James y el contubernio que no cesa
Fue cazado James Rodr¨ªguez a 200 kil¨®metros por hora al volante de uno de esos coches de alta gama que las marcas regalan a los futbolistas de ¨¦lite, por su condici¨®n de sacrificados trabajadores, qu¨¦ duda cabe, y la excusa empleada por el joven colombiano result¨® cuanto menos rocambolesca: pens¨® que iba a ser v¨ªctima de un secuestro, algo habitual, seg¨²n dijo, en su pa¨ªs de origen. El asunto qued¨® en manos del juez, hombre probo y sabedor de que desde que se inventaron las excusas se acabaron los errores. Rafa Ben¨ªtez, t¨¦cnico del Madrid y, por ende, del muchacho, se refiri¨® as¨ª al incidente: ¡°James nos ha explicado sus motivos, es un chico bueno y serio¡±. Muy serio, cierto. Sobre todo cuando su entrenador le sustituye en los partidos, en los que juega, y ¨¦l se va al banquillo a c¨¢mara lenta, quiz¨¢ porque no tiene acelerador que pisar, jurando en arameo y perdonando la vida a la humanidad con un enfado monumental, aunque sin explicar qu¨¦ derecho le asiste a ¨¦l y no a otro compa?ero a jugar. James fue perseguido al volante como perseguido es el Madrid, seg¨²n las teor¨ªas que manejan altos representantes del club. La duda, por tanto, surge inocente: ?participan las fuerzas de seguridad del Estado en la campa?a de desprestigio contra el Real Madrid?
La primera referencia a la conspiraci¨®n que no cesa la escuchamos en el mes de marzo del a?o reci¨¦n terminado. ¡°Hay muchos medios de comunicaci¨®n que son del Madrid, pero no todos¡±, asegur¨® Florentino P¨¦rez en la rueda de prensa en la que ratific¨® a Carlo Ancelotti en el banquillo del equipo, ratificaci¨®n breve, suave, ratificacioncilla ser¨ªa mejor decir, pues dur¨® apenas dos meses. En esa misma comparecencia p¨²blica, el presidente madridista lament¨® que parte de la prensa tuviera la pretensi¨®n de ¡°desestabilizar al club¡±.
Pero aquello fue solo un aperitivo. El pasado noviembre, tras caer el equipo aplastado por el Bar?a (0-4), Florentino P¨¦rez denunci¨® una campa?a medi¨¢tica contra su persona y, por consiguiente, contra el Madrid, am¨¦n de mostrar su respaldo (ya veremos si respaldillo) a Ben¨ªtez y culpar a los Ultras Sur de la barah¨²nda de gritos y pa?uelos que se oyen y se ven en direcci¨®n al palco. Hace unos d¨ªas, Ben¨ªtez, empleado fiel y devoto de sus mayores, como acostumbra a serlo todo trabajador por cuenta ajena, se apunt¨® sin verg¨¹enza alguna a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n: ¡°Est¨¢ claro que hay una campa?a contra Florentino P¨¦rez, el Madrid y su entrenador¡±. Cinco veces lo repiti¨®. ¡°Y lo hizo sin re¨ªrse¡±, matizaba con acierto en estas mismas p¨¢ginas John Carlin.
As¨ª las cosas, ya est¨¢n tardando las fuerzas de orden p¨²blico, siempre que no formen parte de tan ru¨ªn contubernio, en buscar a los que provocaron la destituci¨®n de Ancelotti con la opini¨®n en contra de la inmensa mayor¨ªa del madridismo, y con unos resultados que no se recordaban en el club. Y que busquen al periodista que manipul¨® el fax del Bernab¨¦u y por cuya aver¨ªa el club no pudo fichar a De Gea. Y qu¨¦ decir de aquel redactor que, llevado de la m¨¢s atroz inquina, no avis¨® al entrenador de que el jugador Cheryshev no pod¨ªa actuar en el partido de Copa en C¨¢diz. O el que meti¨® a Benzema en un s¨®rdido caso de chantaje. O quienes en d¨ªas de partidos se camuflan entre la multitud para recibir a Ben¨ªtez con un chaparr¨®n de silbidos. O esos que empujan a un chico ¡°bueno y serio¡± a ir a 200 por hora. O los que obligan a un ¨¢rbitro a equivocarse a favor del equipo un mi¨¦rcoles y en contra un domingo. Que busquen de radio en radio y de peri¨®dico en peri¨®dico, que por ah¨ª los encontrar¨¢n confabulando.
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