La Real asedia al Deportivo
El equipo guipuzcoano multiplica sus ocasiones de gol, pero no pasa del empate
La justicia o la injusticia en el f¨²tbol se mide con distintas balanzas. Si se mide por oportunidades de gol, el resultado fue una sentencia injusta contra la Real Sociedad, recurrible ante cualquier tribunal superior: no es f¨¢cil construir 10 ocasiones que no llegaron a la red por la magn¨ªfica actuaci¨®n del portero Germ¨¢n Lux (cinco de eso que se llamaban paradones), por los largueros que se sostienen sobre los postes (dos veces) o por el infortunio de los jugadores (tres). 10 ocasiones realistas por tres del Deportivo, todas ellas resueltas con agilidad por Ger¨®nimo Rulli. Y sin embargo, los goles llegaron por accidentes.
El del Deportivo por una sucesi¨®n de errores de los defensores de la Real, que anudaron tres pases consecutivos horrorosos hacia su porter¨ªa hasta que el bal¨®n cay¨® a los pies de Luis Alberto, que no esperaba regalo alguno. El accidente del Deportivo lleg¨® cuando V¨ªctor S¨¢nchez decidi¨® retirar a Luisinho e incluir a Jon¨¢s Guti¨¦rrez. Un minuto despu¨¦s, el argentino, a sus 32 a?os, con m¨¢s conchas que un gal¨¢pago, cometi¨® un penalti absurdo sobre Xabi Prieto en un bal¨®n perdido. El derribado lo transform¨® con su habitual sutileza.
R. SOCIEDAD, 1 - DEPORTIVO, 1
Real Sociedad: Rulli; Carlos Mart¨ªnez, Elustondo, ??igo Mart¨ªnez, Yuri (H¨¦ctor, m. 71); Bergara, Rub¨¦n Pardo (Illarramendi, m. 63); Vela, Xabi Prieto (Oyarzabal, m. 87), Bruma; y Jonathas. No utilizados: Olazabal, Mikel Gonz¨¢lez, Zaldua y De la Bella.
Deportivo: Lux; Laure, Lopo, Sidnei, Fernando Navarro; Juanfran, Berganti?os, Mosquera, Luisinho (Jon¨¢s, m. 72), Luis Alberto (Fay?al, m. 82) y Lucas P¨¦rez. No utilizados: Manu Fern¨¢ndez, Manuel Pablo, Cani, Jonathan y Rober.
Goles: 0-1. M. 13. Luis Alberto. 1-1. M. 74. Xabi Prieto, de penalti
?rbitro: Mart¨ªnez Munuera. Amonest¨® a Jonathas, Lopo, Mosquera y Jon¨¢s.
16.783 espectadores en Anoeta.
Si la justicia se mide por el orden, el Deportivo podr¨¢ alegar su f¨¦rrea organizaci¨®n, algo muy valorado en el f¨²tbol moderno, aunque eso le supusiera verse agobiado, encerrado, acogotado. Con las l¨ªneas muy juntas crey¨® que pod¨ªa frenar las acometidas de la Real, propulsada por el juego genial de Bruma y Carlos Vela desde los costados. Parece poco argumento para defender la justicia o la injusticia de un empate que no satisfizo a nadie.
Si se apela al juego, la Real puede sentirse agraviada por los designios del bal¨®n. La Real fue intensa, constante e imaginativa. Le sosten¨ªa defensivamente Markel Bergara frenando las salidas del Deportivo, y le animaba la movilidad fren¨¦tica de Bruma y Vela, el primero con su zigzagueo habitual, el segundo con sus diagonales envenenadas. Cada centro de cualquiera de ellos era una ocasi¨®n de gol. Solo Germ¨¢n Lux parec¨ªa capaz de evitar aquella tormenta Tres veces acab¨® el bal¨®n en sus redes, pero ninguna fue valida, por sendos fueras de juego; una de ellas, de Jonathas, era perfectamente legal.
Pudo el Deportivo matar el partido con una volea espectacular de Luis Alberto que Rulli, envidioso por la actuaci¨®n de su compatriota, desvi¨® por encima del larguero. Y entonces lleg¨® la tormenta. La Real encerr¨® al rival someti¨¦ndole a un bombardeo constante. Ol¨ªa a gol en Anoeta y en todo San Sebasti¨¢n. Y sin embargo, tuvo que ser una acci¨®n infantil del veterano Jon¨¢s la que lo propiciase con su insulso penalti. No fue un agarr¨®n exagerado, pero hubo agarr¨®n. El cuarto de hora final fue un martirio para el conjunto gallego. Podr¨ªa decir que Lux sufri¨® un asedio en toda regla. Los centros de la Real encontrraban a dos o tres jugadores delante del argentino. Prieto se contuvo delante de Lux y malgast¨® una ocasi¨®n fant¨¢stica, Jonathas cabece¨® al larguero, Oyarzabal lanz¨® un zurdazo que hizo temblar otra vez el castigado madero. Hasta el ¨²ltimo segundo busc¨® la Real el gol con una jugada incre¨ªble: un centro maravilloso de Carlos Mart¨ªnez dej¨® solos a Vela y Bergara a un metro de Lux. Se estorbaron y el cabezazo del mexicano se march¨® fuera.
Est¨¢ claro que la justicia o la injusticia solo est¨¢ en manos del marcador y este no admite recursos de apelaci¨®n. Es inamovible.
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