El Real Madrid estira con sofocos su dinast¨ªa en la Copa del Rey ante un conmovedor Gran Canaria
Los de Laso conquistan su 26? Copa, la tercera consecutiva, tras imponerse en una final emotiva
G. CANARIA, 81; R. MADRID, 85
Herbalife Gran Canaria: Pangos (3), Salin (3), Newley (8), B¨¢ez (8) y Pasecniks (2) ¡ªcinco inicial¡ª, Oliver (16), Savan¨¦ (4), Pauli, Seeley (9), Rabaseda (14), Omic (8) y Aguilar (6).
Real Madrid: Llull (2), Carroll (13), Maciulis (11), Reyes (12) y Ay¨®n (15) ¡ªcinco inicial¡ª, Nocioni (7), Rivers (10), Sergio Rodr¨ªguez, Doncic (-) y Lima (4).
Parciales:?18-24; 20-16; 21-22; 22-23
?rbitro: Mart¨ªn Bertr¨¢n, Garc¨ªa Gonz¨¢lez y Cort¨¦s. Sin eliminados.
Coliseum de A Coru?a. 10.000 espectadores.
El Madrid conquist¨® la 26? Copa del Rey de su historia tras derrotar con sufrimiento la conmovedora resistencia del Gran Canaria en un partido de emociones may¨²sculas que desminti¨® favoritismos y subray¨® el ¨¦xito del formato copero. La pasi¨®n amarilla exigi¨® al campe¨®n hasta el ¨²ltimo palmo de la final cuando un triple de Xavi Rabaseda coloc¨® el 81-83 a falta de 16s, pero los de Laso impusieron su exitosa inercia. La que les ha llevado a alcanzar 11 trofeos en los ¨²ltimos cinco a?os para instaurar una dinast¨ªa en el baloncesto espa?ol a fuerza de constancia competitiva.
El Simply the Best de Tina Turner atron¨® en el Coliseum de A Coru?a para homenajear a un equipo que ha alcanzado 12 finales en los ¨²ltimos 13 torneos que ha disputado (15 de las 19 posibles en cinco temporadas) y por primera vez en 41 a?os enlaza tres Copas consecutivas (cuatro en cinco ediciones). Hasta la llegada de Laso en verano de 2011, el Madrid pas¨® 19 a?os sin alzar el trofeo; todo un viaje desde A Coru?a 1993 hasta Barcelona 2012, cuando lleg¨® el primer t¨ªtulo del t¨¦cnico. De nuevo en A Coru?a, con Gustavo Ay¨®n como MVP (15 puntos y 6 rebotes en la final) y con una base de jugadores que sud¨® tanto el ascenso a la cima que quiere prolongar su permanencia en ella, el Madrid ampli¨® sus vitrinas. La alquimia del druida A¨ªto Garc¨ªa Reneses estir¨® la intriga, pero la exhibici¨®n colectiva del Gran Canaria liderada por Albert Oliver bast¨® ante un Madrid de leyenda.
El desenlace de la final parec¨ªa escrito antes de saber el nudo de la novela, pero el partido fue un acto de fe de un solidario grupo de jugadores que a punto estuvo de coronar la Copa de las sorpresas con un campe¨®n nunca visto. A¨ªto apost¨® por dar entrada en su quinteto a Pasecniks para proteger y condurar a Omic. Pero el p¨ªvot let¨®n, de 2,16m, que no se hab¨ªa estrenado en la Copa y solo sumaba 63 minutos en la Liga, no alter¨® el ecosistema bajo los aros ni inquiet¨® al Madrid en su puesta en escena. Con Carroll como artificiero, los de Laso volvieron a salir como un tiro al parqu¨¦. Cinco puntos del otrora ¨ªdolo amarillo, y otros tantos de Maciulis sirvieron al campe¨®n para marcar territorio con un parcial de 6-16. Sin embargo, lejos de inquietarse, el Gran Canaria se dispuso a escribir otro cap¨ªtulo del elogio a la paciencia en el que han convertido esta Copa. Una vuelta de tuerca en su intensidad defensiva, dos triples de Rabaseda y la brega de Aguilar en el rebote bastaron para atajar la escapada madridista. Despu¨¦s de remontar 12 puntos ante el Valencia en cuartos y 19 ante el Bilbao en semifinales, los amarillos decidieron explorar de nuevo los l¨ªmites de su intrepidez.
Con la misma parsimonia solemne que transmite A¨ªto, Savan¨¦ se dirigi¨® a la l¨ªnea de tiros libres para intentar empatar el partido tras una antideportiva de Nocioni. El senegal¨¦s err¨® los dos lanzamientos desde la personal pero, para entonces, el ¡°?s¨ª se puede!¡± ya hab¨ªa comenzado a sonar en el Coliseum coru?¨¦s, mayoritariamente volcado a la causa del modesto. Desmentida su condici¨®n de comparsa complaciente, el Gran Canaria comenz¨® a sentirse c¨®modo en el papel de perseguidor. A cada demarraje blanco respond¨ªan los de A¨ªto con abnegaci¨®n y descaro. Rivers se sum¨® a la labor anotadora de su equipo hasta el 29-38 pero, inopinadamente, la rotaci¨®n amarilla comenz¨® a aportar puntos de manera gremial. 10 jugadores del conjunto amarillo ya hab¨ªan estrenado su casillero en los primeros 20 minutos por los ocho de un Madrid espeso en el que apenas Felipe destacaba. Un triple de B¨¢ez sobre el bocinazo del descanso y otro nada m¨¢s regresar de la caseta, sirvieron de p¨®sters al Gran Canaria para declarar la jornada como patr¨®n de los imposibles (43-40, m. 22).
El Madrid de Laso afrontaba en A Coru?a su 15? final en cinco temporadas en busca de su 11? t¨ªtulo, mientras que el Gran Canaria disputaba la segunda final de su historia (tras la del a?o pasado ante el Khimki en la Eurocup) so?ando con su primer trofeo pero, a pesar de los mensajes de prudencia que los blancos lanzaron en la v¨ªspera de la final, durante muchos minutos la responsabilidad fue m¨¢s lastre que la inexperiencia.
En mitad del atolladero madridista, Carroll desatasc¨® a su equipo con seis puntos de sutura para las dudas que comenzaban a atormentar al campe¨®n (50-56, m. 27). Ni Llull ni El Chacho encontraban el libro de instrucciones del partido y era de nuevo Maciulis, como ya ocurriera ante el Baskonia en semifinales, el que se encargaba de mantener la tensi¨®n defensiva y las constantes de car¨¢cter en las filas blancas. Mientras, en el Gran Canaria Oliver y Pangos tomaban medidas a la gesta acechando a su rival desde una distancia abarcable (59-62, m. 30).
Con el paso de los minutos, el miedo ante la gloria se cruz¨® con la memoria del ¨¦xito y la inercia comenz¨® a decantar la victoria para el Goliat de la final. El Gran Canaria, que hab¨ªa llegado al descanso con solo dos p¨¦rdidas de bal¨®n, acumul¨® ocho m¨¢s en los 15 minutos siguientes y comenz¨® a pagar ante el aro rival su desgaste en la persecuci¨®n y su agon¨ªstica defensa. Un triple de Seeley y otro de Salin se estrellaron en el aro y con ellos gran parte del sue?o amarillo. Un bingo de Rivers desde el 6,75 estir¨® la renta madridista hasta la inabordable frontera de los 10 puntos (68-78, a 3m 15s del final). Pero tampoco ah¨ª se rindieron los de A¨ªto que lo volvieron a intentar hasta colocarse a dos puntos a falta de 16s. Finalmente, la carroza amarilla se convirti¨® en calabaza y triunfo el rey de la Copa.
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