Aduriz tambi¨¦n reina en Marsella
Un golazo del delantero da la victoria al Athletic en el Velodrome
El partido segu¨ªa un guion reconocible, como irreconocible resultaba el Velodrome medio vac¨ªo, medio silencioso, majestuoso en la forma pero humilde en el fondo tan vac¨ªo. Presi¨®n, presi¨®n y m¨¢s presi¨®n a cargo de dos equipos que sab¨ªan de la alta cotizaci¨®n del gol en una eliminatoria tan igualada. Tan grande como es el Velodrome, parec¨ªa a veces peque?o como un tablero de parch¨ªs por la aglomeraci¨®n de futbolistas obsesionados por tapar y tapar huecos y m¨¢s huecos. As¨ª, ni Williams pod¨ªa correr ni Aduriz casi saltar. Corr¨ªa y corr¨ªa N?Koudou, porque sus pilas son inagotables. Y corr¨ªa y corr¨ªa Ambrossini, pero siempre detr¨¢s de De Marcos.
Fuera del ejercicio t¨¢ctico y el derroche f¨ªsico, pasaban pocas cosas. ?reas intactas, y las ocasiones congeladas durante toda la primera mitad. Gobernaban las defensas y los medios centros. Mientras las fuerzas aguantasen, ser¨ªa dif¨ªcil encontrar los caminos por r¨¢pido que estuviese el c¨¦sped. Le iba bien el partido al Athletic, menos exigido por la necesidad del gol y poco exigido por los delanteros marselleses. La ¨²nica jugada de peligro de todo el periodo tuvo m¨¢s que ver con la salud que con el f¨²tbol- Fue un libre indirecto al que sali¨® con todo Iago Herrer¨ªn llev¨¢ndose inevitablemente por delante a N?Koudou. A cambio, el Athletic apenas se asom¨® al territorio de Mandanda. Prefer¨ªa el gobierno a la revoluci¨®n.
Pero la revoluci¨®n lleg¨® por el camino habitual. Fue una salida briosa del Athletic, como si en vez de un tiempo, quedase un segundo. En el minuto 54 se desat¨® la tormenta Aduriz. Pase largu¨ªsimo del portero, cabezazo hacia Aduriz de Sabin Merino y el killer golpea la pelota sin dejarla caer al suelo y dibujando una par¨¢bola perfecta desde lejos, muy lejos. Y poco despu¨¦s Aduriz que se va solo hacia el portero y lo ve tan f¨¢cil que no lo ve claro y acaba en el suelo. Y Aduriz poco despu¨¦s, le roba la cartera a Rolando en la raya de fondo y ?qu¨¦ hace?: tirar a gol desde la misma raya y el bal¨®n encuentra un hueco entre la cadera de Mandanda y el poste, pero da en el poste y no se va a gol porque as¨ª lo dicta la fortuna.
Fueron diez minutos de Aduriz que valieron por todo el partido Cuando el delantero guipuzcoano saca el manual del delantero centro es como si se abriera el tel¨®n y comenzase una funci¨®n m¨¢gica para grandes y peque?os. Durante toda la primera mitad, hab¨ªa tenido el manual a buen recaudo, sin exhibirlo, sin exponerlos, como esperando a que la defensa del OM o se agotase o se confiase. Cuando Rolando y N?Koulou se quisieron atar de nuevo las botas, el da?o ya estaba hecho. Nadie nunca se puede fiar de Aduriz, tan contenido en las muecas que nunca sabes que le pasa por la mente.
Y ya le qued¨® al Athletic resistir y al equipo de Michel y Alkorta, proponer un asedio por desordenado que fuese. Le vino bien la entrada de Thauvin que le amarg¨® la vida a Balenziaga. Sus centros fueron el peligro real del Olympique para so?ar con el empate. San Jos¨¦ se multiplic¨® en la tarea de achique de espacios y de perseguir rivales como si no hubiera un ma?ana. Y la victoria fue rojiblanca aunque en el camino se dej¨® un jir¨®n inesperado: Be?at vio la tarjeta y ser¨¢ baja en el encuentro de vuelta.
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