Una r¨²a para la afici¨®n

Una lluvia de confeti dio la bienvenida en Drassanes al autob¨²s descapotable que llevaba a la plantilla del Barcelona. A la orilla del Mediterr¨¢neo, como si se tratara de un barco que regresaba despu¨¦s de 38 jornadas de un largo y duro viaje, un mar de banderas azulgrana honraba la gesta de su tripulaci¨®n. El bot¨ªn, el t¨ªtulo de Liga, presid¨ªa la proa del veh¨ªculo. Luis Enrique, en funci¨®n de capit¨¢n y timonero de la nave, hab¨ªa pedido un fiest¨®n y Barcelona no fall¨®. A pesar de las m¨¢s de dos horas de celebraci¨®n, el festejo no tuvo ni transmiti¨® la emoci¨®n de las ¨²ltimas ediciones. Sin parlamentos ni dedicatorias, la Liga se conmemor¨® desde lo m¨¢s alto de un bus, entre el calor de la gente. Las incontables banderas que los seguidores ondeaban ¡ªblaugrana al vent¡ª, convirtieron la avenida del Paralelo en un mosaico azulgrana. M¨¢s de 90.000 personas se contaron, de acuerdo a las primeras estimaciones.

Hab¨ªa dudas sobre la organizaci¨®n de la r¨²a y se discuti¨® sobre su trayecto, que finalmente qued¨® reducido entre el World Trade Center y la Plaza de Espa?a

Hab¨ªa dudas sobre la organizaci¨®n de la r¨²a y se discuti¨® sobre su trayecto, que finalmente qued¨® reducido entre el World Trade Center y la Plaza de Espa?a. La presencia masiva de seguidores confirm¨® el inter¨¦s que hab¨ªa por parte de la afici¨®n de agasajar a los jugadores, quienes por su parte guardaron una actitud tranquila, sin el jolgorio ni las manifestaciones de veces anteriores. Los grandes protagonistas fueron los ni?os, que acudieron en masa en busca de las figuras como Messi

Para muchos de ellos, nacidos despu¨¦s de la llegada de Ronaldinho, la victoria es una compa?era de viaje habitual. Tambi¨¦n para los padres que crecieron con el legado de Cruyff. Es el t¨ªtulo n¨²mero 14 que el club celebra desde la llegada del holand¨¦s al banquillo. ¡°Eterno Johan¡±, mostraba una pancarta elaborada con detalle.

Pero si los barcelonistas mostraban sus ganas de juerga, los jugadores segu¨ªan m¨¢s contemplativos que festivos ¡ªla noche anterior se hab¨ªan reunido en una cena y posterior celebraci¨®n en un hotel de Barcelona. Neymar se pas¨® medio recorrido subido a la parte trasera del autob¨²s sin dejar de atender al m¨®vil, y Messi, Arda y Piqu¨¦ examinaban la fiesta desde el interior del veh¨ªculo. Solo Alves hac¨ªa de Alves. El lateral bailaba, animaba, saludaba y correspond¨ªa a la alegr¨ªa popular; y tuvo tiempo tambi¨¦n de regalar una de sus actuaciones particulares, solo, delante de una de las c¨¢maras fijas del veh¨ªculo.

Con la Plaza Espa?a en el horizonte, los acordes de Carlinhos Brown atrajeron al Piqu¨¦ m¨¢s festivo. El catal¨¢n apareci¨® de golpe, jaranero, y roci¨® a sus compa?eros entre saltos. Incluso tante¨® subirse al lado del trofeo mientras lanzaba gestos a los aficionados con los brazos f¨¢cilmente traducibles: ¡°?Aqu¨ª, hemos tra¨ªdo la Liga aqu¨ª!". Pero el resto de protagonistas no se dej¨® llevar por el ¨¢nimo del central y sigui¨® a lo suyo. Se hac¨ªan selfies, v¨ªdeos y jugaban con los ca?ones de confeti que el club puso a su disposici¨®n. Se repartieron m¨¢s de cien kilos a lo largo del recorrido.

Luis Enrique, sin estridencias, pas¨® la fiesta junto a sus colaboradores y firm¨® balones, camisetas, banderas y todo aquello que volaba hasta el bus. El t¨¦cnico se mantuvo en un discreto segundo plano. Al final de la ruta, los jugadores regalaron una de las pocas im¨¢genes colectivas de la celebraci¨®n con un ¡°?Campeones, Campeones¡± que encontr¨® respuesta entre el p¨²blico. Su intenci¨®n es repetir pronto, con la Copa del Rey delante del autob¨²s o sobre el c¨¦sped del Camp Nou.