Un Atl¨¦tico indiscutible tumba a un Barcelona deprimido
Los rojiblancos primero ganan y luego resisten a un Bar?a que sigue deprimido e irreconocible. Dos goles de Griezmann llevan a los de Simeone a su quinta semifinal de la Copa de Europa
Este Atl¨¦tico es un Atl¨¦tico de ¨¦poca, llegue donde llegue. No es epis¨®dico que eliminara al campe¨®n de Europa, un Bar?a en tiempos de gloria al que ya hizo derrapar hace dos cursos, como le birl¨® una Liga y al Madrid una Copa. Basta rebobinar al anteayer para ver de d¨®nde ven¨ªa este Atl¨¦tico al que Simeone le ha dado un sello de autor. De alguna manera, el Cholo es a este club lo que en su d¨ªa fue Johan Cruyff para el Bar?a, cuando gir¨® su historia. Gente que trasciende a los t¨ªtulos. Su calado es mucho mayor. Con sus armas, Simeone ha perfilado un equipo de alto voltaje, con un amor propio encomiable, un sacamuelas para cualquiera que explota sus virtudes como pocos. El ¡°simeonismo¡± ha convertido la parroquia del Manzanares en un acto de fe para unos diocesanos que han resucitado desde los infiernos y pueden creer en lo que quieran creer. Frente a un Bar?a de f¨²tbol rebajado, en la l¨ªnea de las ¨²ltimas semanas, el Atl¨¦tico primero le gan¨® y luego le resisti¨®. Los azulgrana primero no se reconocieron y luego, a falta del juego que les encumbr¨®, o de la inspiraci¨®n de alguna estrella, tiraron de casta, pero la heroica no es lo suyo. Eso es cosa del Atl¨¦tico, indiscutible vencedor en un partido de mucho voltaje y pol¨¦micas arbitrales que, por suerte, nadie subray¨®. El ganador se mereci¨® los honores y la semifinal y el Bar?a supo perder.
En un parpadeo, los dos contrincantes expusieron sus tratados. El Atl¨¦tico quiso correr y el Bar?a, hasta que se vio en el abismo, solo caminar. Uno con las luces largas y otro con las cortas. En¨¦rgicos los colchoneros y sedados los barcelonistas. Los planes beneficiaron al convoy de Simeone, que a lo suyo desnaturaliz¨® por completo a su adversario. Con la orden de arresto decretada por los rojiblancos en todo el campo y su propia parsimonia, el campe¨®n se qued¨® a los pies de Ter Stegen, m¨¢s protagonista con la pelota que Messi. P¨¦sima noticia para los de Luis Enrique, confetis para los del Cholo. Tan momificado estaba el Bar?a que hubo que esperar cuarenta minutos para certificar su primer remate con el bal¨®n en marcha, un disparo de Neymar. Los delanteros eran tan invisibles como los tres centrocampistas, todos atornillados por este Atl¨¦tico de paladines contra el que no cabe otra que tirar del f¨®rceps.
Mientras el Bar?a le daba un insulso rollo al bal¨®n, su rival rojiblanco nunca se demoraba. Achuche, quite y a la carrera, con Griezmann y Carrasco con el turbo y siempre dispuestos a terminar las jugadas para evitar contragolpes. De manual, suficiente para neutralizar a todo un Barcelona. A un Bar?a inopinadamente manso y afeitado pese a sus tenores ofensivos. M¨¦rito rojiblanco, de ese simposio ¡°simeonista¡± en que se ha convertido el Atl¨¦tico, donde nadie, absolutamente nadie, deja de ser un gregario, lo mismo da la jugada. Y dem¨¦rito cul¨¦ por su excesiva cachaza. Tantas veces ilustre, el Bar?a no siempre comprende que la pelota no es un abanico, que sin malas pulgas la posesi¨®n no basta. M¨¢xime frente a un Atl¨¦tico jabato que hace de cada disputa una causa a vida o muerte.
Sa¨²l pudo sentenciar
Desconectados los de Luis Enrique, su oponente esper¨® su momento. El Atl¨¦tico sabe penalizar como pocos. Ya hab¨ªa comprimido al Bar?a en m¨¢s de una salida, con Ter Stegen y sus zagueros pas¨¢ndolas canutas. Piqu¨¦ quer¨ªa jugar en largo, un desasosiego; Iniesta le reclamaba la v¨ªa terrestre, la identitaria. Aturdidos los azulgrana, Alba despej¨® como pudo, Gabi, un centuri¨®n, tuvo m¨¢s chicha que Iniesta y el bal¨®n lleg¨® a Sa¨²l, que tambi¨¦n muerde, pero tiene pie con seda. Desde el v¨¦rtice derecho del ¨¢rea, se sac¨® un centro muy de Cruyff, con el empeine exterior. Una maravilla, por el gesto t¨¦cnico y la precisi¨®n de cirujano. A un gran pase, un gran cabezazo de Griezmann, un remate de c¨¢tedra. Su forro f¨ªsico no lo delata, pero este franc¨¦s es un cabeceador de primera. Un gol de justicia para el Atl¨¦tico, hasta entonces el ¨²nico con garbo, impecable como Atl¨¦tico y como antiBar?a.
Ya destapado el Bar?a, una aventura de Filipe deriv¨® en un penalti de Iniesta por mano clara. Emboc¨® Griezmann por un dedo.
Otro cabezazo, esta vez de Sa¨²l al travesa?o, puso un punto de inflexi¨®n ya en el segundo acto. Los visitantes cambiaron de velocidad y los del Manzanares poco a poco se atrincheraron m¨¢s y m¨¢s. A la vista del desahucio en Europa, Messi y los suyos, ya con fuego en las botas y el coraz¨®n, tiraron de orgullo, se lanzaron en tromba hacia Oblak. El tiempo menguaba el destino para unos y otros. Lleg¨® el gran combate, una delantera de alt¨ªsimos vuelos contra una defensa de hormig¨®n puro. En la avalancha azulgrana hubo m¨¢s de arrebato que de f¨²tbol, tecla que este equipo maneja peor. Desde lo t¨¢ctico, Luis Enrique se limit¨® a ubicar a Piqu¨¦ como okupa en la posici¨®n de ariete, una soluci¨®n de los noventa, aquella de Cruyff con Alexanco. No hubo chistera de Messi, ni de Neymar. El Bar?a agonizaba como un terrestre, tan acuciado que la v¨ªa a¨¦rea acab¨® por ser su ¨²nica ruta, y eso es territorio blindado de God¨ªn, de Oblak. Ya destapados los barcelonistas, una aventura de Filipe Luis deriv¨® en un penalti de Iniesta por mano clara. Emboc¨® Griezmann por un dedo. Un gol rescataba al Bar?a hacia la pr¨®rroga. Lo tuvo en una mano igual de evidente, de Gabi, pero el ¨¢rbitro, equivocado, la decret¨® fuera del ¨¢rea. El tiro se le fue a Messi, como a su equipo se le fue la Copa de Europa sin haber sido nunca el Bar?a visto hasta que el Madrid le retorci¨® en el cl¨¢sico. En la otra orilla, el Atl¨¦tico se gan¨® a pulso todo por lo que debe brindar. Le sobran motivos.
?Gracias, afici¨®n, por hacernos vivir una noche m¨¢gica en el Calder¨®n! ?Buenas noches, atl¨¦ticos! #NuncaDejesDeCreerhttps://t.co/i0gZqRp7Hn
— Atl¨¦tico de Madrid (@Atleti) April 13, 2016
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