Boca - River avivan la llama del supercl¨¢sico m¨¢s caliente
Los rivales argentinos empatan a cero en el regreso a La Bombonera tras el incidente con gas pimienta de Copa Libertadores 2015
S¨®lo 10 minutos demoraron Boca y River para volver a mostrarle al p¨²blico tumultos, insultos y empellones en otro supercl¨¢sico en La Bombonera. Pas¨® casi un a?o del esc¨¢ndalo en el partido por Copa Libertadores en el que un simpatizante de Boca arroj¨® gas pimienta a los jugadores visitantes, hecho que deriv¨® en la descalificaci¨®n del local y la continuaci¨®n de River, luego consagrado campe¨®n. Al menos este domingo se jug¨®, aunque resultado fue un p¨¢lido empate sin goles que, una vez m¨¢s, traslad¨® el espect¨¢culo a las aficiones. EL PAIS comparti¨® la previa del partido m¨¢s importante de Argentina junto a hinchas de ambos equipos, que s¨®lo coinciden en una cosa: comer asado.
Los de Marcelo Gallardo volvieron a La Bombonera tras el esc¨¢ndalo. El llamado ¡®templo del f¨²tbol argentino¡¯ no luci¨® igual que aquel 15 de mayo de 2015. Si bien el equipo visitante sigue utilizando la manga que sale desde las entra?as de la tribuna que habitualmente ocupan los ultras, el contacto entre el alambrado perimetral y el pl¨¢stico que protege a los jugadores fue cubierto por un acr¨ªlico.
Esa fue una de las exigencias de seguridad necesarias para levantar la clausura del estadio Alberto J. Armando tras el incidente protagonizado por un simpatizante de Boca que rompi¨® la malla que protege a los jugadores al ingresar y abandonar el campo para agredir con gas pimienta al plantel, en momentos en que iba a jugar el segundo tiempo. El hecho se produjo mientras se disputaban los octavos de final de la copa Libertadores.
Ninguno de los equipos se juega algo en la presente liga, sin embargo, ambas parcialidades vibran por el encuentro desde muchos d¨ªas antes y arrancan la jornada del partido desde muy temprano. El mate y los bizcochos mutan por asado y vino de un momento a otro. Mucho se habl¨® en la previa, sobre todo, por el estado del campo de juego de Boca, que se vio perjudicado por la repetici¨®n de partidos y las intensas lluvias que cayeron sobre Buenos Aires.
Es que ¡°el cl¨¢sico es una guerra¡±, defini¨® Marisa, una hincha de River de 64 a?os que sigue al equipo desde 2001 en forma ininterrumpida y que junto a otros 19 simpatizantes se junt¨® a ver el cl¨¢sico desde los quinchos del club de sus amores, por televisi¨®n. La parcialidad de Boca confirm¨® la afirmaci¨®n sin saberlo. ¡°Hay que gritar¡±, orden¨® una tribuna a la otra en esta batalla donde las balas son cantitos y cada tiro de esquina, una peque?a conquista.
Pablo Mazzini, otro de esos hinchas de River, explic¨®: ¡°es el partido m¨¢s importante del futbol argentino y lamentablemente no nos dejan ir a la cancha que es lo que queremos¡±, en referencia a la prohibici¨®n que existe en Argentina para que el p¨²blico visitante concurra a los estadios. ¡°Para que esa pasi¨®n siga viva nos juntamos unas 7 horas antes en nuestro club para comer un asado y despu¨¦s, miramos el partido por televisi¨®n¡±. ¡°Se pierde un poco la m¨ªstica, lo lindo es estar en la bombonera a las 7 de la ma?ana, casi sin dormir, estar todos juntos, putearse y putear a la polic¨ªa, pasar los molinetes como sea y estar ah¨ª todos apretados¡±, record¨® Marisa.
Desde muy temprano, los quinchos del Club Atl¨¦tico River Plate ven llegar autos repletos de conservadoras, bolsas de carb¨®n e infinitos cortes de carne vacuna. Luego rodar¨¢ alguna pelota, se jugar¨¢ a los naipes y se sufrir¨¢ a trav¨¦s de la televisi¨®n. La carne tambi¨¦n se cocina en simult¨¢neo a poco m¨¢s de 16 kil¨®metros de distancia, en pleno barrio de La Boca.
Rosario Ponce es la presidenta de la Asociaci¨®n Civil Uni¨®n de Madres, ubicada a pasos de La Bombonera. En su parrilla, llamada Los Talleres, recibe a cientos de personas que buscan comer un asado antes de ingresar al estadio, incluso los polic¨ªas comen all¨ª. Con lo recaudado, se pagan los impuestos para que coman en forma gratuita 65 ni?os y 76 personas adultas del barrio.
¡°Para nosotros es muy importante Boca porque la gente que viene al club siempre consume algo. Es muy emocionante volver a recibir a River; esta casa vibra, este partido es lo m¨¢s, para nosotros es como una gran torta de chocolate¡±, afirm¨® Rosario.
Sin embargo, en el derruido campo de juego, la expectativa de buen juego no lleg¨® a satisfacer ni siquiera un cuarto de hora. Un tumulto en el ¨¢rea chica, provocado cuando el defensa de River, Eder Alvarez Balanta, carg¨® contra el arquero de Boca, Sebasti¨¢n Ori¨®n, termin¨® con la expulsi¨®n del medio xeneize, Pablo P¨¦rez, quien reaccion¨® con una patada en el est¨®mago del colombiano. A partir de ah¨ª, el encuentro se convirti¨® en un concierto de especulaciones y pierna fuerte. El encuentro fue dirigido por el ¨¢rbitro Dar¨ªo Herrera, el mismo del incidente que provoc¨® la descalificaci¨®n de Boca, y finaliz¨® con 3 amonestados por cada bando.
Las gradas ayudaron al desconcierto y no pararon de gritar e insultar ante cada fallo de Herrera que, obligado a vestirse de verdugo, supo c¨®mo administrar las tensiones y complet¨® un partido correcto. El adelantamiento de River en el campo, con la voracidad de quien se sabe superior, fue bien controlado por los defensas de Boca que aprovecharon la altura de sus zagueros, Fernando Tobio y Juan Manuel Insaurralde, quienes rechazaron de cabeza todas las pelotas enviadas por Andr¨¦s D¡¯Allessandro y Camilo Mayada (las figuras del match).
Al final del primer tiempo, y en el mismo sitio del bochorno, unos 4 hinchas de Boca se treparon al alambrado para colgar una bandera que se mofaba de los jugadores rivales, algo que est¨¢ prohibido. A los hinchas, s¨®lo parece importarles una cosa: que la historia cuente que el que abandon¨® aquel 15 de mayo fue el rival y no la propia parcialidad.
Los propios dirigentes parecen comportarse como hinchas. A los 35 minutos del complemento, la delegaci¨®n riverplatense, liderada por el presidente de la instituci¨®n, Rodolfo D¡¯Onofrio, que ocup¨® un palco cerca del sector de prensa, se retir¨® del estadio respondiendo los insultos de los plate¨ªstas de Boca con gestos que recordaron al gas pimienta, con el dedo anular como si pulsaran un bot¨®n imaginario.
Poco dej¨® el segundo tiempo: m¨¢s patadas, m¨¢s reclamos al juez, un gol anulado al uruguayo Iv¨¢n Alonso, de River, por posici¨®n adelantada, y una nueva lesi¨®n del volante ex Real Madrid, Fernando Gago, quien se rompi¨® otra vez el tend¨®n de Aquiles de su pierna izquierda y tendr¨¢ que ausentarse de las canchas por 7 meses. El 13 de septiembre del a?o pasado sufri¨® la misma lesi¨®n, tambi¨¦n ante River, en un partido jugado en el Estadio Monumental.
Sin decirlo, ambos planteles dejaron el estadio pensando en el pr¨®ximo jueves, cuando los locales enfrenten a Cerro Porte?o de Paraguay, y los visitantes hagan lo propio ante Independiente del Valle de Ecuador, por los octavos de final de la Copa Libertadores. Esa que a los argentinos les hace perder la cabeza.
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