Un partido nada amistoso con el City
En v¨ªsperas de las Navidades de 1979, el Madrid recibi¨® al Manchester City en un amistoso que no lo ser¨ªa tanto. Boskov, entrenador del Madrid, el de ¡°f¨²tbol es f¨²tbol¡±, hab¨ªa solicitado al club, que entonces presid¨ªa Luis de Carlos, este partido. Quer¨ªa que los suyos jugaran ante un equipo brit¨¢nico, en previsi¨®n de que en la Copa de Europa les tocara el Nottingham Forest o el Celtic de Glasgow. El club accedi¨®.
Se escogi¨® el City porque no era muy caro, ni muy bueno ni muy malo (iba el 14? en la Liga), hab¨ªa sido campe¨®n de la Recopa no hac¨ªa mucho (quedaba alguno de los ganadores) y ten¨ªa dos atractivos singulares. Uno era Kazimierz Deyna, celebridad mundial, que, ya veterano, hab¨ªa obtenido permiso para salir de Polonia; el otro era un tal Mike Robinson, un chico de 20 a?os fichado ese verano del Preston North End por 756.000 libras, 144 millones de pesetas. R¨¦cord de traspaso en su momento en la Isla. Aquel Mike Robinson es hoy nuestro Michael Robinson, reputad¨ªsimo comentarista de televisi¨®n y radio.
Es 19 de diciembre. El Madrid viene de ganar en M¨¢laga 1-4 aunque con pol¨¦mica, por una mano de Benito que el ¨¢rbitro no vio. Al acabar el partido, Juanito hab¨ªa dicho que s¨ª, que hab¨ªa sido mano y por tanto penalti. Eso no hizo gracia ni a Boskov ni a Benito ni a casi nadie en el Madrid. Se discut¨ªa si multarle o no multarle. El autob¨²s del Madrid hab¨ªa sido apedreado al salir del campo y uno de sus directivos, Manuel Mestanza, alcanzado.
Los precios son populares: de 100 a 700 pesetas, menos de la mitad de lo habitual. La hora, las nueve de la noche. Por desgracia, la v¨ªspera entr¨® en Madrid una ola de fr¨ªo, acompa?ada de fuertes lluvias.
Robinson recuerda: ¡°Yo hab¨ªa estado el verano anterior en Mallorca, pero ese era mi primer viaje a Espa?a para jugar al f¨²tbol. ?Y al Bernab¨¦u! Ven¨ªa emocionado. Mi padre me hab¨ªa dicho de ni?o que s¨®lo en un sitio se jugaba mejor al f¨²tbol que en Inglaterra: en el Santiago Bernab¨¦u. En el Preston tuve de manager a Bobby Charlton y de entrenador a Nobby Stiles, y me hablaban maravillas del Madrid. As¨ª que llegu¨¦ pensando en los fantasmas de Di St¨¦fano, Puskas, Gento¡ En el vestuario me hizo ilusi¨®n creer que quiz¨¢ estaba sentado donde un d¨ªa se sent¨® Bobby Charlton. Pero¡¡±.
Una cosa es partido duro, otra es lo que pas¨®¡± Vujadin Bo?kov, entrenador del Madrid en aquel momento
Pero todo sali¨® mal. Llov¨ªa y la entrada era floja. El Madrid sali¨® con Miguel ?ngel; Sabido, Benito, Sol, Isidro; ?ngel, Del Bosque, Garc¨ªa Hern¨¢ndez; Juanito, Santillana y Cunningham. (Falt¨® Stielike, con permiso para ir a Alemania con su selecci¨®n). A los seis minutos, Santillana marca el 1-0, los ingleses reclaman fuera de juego, pero el ¨¢rbitro, el madrile?o Lamo Castillo, lo concede. Juanito les enfada m¨¢s, con sus virguer¨ªas, regatitos, t¨²neles y dem¨¢s. ¡°Nosotros ten¨ªamos jugadores de mucho car¨¢cter ¡ªme dice Robinson¡ª y eso les cay¨® muy mal¡±.
Empezaron las patadas. Para el 10¡¯, cuando el City empat¨® con un gol ol¨ªmpico, ya estaba todo lanzado. Isidro (un gran comod¨ªn que lo mismo jugaba de defensa que de extremo) se desquit¨® de un entrad¨®n a Juanito con sendas tremendas patadas a Daley y Bennett. Cuando en el 25¡¯ Juanito marca el 2-1, los ingleses se alborotan m¨¢s y el Madrid responde. Isidro cuenta: ¡°Boskov te perdonaba todo menos que no metieras el pie¡±. De inmediato, el t¨¦cnico retir¨® por precauci¨®n a Cunningham, que ya ven¨ªa con un tobillo tocado y en su lugar sac¨® a Poli Rinc¨®n, que se sum¨® gozoso a la pelea. Era un bravo.
Lamo Castillo actu¨® acobardado, consintiendo lo inconsentible. Quer¨ªa sacar adelante el partido. Hay una reyerta entre ?ngel y Daley en la que deber¨ªa haber expulsado a ambos y no lo hace En el 36¡¯ repite gol Juanito y Boskov le retira prudentemente, porque est¨¢n yendo a por ¨¦l, que les espera con ca?os. Boskov conf¨ªa en que con eso se calme algo la cosa. En el 43¡¯, Shinton hace el 3-2 y Boskov casi lo ve como un alivio. As¨ª me lo coment¨® el d¨ªa siguiente: ¡°Una cosa es partido duro, otra es lo que pas¨®¡±.
Lo que pas¨® fue a m¨¢s en la segunda mitad. Faltos de arbitraje, y por tanto de autoridad reguladora, los dos equipos se abandonaron, en efecto jaur¨ªa, a una org¨ªa de violencia. Asist¨ª a ese partido y puedo decir que de las cincuenta patadas m¨¢s violentas que haya visto en tantos a?os de aficionado, quiz¨¢ la mitad se produjeron all¨ª. He sabido de partidos as¨ª en Sudam¨¦rica, pero nunca en Europa.
Poli Rinc¨®n marc¨® el 4-2 en el 52¡¯, en claro fuera de juego, y los ingleses se enfurecieron a¨²n m¨¢s. Isidro tiene muy vivo el recuerdo: ¡°Ellos ven¨ªan a por nosotros y respondimos. ?bamos a reventarnos los unos a los otros. Recuerdo un c¨®rner, que subieron a rematar los dos centrales. Les ten¨ªamos que marcar Benito y yo. Nos sacaban la cabeza y ven¨ªan con cara de mala uva. Yo le dije a Goyo: ¡®Oye, estos vienen a por nosotros¡¯. Y Goyo me dijo: ¡®Pues vamos antes nosotros a por ellos¡¯. Seg¨²n sal¨ªa el bal¨®n, ya les hab¨ªamos sacudido y estaban en el suelo. No hab¨ªa que mostrar miedo¡±.
Benito y Booth se cogen del cuello, casi se estrangulan, se pegan¡ Por fin, Lamo interviene y expulsa a ambos
En el 57¡¯, Isidro hace dos entradas espeluznantes consecutivas, sin que Lamo se altere. Dejaba dar patadas a unos y a otros pitando, como mucho, falta, acompa?ada de un leve gesto de reproche. El entrenador del City, Malcolm Allison, hizo gestos contra el p¨²blico que, enardecido, le lanz¨® objetos, y lo mismo hizo en adelante con sus jugadores cuando hab¨ªa una refriega cerca de la banda.
En medio de todo eso, un rel¨¢mpago de belleza: Garc¨ªa Hern¨¢ndez coloca en la escuadra un golpe franco. Un 5-2 precioso.
Pero se reanuda la carnicer¨ªa. Sabido, Benito, Isidro, ?ngel y Rinc¨®n destacaron por el lado madridista. Ranson, Booth, Bennett, Daley y Shinton, por el City. Este ¨²ltimo, habilidoso interior, se echaba adrede el bal¨®n largo, para dar ventaja al defensa que sal¨ªa al cruce y sacudirle. Robinson recibi¨® cantidad de patadas de Benito: ¡°Llegu¨¦ a pensar que ve¨ªa mal. Stiles, que tanta fama tuvo como le?ero, sol¨ªa decir medio en broma que ¨¦l no iba con mala fe, sino que pegaba porque ve¨ªa mal. Como Benito bizqueaba un poco, yo pensaba que en su caso era verdad. Sin embargo, Sol era calmado. Cuando nos junt¨¢bamos, nos hac¨ªamos gestos. Yo, claro, no hablaba nada de castellano, pero nos entend¨ªamos. Era como: ?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? ?Nos vamos a acabar matando unos a los otros! Y: ?Qu¨¦ quieres que yo le haga?¡±.
En el 64¡¯, Benito y Booth se cogen del cuello, casi se estrangulan, se pegan¡ Por fin, Lamo interviene y expulsa a ambos. Los ¨¢nimos quedan a¨²n m¨¢s calientes. Bennett le da una patada a Rinc¨®n de la que sale milagrosamente vivo y la mejora cuando se cruza con Ranson, al que manda por los aires. Un directivo del City es sacado del palco por las autoridades, porque se ha puesto, ¨¦l mismo, agresivo.
En el 70¡¯ y el 72¡¯, Lamo se decide a expulsar a dos m¨¢s, Ranson y ?ngel. Durante 20 minutos vi, creo que por ¨²nica vez en mi vida, un curioso nueve contra nueve, los dos jugando al 3-3-2, y todav¨ªa busc¨¢ndose, dentro de las fuerzas que les quedaban y superando el dolor de los cardenales, para pegarse. Por fortuna, el ser menos les alejaba a unos de otros.
Y, s¨ª: el siguiente sorteo europeo emparej¨® al Madrid con el Celtic. Los de Boskov perdieron en Glasgow 2-0 pero remontaron aqu¨ª 3-0, en otra tarde de palos. El ensayo sirvi¨®¡
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