Largo para el Mirand¨¦s, corto para el Deportivo

Estuvo en un apuro el Deportivo, lo arregl¨® y hasta casi pudo resolver una eliminatoria que, como hab¨ªa pronosticado su entrenador en la v¨ªspera, se acabar¨¢ de sustanciar en Riazor. Todo en un partido que muestra hasta que punto noventa minutos pueden ser un vaiv¨¦n en el que nada acaba como empieza porque el Mirand¨¦s comenz¨® pujante y termin¨® contra las cuerdas para dar por bueno un empate que durante hora y cuarto no hubiese firmado; el Deportivo culmin¨® desatado y poderoso, con la sensaci¨®n de que la tarde acab¨® demasiado pronto.

Quer¨ªa m¨¢s mambo el equipo gallego cuando el ¨¢rbitro decret¨® que el baile hab¨ªa finalizado. Entonces, en ese ep¨ªlogo, recapitul¨® y en la relaci¨®n de acontecimientos sucedidos encontr¨® un gol a favor y tres intentos m¨¢s que se fueron al larguero. Tampoco mereci¨® tanto como se podr¨ªa deducir de la estad¨ªstica porque comenz¨® espeso y se activ¨® no solo en la medida que el resultado en contra le exigi¨® sino en la que se desplom¨® el rival, que solo hab¨ªa introducido cuatro cambios en el once con el que gan¨® el pasado fin de semana en C¨®rdoba. En el Deportivo ¨²nicamente repiti¨® Mosquera respecto al pasado domingo y, con la mirada en el reto del s¨¢bado pr¨®ximo en el Bernab¨¦u, no cumpli¨® ni una hora de partido sobre el c¨¦sped.

Fue precisamente el tapiz de Anduva el que condicion¨® el partido y su exigencia. Vaci¨® al cansado Mirand¨¦s una escena acu¨ªfera en la que el agua brota desde el cielo y desde la tierra, ese continuo recurrir a un f¨²tbol f¨ªsico de pelea a¨¦rea y esfuerzo para llegar a la segunda jugada. Ah¨ª Carlos Terrazas, el t¨¦cnico local, es un maestro, indomable desde la banda siempre a voz en grito marcando los tiempos de sus futbolistas, ayer revestido por una cl¨¢sica gabardina que le daba un aire entre inspector Gadget y agente secreto. Pero el Mirand¨¦s es honesto como pocos en su f¨²tbol y el esfuerzo con el que lo encara. Hasta sus dorsales y tipograf¨ªas, la misma de la Premier, en sus casacas remite a un imaginario que evoca las Islas a orillas del Ebro. En esa nobleza logr¨® encarar el partido y llevarlo a su terreno con un par de llegadas fren¨¦ticas por los flancos y un gol tras segunda acci¨®n en un c¨®rner, otro cl¨¢sico, en una acci¨®n que desnort¨® a la zaga blanquiazul y habilit¨® en el segundo palo al filo del fuera de juego al central ?lex Ortiz.

Para entonces, y ya iba casi media hora, el Deportivo estaba tratando de descifrar el partido. Lo hizo desde el minuto uno Oriol Riera, tan irreprochable en su actuaci¨®n como desafortunado cara al gol. Dos veces remat¨® al larguero, pero en su firma quedaron un sin fin de balones bajados y habilitados, una referencia para que sus compa?eros pudiesen jugar m¨¢s c¨®modos. A partir de ¨¦l se arm¨® el Deportivo, que fue a m¨¢s cuando nada m¨¢s volver del descanso evidenci¨® que iba a rodear a su delantero de m¨¢s hombres. Y que iban a estar m¨¢s cerca para no abocar a los hombres m¨¢s adelantados a una conducci¨®n entre zagueros para poder finalizar las acciones.

El Mirand¨¦s se qued¨® entonces sin salida a pesar de que Terrazas maniobr¨® desde el banquillo para encontrar espr¨ªnteres como Lago Junior o N¨¦stor. La profundidad la hall¨® el Deportivo en cuanto Luisinho baj¨® unos metros para operar como lateral y el empate lo encontr¨® en una acci¨®n a bal¨®n parado, otro c¨®rner en el que la pelota por una vez alz¨® el vuelo para que Lopo se elevase entre todos, quiz¨¢s m¨¢s libre de marca de lo que hubiese deseado el f¨¦rreo Terrazas. Con la igualada oli¨® la sangre el Deportivo, pero el Mirand¨¦s se puso las tiritas precisas para llegar entero a Riazor el pr¨®ximo martes.