El Madrid se consuela con el Levante
Los de Zidane superan con m¨¢s efectividad que brillo a un Levante poco competitivo
Un Madrid remendado y en d¨ªas de zozobra encontr¨® consuelo ante el Levante, el colista. M¨¢s que suficiente para un equipo borroso, que apenas tiene nada que decir en esta Liga, pero que tampoco puede aflojarse del todo. Eso fue el Madrid, un equipo apesadumbrado, con poca gracia, m¨¢s pendiente de su destino que de su presente. Sum¨® tres puntos analg¨¦sicos, sin brillo, con algo de solidez y poca p¨²rpura. Suficiente para angustiar a¨²n m¨¢s a un Levante al borde del abismo, por m¨¢s que los madridistas destilaran una extra?a sensaci¨®n final, con la gente agotada como si hubiera escalado el Himalaya.
Es abstracto este Madrid, sosaina por momentos, gobernante otros. No hay patr¨®n, con titulares o reservistas, lo mismo da. Tan indefinido es este Madrid que ondula de la pujanza de Lucas V¨¢zquez al desatino de James. Papeles cambiados, una estrella gripada y un chico de la casa con chispa. De este Real con tantas caras, el colombiano fue el p¨®ster negativo, el canterano el ancla de todos, el m¨¢s decidido, el principal retador. Mientras sus colegas iban y ven¨ªan, emerg¨ªan o se sumerg¨ªan en la nada, Lucas se encarg¨® de la marcha, de poner el turbo a un equipo muy lento. Orban, que no es lateral, pas¨® un calvario en cada cita esgrimista del exjugador del Espanyol. El Levante, con buena armadura, ten¨ªa una fuga por el costado izquierdo. Tan evidente que Orban no tard¨® en anudar a Lucas dentro del ¨¢rea. Penalti o penalti. Esta vez no fall¨® Cristiano, autor hasta entonces de las ¨²nicas acometidas visitantes, un disparo con buena respuesta de Mari?o y un cabezazo desviado. Un Cristiano activo, muy activo. El Madrid encontr¨® el gol m¨¢s por el desequilibrio entre Orban y Lucas que por el dictado del juego.
Condicionado por tantas bajas, conven¨ªa descifrar la alineaci¨®n de Zidane, obligado a tirar de gente como Nacho y Casemiro, pero con cesto para decidir el resto del equipaje. La crisis en la media punta dej¨® a la intemperie a Isco, relegado al banquillo en favor de Lucas, Mayoral y James. Entre el colombiano y el malague?o, se?alados como nunca desde su trote cansino en el derbi, el t¨¦cnico franc¨¦s se decant¨® por el sudamericano. James, al borde del precipicio, no entendi¨® el mensaje. Otra vez tuvo una actuaci¨®n m¨¢s que decepcionante. Hoy tiene piernas de m¨¢rmol y cuando pesan las botas la cabeza se nubla. Ning¨²n partido sac¨® el Madrid de James, tan pasota en remar en defensa como irrelevante en la vanguardia. James es un problem¨®n. Se dir¨¢ que es v¨ªctima de los excesos del rastrillo, pero el mercado le encumbr¨® y ahora no puede rasgarse la etiqueta monetaria. Es su losa, para bien y para mal. Con Zidane ha tenido, y tiene, carrete, ya no tiene excusas. De ¨¦l depende.
Rebajada la alineaci¨®n por las circunstancias, lesionados y sancionados, era una jornada para James, CR, Kroos, gente de primera fila. Ninguno se elev¨® por encima de un subalterno como Lucas, ni siquiera Kroos, liberado del pico y la pala por la presencia de Casemiro. Entre embestida y embestida de Lucas, siempre directo, ¨¢gil, revoltoso, el Madrid fue un equipo gris. Se llev¨® pronto un aviso del ¨²ltimo de la Liga, con un golpeo de Rossi que salv¨® Keylor con una gran parada. El equipo de Rubi fue cristalino desde el principio, refugiado en el claustro a la espera de una carrera de los poderosos Morales y Deyverson, o fiado a la astucia de Rossi. De libro. Los fichajes de invierno le han revitalizado algo, pero el conjunto arrastra mucho lastre de la primera vuelta.
Tan transparente eran los locales como difusos los madridistas, que, Lucas al margen, se mov¨ªan a arreones de Kroos. Con o sin Modric, no hay forma de que el alem¨¢n cuaje un partido redondo. Su posici¨®n le fija como el jugador orbital del Madrid, pero da la impresi¨®n de que ni lo asume del todo el equipo ni lo ha interiorizado como debiera el propio futbolista. Con Kroos en ruta, lo mejor del Madrid, el m¨¢s colonizador; sin el teut¨®n, un tiro al aire.
Espeso el duelo, los de Zidane encontraron un segundo aire en la primera, y casi ¨²nica, intervenci¨®n de Borja Mayoral, ariete del Castilla. El novel enganch¨® un tiro desde el balc¨®n del ¨¢rea, raso y ajustado, que super¨® a Mari?o y se estrell¨® en un poste. La pelota rebot¨® dos veces, una en los pies del portero y otra en su brazo derecho. Infortunio para Mari?o y, de alg¨²n modo, para el recluta de Valdebebas, que no tuvo claro si el gol de su bautizo como titular era propio o ajeno. Hasta eso es dif¨ªcil de descifrar en este Madrid.
Al gol de Mari?o/Mayoral, respondi¨® de inmediato el Levante, que hac¨ªa tiempo que no se asomaba por el per¨ªmetro de Keylor. Hasta que Casemiro se desmay¨® sin venir a cuento por una caricia rival y Deyverson le puso picante a la trama, tan poco excitante antes y despu¨¦s. Ni con la distancia recortada hubo trueque. El Madrid, al paso, quiso contemporizar, dar cuerda al reloj, sin m¨¢s. El Levante, por su parte, se qued¨® en tierra de nadie, frenado por la hidalgu¨ªa rival. Las congojas propias le dieran vuelo. Cristiano con un remate al poste tras asistencia de James, su ¨²nica contribuci¨®n, pudo sacarle de dudas y dejarle definitivamente fuera del partido. Ni as¨ª dio para m¨¢s, como tampoco el Madrid, que bastante tuvo con encontrar un respiro con el colista cuando Isco evit¨® cualquier contratiempo con el tercer tanto ya en el suspiro final. En estos d¨ªas de truenos necesita cualquier palmadita, ganar tiempo, aunque no se sepa muy bien para qu¨¦.
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