La velocidad del M¨¢laga frena al Eibar
El equipo andaluz tira de oficio y calidad para derrota0r a domicilio a un voluntarioso conjunto armero
En Ipur¨²a solo hab¨ªan ganado Real Madrid y Atl¨¦tico. Ahora se suma el M¨¢laga, un equipo que por fin ha encontrado la l¨ªnea recta despu¨¦s de tantos volantazos en el arranque del campeonato. Para ganar a Eibar, ya se sabe, hay que correr mucho. Pues bien, el M¨¢laga tiene dos velocistas que circulan a velocidad de v¨¦rtigo con el bal¨®n en los pies. Uno es Chory Castro, que en la primera parte dio un recital de slalons por su banda y por el centro. Tras uno de ellos marc¨® Juanpi, que hasta entonces parec¨ªa cohibido y escondido de un partido que merec¨ªa mucha energ¨ªa. Pero en la segunda mitad, el joven delantero venezolano meti¨® la quinta marcha y le tomo las medidas adecuadas a Ipur¨²a para funcionar como un hurac¨¢n sin freno. Con esas dos armas y un sufrido trabajo en el centro del campo, el M¨¢laga le oblig¨® al Eibar a jugar con una verticalidad y un golpeo largu¨ªsimo y a¨¦reo del bal¨®n que no le es extra?o, aunque es menos habitual de lo que el t¨®pico le atribuye.
No le perd¨ªa la cara el Eibar al partido, impulsado por ese torrente f¨ªsico que es el argentino Escalante, v¨¢lido para fregar lo que haga falta y para coser un traje si es preciso. Un cinco argentino cl¨¢sico. Pero sus dos fusiles, Enrich y Borja Bast¨®n, estaban detenidos por las dos torres malaguistas: el ex del Eibar Albentosa y Filipenko. Torres secaba a Keko, el constructor de centros y jugadas mientras Inui encontraba m¨¢s facilidades con Rosales. Un disparo de Junc¨¢ y una contra largu¨ªsima de Inui, muy mal resuelta, fueron los ¨²nicos argumentos del Eibar en la primera mitad. El M¨¢laga se pon¨ªa el buzo para defender, pero se lo quitaba para atacar. Al minuto ya hab¨ªa malgastado una magn¨ªfica ocasi¨®n de gol y hab¨ªa dispuesto de algunas ocasiones bien resueltas por Riesgo.
Y el gol lleg¨® cuando m¨¢s duele, en el minuto 45 en una mala salida de Capa con el bal¨®n que se lo arrebat¨® Charles para ced¨¦rselo a Chory Castro y su centro lo empuj¨® Juanpi al alim¨®n con Ekiza (que hab¨ªa sustituido al lesionado Pantic). Al Eibar le quedaba la heroica, poner una marcha m¨¢s, intensificar el esfuerzo, buscar la estrategia. Consigui¨® empujar al M¨¢laga hacia su ¨¢rea, encerrarlo aunque sin apurarle m¨¢s all¨¢ de los centros a bal¨®n parado de Jota Peleteiro. Sin embargo, la ocasi¨®n m¨¢s clara para empatar lleg¨® con un globo alt¨ªsimo de Junc¨¢ que Kameni se trag¨® promoviendo una jugada confusa de hasta tres remates, el ¨²ltimo de cabeza de Escalante, sin portero, pero con muchos defensas en el ¨¢rea, cuando Enrich estaba ya con la pierna levantada para el golpeo.
Con el partido ya languideciendo en el descuento, Juanpi, el h¨¦roe, el velocista, tuvo en sus botas el segundo gol. Sin portero, con el ¨¢rea despejada de rivales, centrado en el campo, se apresur¨® al ver la porter¨ªa vac¨ªa y golpe¨® con tanto efecto que el bal¨®n se march¨® fuera. No se merec¨ªa ese castigo pero no pudo culpar a nadie ni nada. Si acaso a su exceso de confianza. Santa Cruz le redimi¨® un minuto despu¨¦s en otra contra con el Eibar ya volcado entre la esperanza y el suicidio. Con la puntera bati¨® el paraguayo a Riesgo. Pero a¨²n hubo tiempo para otro gol. De Bast¨®n. De qui¨¦n si no. Su decimoquinto en Liga. Luego Mateu Lahoz pit¨® el final terminando con el suplicio f¨ªsico de un partido lleno de exigencias.
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