Primera conquista invernal del Nanga Parbat
Simone Moro encabeza la expedici¨®n que, 28 a?os despu¨¦s del primer intento, holla la cima del ochomil en la estaci¨®n m¨¢s fr¨ªa
La historia de la conquista de las 14 monta?as m¨¢s elevadas del planeta, los llamados ochomiles, podr¨ªa resumirse en clave b¨¦lica: asedio, valor y valent¨ªa camino de lo desconocido. Para ilustrar, en cambio, la segunda conquista de estas monta?as, sus ascensiones invernales, habr¨ªa que mencionar la paciencia, la estrategia y el valiente empuje final. Veintiocho a?os despu¨¦s del primer intento de ascensi¨®n invernal al Nanga Parbat (8.125 m), un grupo variopinto de himalayistas logr¨® a las 15.37 del viernes (hora de Pakist¨¢n, cuatro horas menos en Espa?a) conquistar el pen¨²ltimo de los ochomilesque faltaba por hollar en la estaci¨®n m¨¢s fr¨ªa. Entre ellos, por supuesto, estaba el italiano Simone Moro, que suma as¨ª su cuarta ascensi¨®n invernal in¨¦dita, pero tambi¨¦n el vizca¨ªno Alex Txikon, el paquistan¨ª Ali Sapdara y la italiana Tamara Lunger, que no ha podido alcanzar la cima por unos escasos metros. Hubiera sido la primera mujer en hollar una cima invernal in¨¦dita de estas caracter¨ªsticas.
Cuatro equipos diferentes se hab¨ªan citado esta temporada con el Nanga Parbat, diseminados por vertientes y v¨ªas diferentes de la monta?a, todos convencidos de que su elecci¨®n era la mejor. Casi todos quemaron sus opciones a las primeras de cambio, lastrados por estrategias dudosas, problemas econ¨®micos o disputas interinas. As¨ª, solos en la monta?a, decidieron unirse las expediciones de Moro y Txikon.
Txikon, ¡®aizkolari¡¯ e himalayista
Alex Txikon forma ya parte de la historia del himalayismo invernal. Este vizca¨ªno nacido en Lemoa en 1981 (es el menor de 13 hermanos) siempre ha tenido fijaci¨®n por las cimas. Cuanto m¨¢s elevadas sean, mejor. Pero lo habitual en estos casos es quemar etapas en una formaci¨®n de alpinista, pasando por la escalada en roca, las ascensiones pirenaicas invernales, luego las alpinas y andinas, y de ah¨ª al Himalaya. Con 21 a?os, Txikon se salt¨® toda la l¨®gica de la progresi¨®n en monta?a y se plant¨® en la cumbre del Broad Peak (8.051 m). Ahora suma 10 de los 14 ochomiles y solo desde hace poco se interesa por la escalada de dificultad. Un camino inverso. Entre medias, Txikon ha sido y es aizkolari (el arte y competici¨®n de cortar troncos de madera con un hacha) o saltador base. Seguramente, conoce mejor los valles del Himalaya que los del Pirineo.
El himalayismo invernal supone un pulso descomunal para la paciencia: se trata de esperar durante al menos dos meses una ventana de buen tiempo, sin viento, y mantener las fuerzas para, en el mejor de los casos, enfrentarse camino de la cima a temperaturas de hasta 50 grados bajo cero. En los ¨²ltimos a?os, los especialistas tiran de meteor¨®logos de prestigio que interpretan desde Europa los partes, avisando cuando llega una ventana que permita a los monta?eros asomar fuera de la tienda sus narices sin miedo a perderlas. Una ayuda que no tuvo la mayor¨ªa de las 29 expediciones que una vez se citaron con este reto. Entre medias, semanas de idas y venidas infructuosas y jornadas infinitas sepultados en tiendas de campa?a. Esperando. Deseando. Desesperando.
La cima del Nanga cay¨® el viernes, pero el d¨ªa id¨®neo era hoy s¨¢bado, justo cuando los vientos desaparec¨ªan, pero los cuatro himalayistas, instalados desde ayer en el ¨²ltimo campo de altura, a 7.200 metros, decidieron que no pod¨ªan pasar un d¨ªa y una noche extra enclaustrados y congelados en una tienda min¨²scula. El viento, que dispara la sensaci¨®n t¨¦rmica, soplaba con rachas de 30 km/hora, en el l¨ªmite tolerable. La estrategia ha sido perfecta, pero la paliza descomunal ha forzado a Tamara Lunger a regresar sobre sus pasos a un suspiro de la cima.
Hace un a?o, Txikon, Sapdara y el italiano Nardi alcanzaron de noche la base del tri¨¢ngulo somital y se perdieron buscando el corredor de nieve adecuado. Tuvieron que renunciar. Con la lecci¨®n aprendida, ayer dejaron la tienda m¨¢s tarde, pero tambi¨¦n han alcanzado la cima en un horario peor de lo que hubieran deseado, lo que les oblig¨® a regresar de noche al ¨²ltimo campo.
Mito del Himalaya
Pocos alpinistas merecen tanto esta conquista como Simone Moro, el hombre que en 2005 desempolv¨® el gusto por las ascensiones invernales a ochomiles adjudic¨¢ndose la in¨¦dita cima del Shisha Pangma. En los ochenta, los alpinistas polacos se hab¨ªan llevado las primeras siete cimas invernales, una razia que cay¨® pronto en el olvido. Moro repiti¨® en 2009 con el Makalu y abri¨® la lata de los cinco ochomiles del Karakorum (cordillera m¨¢s expuesta al viento, luego al fr¨ªo) al adjudicarse el Gasherbrum II en 2011. En el Nanga Parbat, Moro se hab¨ªa estrellado en dos ocasiones y este a?o hab¨ªa decidido silenciar su viaje, algo sorprendente para el himalayista que mejor ha sabido conjugar actividad y comunicaci¨®n medi¨¢tica. El italiano se centr¨® en aguardar, tirar de su enorme experiencia y apadrinar el estreno de Tamara Lunger. Moro pasa a ser el alpinista que acumula el mayor n¨²mero de primeras ascensiones invernales a monta?as de m¨¢s de 8.000 metros, superando a dos mitos como Jerzy Kukuczka y Krzysztof Wielicki.
Lunger, hija de un c¨¦lebre esquiador de monta?a, ganadora de la prueba reina del esqu¨ª alpino, campeona de su pa¨ªs y con la cima estival del K2 en su curr¨ªculo parec¨ªa la candidata perfecta para colocar la figura femenina en la historia del Himalayismo invernal, donde entran de cabeza Txikon y Sapdara, quiz¨¢s los pr¨®ximos candidatos a hollar en invierno el K2, el ¨²ltimo de los ochomiles que resiste.
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