Que alguien pare a Curry
Quiz¨¢ suene un poco ruin pero soy de los que creen en el valor de esa competitividad que empuja a la gente a hacer lo que sea para derrotar a sus oponentes
Hace poco alguien afirmaba en un art¨ªculo en el New York Times que Stephen Curry est¨¢ cambiando la forma de entender el deporte comparando su impacto con el que, en su momento, tuvieron Babe Ruth en el b¨¦isbol o Wayne Gretzky en el hockey.
No son los ¨²nicos que piensan as¨ª. Pr¨¢cticamente cualquier analista deportivo est¨¢ convencido del factor de cambio que ha supuesto su irrupci¨®n (podr¨ªamos llamarlo el factor Curry si no fuese por las reminiscencias culinarias). Lo cierto es que no se trata de nada nuevo, porque nos hemos acostumbrado a este tipo de unciones mientras olvidamos las anteriores. Peri¨®dicamente surge alguien que parece que lo cambia todo y luego las cosas vuelven a su sitio. Pas¨® con Shaquille O¡¯Neal. Pas¨® con Tracy McGrady. Hasta pas¨® con Yao Ming.
Sin embargo esta vez parece diferente. Curry tiene un cierto halo que incluso es capaz de someter a sus supuestos rivales. Tras su triple ganador casi en el ¨²ltimo segundo ante los Oklahoma City Thunder, LeBron James tuite¨® ??Para ya, hombre! ?Es incre¨ªble! Nunca hab¨ªa visto nada as¨ª en la historia del baloncesto?. Curry, mientras tanto, celebraba el triunfo con un bailecito en la pista aunque a¨²n quedase tiempo de juego.
Curry tiene un cierto halo que incluso es capaz de someter a sus supuestos rivales. Tras su triple ganador ante Oklahoma, LeBron tuite¨® ¡°?Para ya, hombre! ?Es incre¨ªble!¡±
?Alguien imagina qu¨¦ habr¨ªa hecho Michael Jordan si Isaiah Thomas se hubiese puesto a bailar en una situaci¨®n parecida? ?Y Larry Bird? ?O Kurt Rambis? ?O qu¨¦ hubiera hecho cualquier otro jugador anterior a esta NBA que recuerda a una especie de liga escolar de dimensiones ol¨ªmpicas en la que todos los jugadores se conocen tan bien que parece que se han olvidado de la rivalidad y se miran como si fuesen colegas?
Me encanta la elegancia y, evidentemente, no deseo que nadie se lesione, pero he jugado al baloncesto. Y cuando lo hac¨ªa estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que me ayudase a ganar, incluido descubrir c¨®mo reacciona un ser humano cuando le colocas la rodilla a la mitad de su muslo.
Quiz¨¢ suene un poco ruin pero soy de los que creen en el valor de esa competitividad que empuja a la gente a hacer lo que sea para derrotar a sus oponentes. Y no hablo de faltar al respeto, o de no felicitar a tu rival cuando gana, o de no ayudarle a levantarse cuando se cae despu¨¦s de que le hayas zancadilleado con la rodilla. Porque aunque el baloncesto no sea lucha libre profesional, tampoco es todo delicadeza y tiros de tres. Necesita un poco de furia y otro poco de fiereza, un poco de codos y otro poco de rodillas ¨Clas armas de los que carecen del talento, de los s¨²per competitivos, los no-Currys del mundo.
Armas que nos recuerdan que hay otras formas de prevalecer, otras v¨ªas para solucionar los problemas que no pasan ¨²nicamente por el talento. Que democratizan el juego y lo alejan de convertirlo en un asunto autoritario.
As¨ª que por favor, que alguien derroque a Stephen Curry. El mundo no necesita m¨¢s dictadores. Particularmente en este momento.
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