M¨¢s partido que esteladas
Banderas de todos los colores, pitidos y aplausos al himno y ambiente festivo en la grada
Tan pronto como lleg¨® al antepalco del Vicente Calder¨®n, Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, se hizo una foto con Manuela Carmena, su colega madrile?a, y Juan Espadas, el alcalde de Sevilla, la colg¨® en su cuenta de Twitter: ¡°Dos alcaldesas y un alcalde en nuestra primera #FinalCopa, dispuestos a disfrutar con deportividad y fraternidad :)¡±. Una imagen siempre vale m¨¢s que mil palabras. Y de eso, de gestos y de im¨¢genes, hubo muchas durante el d¨ªa por las calles de Madrid y dentro del estadio que alberg¨® la final de la Copa de Rey. Y de deportividad y fraternidad tambi¨¦n. Y banderas, y c¨¢nticos. Y partido. O sea, una final de Copa con todas las de la ley. Y en la grada, los Reyes, don Felipe y do?a Leticia. Y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la presidenta de Andaluc¨ªa, Susana D¨ªaz, junto al presidente de la Federaci¨®n, ?ngel Villar. En el Calder¨®n, m¨¢s de 50.000 aficionados animando al Barcelona y al Sevilla, con ganas y banderas. Como manda el protocolo.
A un lado, la grada se llen¨® de sevillistas llegados de toda Espa?a; al otro, de aficionados del Barcelona. A su bola, unos cantaban que eran espa?oles, otros que viva el Betis; unos entraron con banderas esteladas, otros con banderas de Espa?a, andaluzas, senyeras catalanas, blancas, rojas, azules, del Bar?a, de Cuba y hasta de Marruecos. ¡°?De Marruecos?¡±. ¡°S¨ª, soy de C¨¢diz y del Bar?a, pero voy al campo con la bandera que me da la gana¡±, aseguraba Joaqu¨ªn, un tipo peludo y desdentado por los pasillos del Calder¨®n, donde no se registraron incidentes. ¡°Hombre. Siempre hay alg¨²n tonto, pero nada destacable¡±, admit¨ªa un polic¨ªa, con pinta de haber trabajado poco durante la entrada de aficionados. Los del Barcelona encontraron sobre sus asientos banderitas con los colores de la senyera y del club al acceder al campo.
¡°Alguien se puso una venda antes de la herida. Se creen que somos bobos¡±, explicaba Pietro, un brasile?o casado con Montse, de Mollerussa: ¡°Si la delegada del Gobierno no dice lo de la estelada ni me acuerdo de la bandera¡±, explicaba mientras se compraba unas palomitas. Ella no hab¨ªa tra¨ªdo su estelada. ¡°Por si hab¨ªa problemas para acceder al campo, la entrada de mi marido est¨¢ a nombre de mi hermano¡±, dijo. No hubo controles excesivamente minuciosos. ¡°Sentido com¨²n, mucho sentido com¨²n¡±, argument¨® uno de los responsables de la organizaci¨®n. De hecho, si hubo buen ambiente en el palco, lo hubo en la grada, pitos al himno al margen, y tambi¨¦n sobre el c¨¦sped, al menos al inicio del encuentro, que luego cada uno meti¨® el pie con manifiesta voluntad de llevarse el bal¨®n por delante.
Los del Barcelona encontraron sobre sus asientos banderitas con los colores de la senyera y del club al acceder al campo
De entrada hubo dos pasillos cargados de simb¨®lico respeto, motivo por el que los capitanes, Iniesta y Coke, salieron al campo flanqueados por sus compa?eros. En uno de los fondos, una enorme tela con el dibujo del rey San Fernando, el soberano que aparece dibujado en el escudo del Sevilla, recibi¨® a los jugadores del conjunto andaluz. Al otro, sobre un fondo azul, el escudo del Bar?a, con el lema Volem el doblet (Queremos el doblete), para recibir a los de Luis Enrique.
Y en esas, son¨® el himno de Espa?a. Y unos sacaron sus banderas rojas y gualdas, pero tambi¨¦n de Andaluc¨ªa y republicanas, y otros, las suyas y se vieron muchas esteladas, pero no tantas, claro, como hace un a?o en el Camp Nou; y unos cantaron ¡°lo-lo-lo-lo¡±, y otros pitaron. Y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. A diferencia de anteriores finales, al menos las que el Barcelona jug¨® en Mestalla contra el Real Madrid hace dos temporadas o la de hace un a?o, en el Camp Nou, contra el Athletic, el nivel de rechazo al himno pareci¨® menguar, aunque eso sea siempre dif¨ªcil de cuantificar.
Y empez¨® el partido, Messi pidi¨® la pelota y a la media hora, expulsaron a Mascherano. Hubo partido. Y fue emocionante, y bonito como una final de Copa.
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