Djokovic, hexacampe¨®n en Australia
El n¨²mero uno doblega a Murray en la final de Melbourne (6-1, 7-5 y 7-6, despu¨¦s de dos horas y 53 minutos) e iguala la cifra de Grand Slams (11) de los legendarios Bjorn Borg y Rod Laver
Sin devaneos, ni eufemismos. Parafraseando la frase futbolera de Gary Lineker, delantero ingl¨¦s de finales de los ochenta e inicios de los noventa, se podr¨ªa decir que hoy d¨ªa, el tenis es un juego muy simple en el que dos jugadores pelotean de un lado a otro y en el que (casi) siempre gana Novak Djokovic. Lo volvi¨® a hacer el serbio, esta vez en dos horas y 53 minutos: 6-1, 7-5 y 7-6 a Andy Murray en la final del Abierto de Australia. Es decir, sexta corona para Nole en Melbourne (la misma cifra que Roy Emerson), primer gran t¨ªtulo del a?o, 11? de su carrera; los mismos que Rod Laver y Bjorn Borg. Es decir, la vida sigue igual.
Nole suma 61 t¨ªtulos; 94 triunfos en sus ¨²ltimos 100 partidos; 182 semanas como n¨²mero uno; 10 grandes de los ¨²ltimos 21
Puede cambiar circunstancialmente la forma (m¨¢s o menos brillo, mayor o menor duraci¨®n, qui¨¦n est¨¦ al otro lado...), pero el fondo (el ¨¦xito) es esencialmente el mismo aqu¨ª o all¨¢, en Londres, Nueva York o Melbourne, en Shangh¨¢i, Doha o Miami (no en Roland Garros; a¨²n...). Poco importa. Puede cambiar el marco, la superficie o la indumentaria, el punto de resistencia que ofrezca el adversario o el registro propio (m¨¢s o menos defensivo), pero el contenido es b¨¢sicamente el de siempre. Con el serbio, el tenis masculino se est¨¢ convirtiendo en un kilom¨¦trico soliloquio, en un mon¨®logo sin fin.
Y es que el verdadero objetivo de Nole trasciende los triunfos puntuales, el corto o medio plazo; ¨¦l va m¨¢s all¨¢. Su obra es superior. Ahora ha dado caza a Laver y Borg, divisa a Emerson (12) y olfatea a Pete Sampras y Rafael Nadal (14), pero en su mente (aunque no lo diga abiertamente) est¨¢ grabado a fuego otro nombre, otra meta: Roger Federer, los 17 majors del suizo. Djokovic quiere ser el m¨¢s grande de todos los tiempos, y a tenor de lo visto durante el ¨²ltimo a?o ¨¦l mismo puede ser su mayor enemigo o llegar a perturbarse. La mente.
Resulta dif¨ªcil pensar que alguien pueda interrumpir su peregrinaje hacia el Olimpo, al margen de un tropiezo espor¨¢dico que pueda tener. Federer no encuentra manera, Nadal est¨¢ a otra cosa y tampoco parece probable que Murray pueda discutirle. Menos tras esta ¨²ltima derrota, la quinta que sufre en una final de Melbourne, la cuarta contra Djokovic en las ant¨ªpodas. El brit¨¢nico es un magn¨ªfico tenista, pero entre los dos hay un gran trecho. Est¨¢n los datos (22-9 en el cruce global y 8-6 en finales), pero tambi¨¦n los intangibles.
La concentraci¨®n y la mentalidad, sin ir m¨¢s lejos. En esta ocasi¨®n, Djokovic jug¨® bien, muy bien; arranc¨® a modo de torbellino, como dos d¨ªas antes contra Federer; resolvi¨® el primer set en media hora (breaks al segundo y cuarto juego), aunque se le atragant¨® un poco m¨¢s el segundo (80 minutos) y se dilat¨® en el tercero (63). Nole mantuvo su discurso, pero al otro lado se top¨® con un rival desmoralizado. Es cierto que el n¨²mero uno conduce a cualquiera a la desesperaci¨®n, que rompe piernas y quiebra mentes con sus cambios de ritmo, con su juego total, pero la resistencia del brit¨¢nico nunca lleg¨® a ponerle realmente en apuros. Fue un d¨ªa de confort para el rey.
El brit¨¢nico (65 errores no forzados) nunca lleg¨® a ponerle realmente en apuros. Fue un d¨ªa de confort para el rey.
Murray lleg¨® con una carga extra (1h,40m m¨¢s en pista) de las semifinales y 24 horas menos de descanso. Lo acus¨®. Pese a que en las dos ¨²ltimas mangas se agarr¨® al pulso, nunca termin¨® de creer en s¨ª mismo. O no pudo, porque no le dejaron, claro. Cerr¨® el escoc¨¦s el duelo con 65 errores no forzados y un ¨ªnfimo porcentaje de puntos retenidos con su segundo saque (35%, 14/40), pero el desenlace no se puede atribuir a un fallo en un apartado concreto. No.
Djokovic es Djokovic, y punto. Se puede teorizar, analizar y debatir largamente sobre el qui¨¦n, el c¨®mo y el cu¨¢ndo irrumpir¨¢ alguien que pueda trastabillarle, sobre su nivel de excelencia en el juego o hacer c¨¢balas sobre cu¨¢ntos grandes ser¨¢ capaz de levantar. Pero de momento, no hay respuesta. O s¨ª: 61 t¨ªtulos (uno m¨¢s que Andre Agassi; a solo uno de Guillermo Vilas); 94 triunfos en sus ¨²ltimos 100 partidos; 182 semanas como n¨²mero uno; 10 grandes de los ¨²ltimos 21; 13 trofeos desde enero de 2015. Equilibrio f¨ªsico, t¨¦cnico y psicol¨®gico. Tiene 28 a?os. No hay quien pueda con ¨¦l.
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