El Tr¨®pico
Uno de los mejores t¨ªtulos de obituario lo escribi¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n cuando muri¨® Terenci Moix: ¡°Ni siquiera se llamaba Terenci¡±. Est¨¢ en la hemeroteca digital de este diario. L¨¦anlo pero no se les ocurra pinchar en el nombre del autor: podr¨ªan perder el d¨ªa entero. En esa nota MVM recuerda que Terenci Moix, entubado, pidi¨® un cigarro (la vida es tremenda, pero morir tambi¨¦n tiene que ser la hostia). ¡°Dadme un ducados¡±, dijo. En su caso el cigarro no le ayud¨® a salir de all¨ª: m¨¢s bien muri¨®. En Vigo hubo otro enfermo terminal, Pepe Valeiras, al que el cigarro que le pas¨® a escondidas su hija lo traslad¨® directamente al Tr¨®pico.Lo dijo y lo mantuvo, y muri¨® all¨ª mismo, bajo las palmeras y frente a un mar transparente en un cuartucho del Hospital Xeral.
El Madrid lo ten¨ªa todo esta temporada, incluso la evocaci¨®n Capote de las urgencias carnales: s¨®lo le faltaba ese dejarse morir tan teatral que tiene, con avisos de demolici¨®n, para pedir su cigarro postrero. Ha hecho con el a?o lo que suele hacer con los partidos: desaparecer como una diva y regresar, de momento con ¨¦xito de taquilla y cr¨ªtica. Es un desprop¨®sito, pero hay que vivir con esto. El club ha encontrado un valle en el calendario, una sesi¨®n de tarde para que Zidane haga su pretemporada de entrenador. El franc¨¦s se ha subido en marcha a un autob¨²s que no puede bajar de 70 a riesgo de que explote; al menos le han encontrado a mitad de temporada una recta.
La primera consecuencia es que el Madrid no se parte, y si lo hace lo disimula. La era Ben¨ªtez termin¨® con im¨¢genes pavorosas en las que cuatro delanteros observaban el ataque rival con tanta desidia que estaban, ellos mismos, en fuera de juego. Aquello dec¨ªa m¨¢s de los jugadores que del entrenador. Zidane, de momento, ha incrustado una emoci¨®n, que era lo que necesitaba el Madrid: que el p¨²blico no ronronee, que la BBC marque muchos goles y que vuelvan a lesionarse un par de jugadores por partido.
Una vez devuelta la alegr¨ªa, tan barata en el f¨²tbol como la tristeza, se sigue insistiendo en el car¨¢cter m¨ªstico del franc¨¦s y la influencia que tiene en el vestuario: a¨²n se nos va a olvidar que es entrenador. Dijo ayer Cristiano que las cosas salen bien porque hay m¨¢s empat¨ªa (ante la visi¨®n de un presupuesto de 580 millones pendiente de que haya buen rollo, CR matiz¨®: ¡°Independientemente de la empat¨ªa que tengamos con unos y otros, somos profesionales y hacemos nuestro trabajo¡±). Viendo los dos ¨²ltimos partidos, m¨¢s que irse un entrenador parece que se haya abierto una jaula.
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