El Madrid derrota al Deportivo y cae con decoro en la lucha por la Liga
Los de Zidane sue?an en Riazor durante 15 minutos pero se quedan sin la gran remontada
En la orilla se qued¨® el Madrid, que tir¨® de fe hasta el final y cerr¨® la Liga con honor. Para una entidad de semejante rango no hay otra gloria que los t¨ªtulos, pero a este Real animado por el optimista Zinedine Zidane le cabe no reprocharse el final de curso y haber ca¨ªdo de pie, con decoro. No claudic¨® cuando se vio a trece puntos del Bar?a, incluso con el Atl¨¦tico por delante. Emancipado del cientifismo de Rafa Ben¨ªtez, cogi¨® un segundo aire con una inopinada victoria en el Camp Nou y se neg¨® la rendici¨®n hasta llegar con opciones a la ¨²ltima jornada, en la que necesitaba un prodigio. Coloniz¨® de forma aplastante al Deportivo, pero no hubo milagro en Granada, lo que impidi¨® un brindis hist¨®rico del Madrid. Hist¨®rico por ins¨®lito: el club de las grandes gestas jam¨¢s hab¨ªa ganado una de sus 32 Ligas sin haber llegado como l¨ªder al cierre del campeonato.
El Madrid se vio campe¨®n durante un cuarto de hora, el tiempo transcurrido entre los primeros goles de Cristiano y Luis Su¨¢rez. La posible epopeya se desvaneci¨® por completo al descanso. Con 0-2 en Riazor y en Los C¨¢rmenes, bandera blanca en A Coru?a y a pensar en Mil¨¢n: CR, perdido tambi¨¦n su quim¨¦rico reto con Su¨¢rez por el pichichi, no regres¨® de las duchas. El portugu¨¦s no es de los que capitulan sin m¨¢s, por lo que antes de dar prioridad a la final de la Copa de Europa dej¨® en A Coru?a dos goles, un remate al poste y otro al larguero. Sin Cristiano, que se doli¨® del pie derecho en el primer tramo, y sin noticias de un repunte del Granada, el partido, el aut¨¦ntico, el de las emociones, se qued¨® a medias. Tras el intermedio respir¨® el Deportivo, ya con un Madrid menos ilusionado y con San Siro a la vista tambi¨¦n para Kroos y Bale, retirados con prudencia por Zidane mucho antes de que bajara el tel¨®n.
Mientras hubo motivos para la enso?aci¨®n, ante un Deportivo sin objetivos y con enormes turbulencias internas por las pirotecnias de unos y otros, no hubo otro partido que el pretendido por los visitantes. Ante un rival sin ¨¢nimo y sin paz, el Madrid hizo los deberes desde el primer segundo. Interpret¨® bien que el pulso con el Bar?a le exig¨ªa disparar la ansiedad azulgrana. Dicho de otra forma, anotar primero que los de Luis Enrique, una sobrecarga de presi¨®n. As¨ª fue. Con la alineaci¨®n de etiqueta y tras una puesta en escena contundente, el equipo de Zidane invadi¨® al Depor, enclaustrado en su ¨¢rea, a muchas Lunas de Keylor. Al toque de corneta de los blancos respondieron de inmediato sus dos grandes estrellas. Bale hizo descarrilar a Manuel Pablo, su asistencia a Benzema deriv¨® en un remate fallido del franc¨¦s que le lleg¨® de carambola a CR, que emboc¨®. Lo har¨ªa tambi¨¦n antes de la media hora con un cabezazo facilitado por un bloqueo de Bale a Arribas, al que se quit¨® de encima. El 35? gol del portugu¨¦s anticip¨® el 39? de Su¨¢rez, el tercer jugador que supera los 38 tras el propio CR y Messi. La colosal eficacia del charr¨²a, que luego llegar¨ªa a los 40, ha resultado imposible hasta para el voraz Cristiano.
Frente a un Madrid implacable, no hubo dictado del Deportivo hasta el segundo acto, ya con el encuentro sin chicha. Al menos entonces pudo librarse de otra goleada descomunal, sosegar algo las tensiones y celebrar en calma el merecid¨ªsimo tributo a Arsenio Iglesias. El Madrid cedi¨®. Le lleg¨® la hora de poner rumbo a la cumbre de la Champions. Tiempo tendr¨¢ para repasar las cuentas en la Liga, campeonato que solo ha conquistado en cinco ocasiones desde 2000. La remontada con Zidane no fue suficiente. Conviene subrayar sus 53 puntos en 20 jornadas con el t¨¦cnico galo por los 37 de Ben¨ªtez en 18 citas. Jam¨¢s un entrenador del Madrid sum¨® tantos puntos en su primera veintena de choques. Aun con este Zidane se requiere una profunda reflexi¨®n en alta canciller¨ªa del club. Un examen irremplazable incluso con un podio en Mil¨¢n. La hidalga historia madridista obliga a todo. Eso es la excelencia que proclama como list¨®n. Es lo que le hizo un club de leyenda.
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