Cristiano Ronaldo, el rey de la noche
El portugu¨¦s explota la incompetencia de los centrales y los volantes del Wolfsburgo con una exhibici¨®n de liderazgo
El coro de Saint Martin in the Fields entonaba el himno de la Champions y la c¨¢mara recorr¨ªa la fila del Madrid cuando el plano se detuvo en Cristiano Ronaldo. El ¨ªdolo sincroniz¨® con la producci¨®n una mirada ¨¦pica y un gesto de asentimiento. El cutis terso, humectado, las cejas delineadas, el pelo reci¨¦n cortado y peinado conformando una facha como de museo de cera, compusieron la imagen m¨¢s cuidada de los 22 jugadores sobre la cancha. Cristiano prepar¨® hasta el ¨²ltimo detalle. Estil¨ªstico y futbol¨ªstico. Habl¨® con todos sus compa?eros. A todos les hizo un gesto. A todos les transmiti¨® su certeza, especialmente a Marcelo y a Ramos, con quien intercambi¨® los ¨²ltimos gui?os. El hombre hab¨ªa resuelto hacerse cargo del equipo en el d¨ªa m¨¢s importante de la temporada. Hab¨ªa decidido que la remontada llevar¨ªa su firma. Respondi¨® en consecuencia.
Hab¨ªa dicho Zidane que lo que le conven¨ªa al partido era ¡°paciencia¡±. La cuesti¨®n era determinar el l¨ªmite. ?D¨®nde acaba la prudencia y comienza la temeridad? ?En qu¨¦ movimiento? ?En qu¨¦ pase? ?Qu¨¦ sentido tiene la paciencia en una noche de pasi¨®n? Los libros de historia dir¨¢n que sucedi¨® en el minuto 16. Hasta entonces el Madrid no hab¨ªa conseguido m¨¢s que un remate a la salida de un c¨®rner, que Ramos cabece¨® alto. Poca cosa. Solo tanteo y retracto. Hasta el minuto 16. Hasta que Dani Carvajal, el m¨¢s en¨¦rgico de los madridistas, aprovech¨® un error en un saque de banda rival, progres¨®, y meti¨® un centro a la espalda de Dante y Naldo. Ninguno de los centrales del Wolfsburgo tuvo flexibilidad para girarse, ni agilidad mental para vigilar otra cosa que la trayectoria de la pelota. Ninguno despej¨®. El portero, Benaglio, no lleg¨®. Cristiano los sorprendi¨® a todos en el segundo palo. Un toque y gol.
El 1-0 fue el hermano gemelo del 2-0. Solo los separ¨® un minuto. Esta vez el centro cay¨® con un c¨®rner. Lo lanz¨® Kroos y Cristiano volvi¨® a sorprender a sus marcadores. Esta vez el burlado fue Guilavougui, otro bigardo atl¨¦tico e incompetente. El franc¨¦s salt¨® a destiempo. Midi¨® mal. Cristiano lo hizo a la perfecci¨®n. El gol fue el resultado del contraste entre un maestro y un diletante del juego a¨¦reo. El reloj marc¨® el minuto 17. El rey de la noche corri¨® con los brazos en cruz como impregn¨¢ndose del aliento delirante de la hinchada. La lluvia no apag¨® el volc¨¢n. La eliminatoria estaba empatada. El autor hab¨ªa sido el m¨¢s predecible. El mismo que marc¨® los goles decisivos a la Roma en octavos de final. El mismo que meti¨® el gol decisivo en el ¨²ltimo cl¨¢sico. El que que sum¨® as¨ª 45 goles en esta temporada. El m¨¢ximo realizador de Europa.
Cristiano se llev¨® los ¨ªndices a las sientes. Record¨® a sus compa?eros que conven¨ªa conservar la cabeza fr¨ªa. Durante la siguiente hora de partido el juego se congel¨®. Salvo en dos intentos, el Wolfsburgo no pudo salir. Modric abri¨® las hostilidades rompiendo la l¨ªnea. Luiz Gustavo lo intercept¨® a dos metros de la media luna del ¨¢rea. El ¨¢rbitro se?al¨® falta. Cristiano ejecut¨®. La barrera se abri¨® con un escorzo de Naldo y la pelota entr¨® por el hueco. Fue el gol 16 de Cristiano en una temporada de Champions. A uno de su r¨¦cord de la campa?a 2013-2014, el a?o de la D¨¦cima.
El h¨¦roe lo celebr¨® corriendo hacia la esquina donde se ubica su palco personal. Se?al¨® a su familia, metida en el cubo de cristal, comiendo, festejando. Quiz¨¢s se lo dedic¨® a su hijo, Ronaldo J¨²nior. Todos sus colegas le abrazaron. El Bernab¨¦u le ovacion¨®: ¡°?Ronaaaaaaldoooo, Ronaaaaaaldoooo¡!¡±.
As¨ª acab¨® la eliminatoria que, a priori, parec¨ªa menos disputada de los cuartos. As¨ª se desenred¨® el embrollo de Wolfsburgo, consecuencia de una cadena de errores del Madrid bien explotados por su rival. Cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final, el hombre del hat trick cay¨® al suelo y estir¨® los brazos y las piernas como desmayado, o como abrazando la tierra. Pepe y Modric fueron los primeros en acudir a abrazarlo, agradecidos.
¡°Como goleador e icono nuestro se merec¨ªa una noche m¨¢gica¡±, dijo Ramos, mientras se marchaba al vestuario. ¡°Para aquellos que dudaban, ¨¦l se reivindica¡±.
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