Preg¨²ntale a Gary
Quiz¨¢s no sea m¨¢s que un defensa retirado de Manchester con mejores amistades que curr¨ªculo
Semanas atr¨¢s, digamos que unas cuantas por aquello de no caer en imprecisiones desde el comienzo, se acerc¨® Gary Neville a sus ayudantes con rostro de m¨¢xima concentraci¨®n y acarici¨¢ndose el ment¨®n, en un gesto t¨ªpico de pistolero con ideas; sin duda, la peor de las combinaciones. En su cabeza bull¨ªa la revoluci¨®n y en su mirada brillaba la determinaci¨®n de un soldado del Imperio cuando declar¨®, en excelente ingl¨¦s, todo hay que decirlo, su firme intenci¨®n de realizar cambios en la porter¨ªa como santo remedio a las carencias demostradas por el equipo. De nada sirvieron las objeciones de sus agregados t¨¢cticos, comenzando por el recordatorio del buen papel desempe?ado por Jaume Dom¨¨nech hasta la fecha, y las dudas quedaron sepultadas bajo un razonamiento digno de cualquier representante de la nueva pol¨ªtica, hoy tan en boga: ¡°Hay que cambiar cosas¡±, dijo sin apartar sus ojos peque?os y vidriosos del infinito.
Si ustedes, como yo, pertenecen a esa clase de personas sin oficio ni beneficio que se pasan el d¨ªa rebuscando en los ba¨²les de Youtube apenas por matar el tiempo, sin mayor ambici¨®n reconocida, no les costar¨¢ ning¨²n esfuerzo hacerse con unos cuantos v¨ªdeos de antiguos futbolistas ingleses reconvertidos a comentaristas y tertulianos, la mayor¨ªa al servicio de modernos canales de televisi¨®n con millones de abonados al corriente del pago, como si la pirater¨ªa hubiese quedado relegada a un lejano recuerdo del m¨¢s glorioso pasado de la P¨¦rfida Albi¨®n. De un r¨¢pido vistazo, como qui¨¦n busca calcetines de rombos en las rebajas, podr¨¢n comprobar la vaguedad en los comentarios y la precariedad argumental de tan distinguido gremio, m¨¢s preocupados por la constante medici¨®n de zancadas y testosterona que por cualquier otro elemento que pudiese afectar al juego. No es casualidad que la frase m¨¢s repetida por estos gur¨²s del S.XXI sea la brillante ¡°no puedes marcar si no chutas¡±, seguida muy de cerca por la no menos refulgente ¡°algo tiene que cambiar¡±. De tama?o templo del conocimiento contempor¨¢neo rescat¨® Peter Lim al bueno de Gary para dirigir a su equipo de f¨²tbol, el ¨²ltimo grito en juguetes caros para caprichosos multimillonarios y un desatino apenas comparable a decorar un Ferrari con pegatinas o invitar a Paris Hilton a la ¨®pera.
¡°O pagaba o me iba: es lo que dec¨ªa la nota, la nota que la due?a de la pensi¨®n hab¨ªa deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atenci¨®n enorme. Lo resolv¨ª apagando la luz y ech¨¢ndome a dormir¡±, dec¨ªa Arturo Bandini, el alter ego de John Fante en ¡®Preg¨²ntale al polvo¡¯. Es el tipo de soluciones que uno puede esperar de un estratega sin mapas como Gary, otrora gran cr¨ªtico de la televisi¨®n inglesa, aunque ni siquiera tiene una buena reputaci¨®n como cr¨ªtico, ni es demasiado grande, y quiz¨¢s no sea m¨¢s que un defensa retirado de Manchester con mejores amistades que curr¨ªculo. Al menos, dejar¨¢ tras de s¨ª un hermoso y sentido epitafio; no todo van a ser desgracias, Gary¡ ?Oh, Gary!
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