El peso de llamarse Messi
Jorge Horacio, padre de Lionel, carga con la responsabilidad de gestionar los intereses de una familia convertida en una marca mundial
En la escuela de f¨²tbol del club Abanderado Grandoli, en el barrio de Las Heras de Rosario, es normal ver a los padres, abrochados a un lateral del campo, animar (o reprochar) a sus hijos, cuestionar (o insultar) a ¨¢rbitros y entrenadores, so?ar (o exigir) que sus ni?os se conviertan en el pr¨®ximo Leo Messi. All¨ª, donde el 10 del Barcelona cant¨® sus primeros goles, Jorge Horacio Messi llamaba la atenci¨®n por su discreci¨®n. Cuentan que cuando Lio jugaba en Grandoli, Jorge se colocaba detr¨¢s de una de las porter¨ªas y ni abr¨ªa la boca. ¡°De chiquito hac¨ªa cuatro goles y mi viejo, igualmente, siempre ten¨ªa algo para criticar. Eso hac¨ªa que me quiera superar al siguiente partido. Pocas veces me dijo ¡®jugaste bien¡±, explica el delantero del Bar?a.
¡°El d¨ªa en que salimos desde Argentina con un bagaje de sue?os e ilusiones pero tambi¨¦n con muchos miedos, Lionel parec¨ªa disfrutar de ese viaje. Seguramente, en su cabeza s¨®lo giraba la idea de conocer, llegar y quedarse en Barcelona. Pero supongo que tambi¨¦n empezaba a forjarse la idea de triunfar en lo que m¨¢s quer¨ªa: el f¨²tbol¡±, le escribi¨® Jorge a Leo, despu¨¦s de que ganara su quinto Bal¨®n de Oro. ¡°Desde el seno familiar nos sentimos muy orgullosos de ¨¦l porque todo lo consigui¨® con un enorme esfuerzo, dejando atr¨¢s cosas de much¨ªsimo valor¡±, remataba Messi padre. Unos a?os antes de que la familia Messi tomara la decisi¨®n de volar rumbo a Barcelona, Jorge y su mujer Celia Cuccittini esgrim¨ªan la posibilidad de mudarse a Australia. Hab¨ªa que buscarse la vida fuera de una Argentina, en la que ya se ol¨ªa una de las peores crisis econ¨®micas de su historia.
En el a?o 2000 apareci¨® el Bar?a y una doble posibilidad de crecimiento: para un canijo Lionel (que ten¨ªa un problema hormonal y el club catal¨¢n le pagar¨ªa su tratamiento), tambi¨¦n para todos los Messi. Ocurri¨®, sin embargo, que la adaptaci¨®n en Barcelona result¨® compleja y la familia se dividi¨®: Celia regres¨® a Rosario junto al resto de sus hijos (Rodrigo, Mat¨ªas y Sol) y Jorge se qued¨®, junto a Leo, en la capital catalana. El piso de 120 metros cuadrados en el barrio de Les Corts, que pagaba el Bar?a, se llen¨® de dudas y, sobre todo, de silencios entre padre e hijo, dos tipos austeros en palabras. ¡°Lo m¨¢s duro de esos a?os no fueron las medicaciones, sino estar tanto tiempo con la familia separada¡±, recuerda Leo, que se encerraba a llorar en su habitaci¨®n para que su pap¨¢ no se diera cuenta de que extra?aba su casa, en el barrio de Las Heras.
Rosario es la ciudad de Argentina con mayor n¨²mero de inmigraci¨®n italiana. Y la familia Messi-Cuccittini responde a las viejas tradiciones de Italia: la madre (la mamma) es el pilar emocional y el verdadero poder en la sombra de la familia. Lo era la abuela Celia, a quien la Pulga le dedic¨® cada uno de sus m¨¢s de 500 goles, y lo es la mam¨¢ Celia, a quien Messi lleva tatuada en la espalda. Sobre los hombros de Jorge siempre cay¨® el peso administrativo, sost¨¦n econ¨®mico de la familia. Primero como supervisor en la metal¨²rgica Acindar (una de las empresas m¨¢s importantes de Argentina), luego como presidente de una marca mundial: Leo Messi. El delantero azulgrana figura, seg¨²n la revista Forbes, en el puesto n¨²mero 13 de los celebrities con mayor facturaci¨®n anual en 2015 (74 millones de d¨®lares), cuarto si solo se tienen en cuenta a los deportistas.
¡°?Qui¨¦n est¨¢ preparado para todo esto?¡±, afirma Jorge Messi. ¡°Quiz¨¢ nadie lo est¨¢. Yo intent¨¦ ver c¨®mo es que se manejan el resto de los futbolistas. Tampoco es tan dif¨ªcil¡±, completa Jorge. Hoy Messi padre declar¨® como imputado por fraude fiscal en la Audiencia Provincial de Barcelona. A veces, en conversaciones atadas por tel¨¦fonos m¨®viles, Jorge, desde Barcelona, y Celia, desde Rosario, se cuestionaron si vali¨® la pena todo el sacrificio que tuvieron que pasar durante estos a?os. Siempre encuentran la misma respuesta: ¡°Leo es feliz¡±. ¡°Para Leo es f¨¢cil ser Messi; para Jorge, no¡±, aseguran desde el entorno de la familia.
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