Zidane y la alegr¨ªa
Pase lo que pase en los dos partidos que quedan, este se?or le ha dibujado una sonrisa al madridismo en pleno

Hubo un tiempo en que el contubernio que no cesa amenaz¨® con volar por los aires al legendario Real Madrid. As¨ª opinaba su presidente, Florentino P¨¦rez, que contemplaba el mot¨ªn desde su butaca del palco, sin entender nada, siempre rodeado de gente de bien y de orden, ora Rajoy ora Aznar. El Bernab¨¦u clamaba contra los jugadores, contra el entrenador, Rafa Ben¨ªtez por entonces, pero sobre todo contra el m¨¢ximo dirigente, que abr¨ªa los brazos en se?al de qu¨¦ quieren ustedes que yo haga. Eran tiempos en los que fuera del club se hablaba de De Gea, Cherysev, nombres que provocaban la risotada general. Denunci¨® Florentino P¨¦rez una campa?a universal contra ¨¦l, y por consiguiente contra el Real Madrid, orquestada por los medios de comunicaci¨®n en connivencia con los facinerosos de Ultras Sur. Ben¨ªtez, lejos de hacer pi?a con sus jugadores, la hizo con su presidente a modo de pla?idera oficial, lo que no evit¨® que el 4 de enero recibiera la patada de su defendido y con ella el despido.
No le qued¨® otra a Florentino P¨¦rez que buscar a una figura que adem¨¢s de recuperar al equipo (si eso era posible) ilusionara a la afici¨®n (lo que se antojaba imposible). Dicen los que manejan este tipo de informaci¨®n que el ¨²nico nombre que le convenc¨ªa era el de Jos¨¦ Mourinho, lo que no hac¨ªa sino certificar el gusto de este hombre por el suicidio deportivo. Alguien le quit¨® la idea de la cabeza y decidi¨® apostar por Zinedine Zidane. Se puso en duda que quien hab¨ªa sido uno de los mejores futbolistas que conoci¨® la historia funcionara como entrenador. Sin apenas experiencia, adem¨¢s. Al mando de un vestuario lastrado por la labor de su predecesor, empe?ado en llevar el f¨²tbol a un programa inform¨¢tico. Y se obr¨® el milagro. Zidane dibuj¨® una sonrisa en su rostro y en el del madridismo, tom¨® las decisiones que le vinieron en gana y comenz¨® a romper pantalones por la parte m¨¢s p¨²dica. Ayer cumpli¨® una vuelta completa en el banquillo, 19 partidos, con un bagaje de 16 victorias, dos empates y una derrota, adornados con 61 goles a favor (a m¨¢s de tres por partido). Esos n¨²meros, y los pinchazos del Bar?a, han llevado al Madrid a disputar la Liga hasta la ¨²ltima jornada, lo que era mucho m¨¢s que una utop¨ªa hace un suspiro, cuando el Madrid viajaba a 12 puntos del por entonces intocable l¨ªder.
El mejor futbolista de cuantos entrenadores hay en el mundo ha logrado que, pase lo que pase en los dos partidos que quedan (el ¨²ltimo de la Liga y la final de la Champions), su estreno como t¨¦cnico de ¨¦lite haya sido un ¨¦xito. La suerte le ha acompa?ado en su traves¨ªa europea, donde la tibieza de los rivales (m¨¢s all¨¢ del susto de Wolfsburgo y de los conspiranoicos que hablan de bolas calientes, fr¨ªas, con forma de huevo e idioteces similares) ha allanado el camino a su equipo. Sobre todo el Manchester City, que lleg¨® al Bernab¨¦u con un exmagn¨ªfico futbolista al mando hoy convertido en un peso pesado (Yay¨¢ Tour¨¦), con un enorme jugador que es la viva estampa de la tristeza (Ag¨¹ero) y con un t¨¦cnico que lleva meses con la fecha de caducidad impresa en su frente (Pellegrini). Un Pellegrini al que un tal Aleix Espargar¨® llam¨® sinverg¨¹enza, lo que no hace sino demostrar que no es un mundo el de las motos exento de cretinismo. A Pellegrini le relevar¨¢ en el City Guardiola, que cerr¨® la semana con el t¨ªtulo de la Bundesliga, triunfo que queda deste?ido por la eliminaci¨®n del Bayern en la Champions, competici¨®n en la que fue, de largo, el mejor de los semifinalistas. Guardiola lleg¨® a un equipo campe¨®n de todo y tres a?os despu¨¦s se va con pleno de Ligas pero sin la Champions. No es un fracaso, en absoluto, pero tampoco el ¨¦xito superlativo que pregonan los que no solo consideran a Guardiola un extraordinario entrenador, que lo es, tanto que lo es, sino el evangelizador del f¨²tbol moderno. Ellos deber¨ªan explicarles a los seguidores del Bayern que no se ofusquen, que no habr¨¢n ganado la Champions pero que evangelizados han quedado para rato.
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