Una triste Real bate a un Betis de pena

Dos hist¨®ricos en apuros, la Real y el Betis, demostraron en un partido de bajo perfil el mal momento que ambos atraviesan. Gan¨® la Real, que respira y mete mucho miedo a un conjunto andaluz que jug¨® una p¨¦sima primera parte y reaccion¨® con timidez para acercarse al empate. Pudo lograrlo si Prieto Iglesias pita penalti en una acci¨®n de Illarramendi sobre Dani Ceballos. El vasco cay¨® en la trampa del b¨¦tico, que not¨® el contacto y se dej¨® caer. Una jugada que la mayor¨ªa de las veces se convierte en penalti. No lo encontr¨® el Betis, que suma su noveno partido sin ganar para entrar en una profunda depresi¨®n. Su apat¨ªa en el primer acto le conden¨® en el segundo a pesar de su mejor¨ªa. Sufrir¨¢ mucho el Betis, quiz¨¢s tambi¨¦n la Real, aunque este triunfo le da bastante ox¨ªgeno, teniendo en cuenta que lleg¨® al encuentro plagado de bajas y con la losa del 5-1 cosechado en la pasada jornada ante el Sporting. El Betis tir¨® por tierra la mejor¨ªa demostrada ante el Madrid. El equipo sufre mucho el desorden que reina en la entidad y una planificaci¨®n penosa, que ha plagado la plantilla de jugadores veteranos, sin recorrido. El problema del Betis no responde tanto al perfil del entrenador, donde Merino hace lo que puede, y s¨ª mucho m¨¢s a los continuos vaivenes de una entidad p¨¦simamente dirigida. El resultado, una plantilla empobrecida y sin recursos.

No se esperaba de inicio la Real Sociedad una noche tan pl¨¢cida. Los vascos ven¨ªan de encajar una abultada derrota en Gij¨®n, con el equipo plagado de bajas y muchas dudas instaladas en la cabeza de sus jugadores. Eusebio dej¨® fuera del once a gente como Bruma y Bergara, confiando en j¨®venes como H¨¦ctor y Oyarzabal, rezando para encarar el encuentro ante el Betis con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito. Un Betis revitalizado por Merino que ven¨ªa de empatar con el Madrid y que, para sorpresa de los realistas, se plant¨® en el c¨¦sped de Anoeta sin alma, demasiado replegado y, lo que resulta imperdonable, sin la intensidad necesaria para afrontar un partido en Primera Divisi¨®n.

La conducta del Betis en Anoeta, realmente, solo encuentra explicaci¨®n en la falta de mentalidad de unos futbolistas que no entraron en el partido como en Villarreal o en casa frente al Madrid, convertidos en un grupo demasiado d¨®cil para regocijo de la Real. Los vascos, no obstante, tampoco est¨¢n en un momento dulce. Dominaron el bal¨®n ante el descarado repliegue del Betis, aunque con una desesperante escasez de ideas. No obstante, la debilidad andaluza le abri¨® caminos a la Real. Solo le hizo falta un bal¨®n colgado al ¨¢rea de H¨¦ctor para que Xabi Prieto marcara de cabeza ante la escasa resistencia de Varela. El Betis, sin actitud ni calidad para tener el bal¨®n, se hab¨ªa limitado a plantarse en el c¨¦sped de manera inocente, pues ni robaba ni atacaba, ofreciendo una imagen preocupante.

En el minuto 33, una falta muy bien lanzada por Rub¨¦n Pardo fue rematada sin oposici¨®n por ??igo Mart¨ªnez, que se liber¨® de la marca de Pezzella, demasiado tierno en la persecuci¨®n del zaguero.

La Real, sin hacer nada del otro mundo, aprovechaba los regalos del Betis para espantar sus fantasmas y traslad¨¢rselos a un rival de triste figura, sin ¨¢pice de rabia y condenado a la derrota por su mala conducta.

Mejor¨® el Betis en la segunda mitad. Van Wolfswinkel le dio algo de velocidad y el bloque aument¨® algo en intensidad. Sufri¨® la Real y el Betis acort¨® distancias con un tanto de Rub¨¦n Castro a pase de su compa?ero holand¨¦s. El conjunto andaluz jug¨® 20 minutos aceptables, pero nunca dio la impresi¨®n de ir de verdad a por el empate. La Real, f¨ªsicamente muy mermada, con jugadores como Vela desenchufados, aguant¨® como pudo el temporal. Bergara le dio algo de empaque y Dani Ceballos no fue capaz de alterar el guion del choque, que se fue muriendo entre la impotencia de los verdiblancos y las quejas por el penalti que Prieto Iglesias no vio de Illarramendi al propio Ceballos. As¨ª, poco a poco, se fue apagando este triste Betis, lo que permite a la Real salir de su marasmo.