevilla ten¨ªa un buen equipo, dirigido por Antonio Barrios y con jugadores grandes: Campanal, Ruiz Sosa, Ach¨²carro, Ag¨¹ero, Di¨¦guez¡ y el ex madridista Mateos, que hab¨ªa participado junto a Di St¨¦fano y compa?¨ªa en la gran epopeya europea. Ya veterano, hab¨ªa pasado al Sevilla. Ven¨ªa de una temporada espl¨¦ndida: 14 goles en Liga, 12 en Copa. El Sevilla, adem¨¢s, ha ganado ese a?o la final de juveniles, nada menos que al Athletic de Bilbao. Varios de esos campeones har¨ªan carrera: Rodri, Gallego, Ja¨¦n, Bancalero¡
La Federaci¨®n vendi¨® 20.000 entradas en Sevilla. Se abarrotaron los trenes, se agotaron los autobuses, fueron contratados m¨¢s de la mitad de los taxis de la ciudad. Cuando se supo que el partido iba a ser televisado volaron todas las existencias de televisores de la ciudad. La empresa de La Maestranza aplaz¨® la novillada prevista para ese d¨ªa.
En Madrid el ambiente era m¨¢s fr¨ªo. Aunque hab¨ªa ganado la Liga, el Madrid hab¨ªa sufrido la desilusi¨®n de perder la final europea despu¨¦s de ir delante 2-0 y 3-2 para acabar 3-5. El gran equipo estaba envejeciendo. Santamar¨ªa, Di St¨¦fano y Puskas iban hacia los 36 a?os. Adem¨¢s, estaba el fiasco del Mundial, con tantos madridistas. M¨¢s el recuerdo de las dos ¨²ltimas finales, perdidas ante el Atl¨¦tico.
El Sevilla se hospeda en el Nueva Monta?a, de El Plant¨ªo. El Madrid, en el Arcipreste de Hita, en Navacerrada. El viernes 6, mientras Bahamontes gana la etapa del Tour, se sortea la primera eliminatoria europea de la 62-63. Al Madrid le toca el Anderlecht en la Copa de Europa. Al Sevilla, el Glasgow Rangers en la Recopa, que tiene asegurada gane o pierda. Las relaciones entre ambos clubes son tan buenas que el Sevilla ha cedido su representaci¨®n en el sorteo a Saporta.
En Sevilla se vendieron 20.000 entradas y se agotaron las televisiones
Arbitrar¨¢ Casti?eiras, gallego, que se retira. El partido es a las 20:30. Se percibe que hay m¨¢s sevillistas que madridistas, o suenan m¨¢s. Las palmas por sevillanas inundan el estadio. Muchos madrile?os no las han o¨ªdo hasta ese d¨ªa. Salen los equipos. El Madrid de blanco, el Sevilla con camiseta roja y pantal¨®n azul:
Real Madrid: Araquistain; Marquitos, Santamar¨ªa, Miera; Isidro, Pach¨ªn; Tejada, Del Sol, Di St¨¦fano, Puskas y Gento.
Sevilla: Mut; Juan Manuel, Campanal, Luque; Ruiz Sosa, Ach¨²carro; Mateos, Moya, Areta, Di¨¦guez y Ag¨¹ero.
Forman. Suena el himno, entra Franco en el palco. Y a jugar.
El Madrid empieza bien, pero eso dura diez minutos, hasta un remate de Tejada que para Mut. Pronto coge el hilo el Sevilla, con Ruiz Sosa al frente de la maniobra. El interior Moya baja para secar a Puskas. (Moya ser¨¢ un jugador de carrera fugaz, una enfermedad de ri?¨®n le apartar¨¢ del f¨²tbol y pasar¨¢ a ser uno de los famosos 'Romeros de la Puebla'). Ach¨²carro, que vigila a Di St¨¦fano, empuja y sube. Ag¨¹ero y Di¨¦guez juegan muy bien. No tanto Mateos. Se siente extra?o, es madrile?o, madridista hasta la m¨¦dula y adorador de Di St¨¦fano. Su padre, un panadero del barrio de Embajadores, le hab¨ªa encomendado a Di St¨¦fano que cuidara del chico, al que ten¨ªa por algo tarambana. Y Di St¨¦fano lo hab¨ªa hecho, as¨ª que Mateos le ten¨ªa por un hermano mayor¡
A todo esto, a las 20:45, Sevilla se queda sin televisi¨®n. Cada cual cree que ha fallado su aparato, la gente baja a los bares, pero ah¨ª se comprueba que se trata de un corte en el repetidor de Guadalcanal¡ La final se seguir¨¢ ya en los bares, por radio.
El Sevilla aprieta, las palmas por sevillanas echan humo, pero Araquistain para mucho. Se llega al descanso sin goles. En el minuto 47, Di¨¦guez coloca desde fuera del ¨¢rea un bal¨®n imparable. El Sevilla, en lugar de ir a por el segundo, retrocede, le da aire al Madrid. Pero el Madrid no puede. Di St¨¦fano intenta estar en todo y no llega, Isidro es mal armador, s¨®lo aportan algo Del Sol y Gento. Este alterna escapadas con descuidos que dejan a Juan Manuel irse solo y crear contraataques peligrosos.
El partido se endurece. Casti?eira naufraga. Mateos recibe una entrada, se revuelve enfadado y entra por detr¨¢s con mala uva al primer madridista que encuentra.
¡ª?Perdona, Alfredo! ?No sab¨ªa que eras t¨²!
¡ª?Qu¨¦ hac¨¦s, Enriquito! ?Se lo voy a decir a tu padre!
¡ª?No! ?A mi padre no se lo digas!
En el 76', Gento se escapa y Juan Manuel le derriba en el ¨¢rea. Penalti. Puskas clava el bal¨®n entre la red y el hierro, donde queda empotrado. El Sevilla vuelve a atacar y acobarda al Madrid. En el 80', Pach¨ªn derriba a Ag¨¹ero en el ¨¢rea. Nuevo penalti. Lo lanza Mateos entre un silencio sepulcral. Escoge el lado derecho, a media altura. Araquistain adivina, vuela ?y lo para! Desilusi¨®n sevillista. Y ya en el 90', al borde de la pr¨®rroga, Gento centra, Tejada devuelve de cabeza y Puskas aparece entre Moya y Mut para meter el pie. Casi no ha tocado m¨¢s que dos balones y ha hecho dos goles.
Fin. Gento sube por la Copa. Los sevillistas no lo pueden creer. Di St¨¦fano ya tiene la Copa, pero fue uno de sus peores partidos. Y Mateos llora, avergonzado, en el vestuario.
?Ha fallado el penalti y le ha dado una patada a Di St¨¦fano!
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