Al Madrid le invade la pena
(Antes de nada, perd¨®n. En este art¨ªculo se va a hablar del Real Madrid).
Vive tiempos de tristeza el madridismo. Hasta ahora la desaz¨®n no hab¨ªa visto la luz porque los resultados avalaban el discurso de su t¨¦cnico, Rafa Ben¨ªtez, que todo lo fiaba a una especie de palabra m¨¢gica: equilibrio. El equipo no jugaba a nada, pero lo ganaba todo. O casi. Gracias al equilibrio, manten¨ªa el entrenador. Gracias a Keylor Navas, manten¨ªa el resto de la humanidad. El costarricense era ese portero de quita y pon, moneda de cambio que iba a ser para la llegada de De Gea, que no lleg¨®, y que entre l¨¢grimas y rezos se invent¨® un pu?ado de paradas inveros¨ªmiles, y logr¨®, as¨ª, que el equipo sacara adelante partidos que eran un sinvivir para un Madrid que en nombre del equilibrio mostraba la imaginaci¨®n de un ladrillo.
Pero lleg¨® la visita del PSG al Bernab¨¦u en la Champions. Y aquel partido lo cambi¨® todo. El Madrid gan¨®, como siempre, con un gol de Nacho, como nunca, pero el p¨²blico no soport¨® el bodrio ejecutado por el equipo, que estuvo a merced de su rival, con Di Mar¨ªa haciendo diabluras para desesperaci¨®n de los inquilinos habituales del palco y consejeros varios. Y la grada del Bernab¨¦u decidi¨® mostrar su desacuerdo con aquel tru?o tan equilibrado. Preguntado Ben¨ªtez por los pitos de la afici¨®n, respondi¨® impasible: ¡°Hemos ganado y estamos en octavos de final¡±. El resultadismo llevado a su m¨¢xima expresi¨®n. Y claro, cuando el resultadismo, que todo lo justifica, no va acompa?ado de f¨²tbol puede ocurrir que llegue un equipo, por ejemplo el Sevilla, y te pinte la cara. El equilibrio dinamitado, la imbatibilidad hecha trizas y Ben¨ªtez, el invicto, cuestionado ya no solo por los medios de comunicaci¨®n, que se inventan tantos conflictos inexistentes, sino por los propios jugadores.
Ancelotti no se toca
As¨ª opina buena parte de la plantilla, que no consiente que Ben¨ªtez ponga en cuesti¨®n la labor de su antecesor. En el nuevo Madrid, am¨¦n del equilibrio, iba a volver el buen gobierno del vestuario, la preparaci¨®n f¨ªsica cuasi militar, la seriedad. Se acabar¨ªan por tanto los tiempos de holganza y la ganduler¨ªa que tanta lesi¨®n provocaba. Curiosamente, en tres meses el Madrid ha sufrido 13 lesiones musculares, pero ya no est¨¢ Ancelotti para asumir las culpas con la ceja en alto. Y ello por no hablar de que el jefe m¨¦dico tenga vetada la entrada al vestuario porque los jugadores no le quieren ni ver.
As¨ª vive el Madrid a seis d¨ªas de que el Bar?a visite el Bernab¨¦u. Con la plantilla alejada del t¨¦cnico y golpeada por el caso Benzema, uno de los tipos m¨¢s queridos en el equipo. Con Cristiano de bolos con su documental bajo el brazo y posando junto a su amigo Carletto. Conflictos inventados, ser¨¢n. Qui¨¦n iba a decir que ese partido del s¨¢bado se va a convertir en una final, con la amenaza de una derrota que dejar¨ªa al Bar?a con seis puntos de ventaja. ?Y entonces? Habr¨¢ quien insista en que la soluci¨®n sigue estando en el equilibrio. Pero ya los hay que piensan que la verdadera soluci¨®n es ese chico que luce calva, media sonrisa y traje en cientos de paradas de autob¨²s, de nombre Zinedine.
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