Reinventar a Per¨², misi¨®n para Gareca
El t¨¦cnico argentino aprendi¨® de Menotti y de Bilardo, ¡°dos obsesivos¡±
A Ricardo Gareca (Tapiales, Buenos Aires; 1958) se le conoce en el mundo del f¨²tbol como Richard o El Tigre, pero para sus amigos de toda la vida es El flaco. As¨ª le dec¨ªan cuando jugaba de portero en el equipo de su barrio, as¨ª le llamaban cuando con 11 a?os su padre lo inscribi¨® en Boca Juniors para que se olvidara de parar goles y comenzara a gritarlos. ¡°La Candela [el predio donde entrenaban las categor¨ªas inferiores del club xeneize] era muy diferente. Ten¨ªa que usar dos colectivos y caminar siete calles para ir a jugar¡±, recuerda Gareca. ¡°En Boca comenc¨¦ a jugar de enganche, hasta que en la quinta divisi¨®n me pusieron de punta y le tom¨¦ el gusto a marcar goles¡±. Hoy, El Flaco, sentado en el banquillo de Per¨², es el encargado de reinventar a la selecci¨®n peruana, olvidada de sus tiempos de gloria en la d¨¦cada de los setenta.
En esas vueltas que da la vida, Gareca comanda a la selecci¨®n a la que le marc¨® el gol m¨¢s importante de su carrera. La Albiceleste, que dirig¨ªa Carlos Bilardo, agonizaba para clasificarse al Mundial 86 y un tanto suyo, sobre la hora, firm¨® el empate en el Monumental (2-2), que sell¨® el pasaporte de Argentina para M¨¦xico. Un gol, en cualquier caso, que la memoria colectiva de la hinchada argentina se lo adjudica a Daniel Passarella. ¡°El gol es m¨ªo. Passarella lo sabe y yo lo s¨¦. Pero tampoco me voy a poner a discutir, que digan lo que digan. No me importa¡±, dice Gareca, que, a pesar de clasificar a Argentina se qued¨® fuera de la lista de convocados para el Mundial. ¡°No me siento campe¨®n del Mundial de M¨¦xico. S¨ª me siento parte de un proceso lleno de problemas e inconvenientes, Bilardo ten¨ªa mucha gente en contra a todo nivel y defendi¨® a un equipo que termin¨® campe¨®n del mundo¡±, concluye el t¨¦cnico argentino.
Gareca debut¨® como jugador en la selecci¨®n argentina de la mano de C¨¦sar Luis Menotti y se consolid¨® con Bilardo. ¡°Tanto Carlos como C¨¦sar son dos obsesivos¡±, afirma. ¡°Pero el Flaco est¨¢ obsesionado con darle libertad al jugador, en sacarle el mejor provecho a cada futbolista, mientras que Bilardo est¨¢ obsesionado con los detalles. Carlos no dejaba nada librado al azar. Si ten¨ªa que repetir un saque de banda 30 veces, lo hac¨ªa¡±. Gareca mam¨® de los dos grandes entrenadores del f¨²tbol argentino y se coloca en medio. ¡°Me gusta la confianza que le da Menotti al jugador, pero respecto de lo que me toc¨® vivir con Bilardo. Incorpor¨¦ lo de los v¨ªdeos, tratar de observar y analizar rivales. El entrenador actual tiene que tener un poco de los estilos¡±, afirma Richard.
Bajo el legado de Bilardo y de Menotti, Gareca tiene la misi¨®n de recuperar al seleccionado peruano, que enamoraba en los a?os setenta, de la mano de Hugo Sotil, Te¨®filo Cubillas y Julio C¨¦sar Uribe. ¡°Hoy el f¨²tbol peruano est¨¢ en cero. Est¨¢ en un proceso en el que necesita reacomodarse nuevamente. En los a?os setenta, Per¨², Argentina y Brasil eran selecciones que ten¨ªan las mismas caracter¨ªsticas, con los a?os Per¨² se qued¨® en el tiempo¡±, asegura el t¨¦cnico bonaerense. Y explica: ¡°No se invirti¨® en infraestructura, tenemos la misma que hace 30 a?os. El Estado le dio la espalda al deporte y esas consecuencias se han pagado caras. En Per¨² hay buena calidad de jugadores, pero falta cantidad¡±.
Per¨² debutar¨¢ en la Copa Am¨¦rica Centenario ante Hait¨ª, duelo que inaugura el Grupo B, que comparten con Brasil y Ecuador. ¡°No hay equipos f¨¢ciles a nivel de selecciones. Nuestras ambiciones son importantes. Primero hay que ganar el primer partido y despu¨¦s tratar de sacarle algo a Brasil y a Ecuador¡±, dice Gareca, que no subestima a una Canarinha en horas bajas, renqueante en esta Copa sin su m¨¢xima figura Neymar. ¡°Brasil nunca es ganable. En la final de la Champions League hab¨ªa cuatro jugadores brasile?os. Ellos son siempre candidatos al t¨ªtulo. Despu¨¦s en el f¨²tbol puede pasar cualquier cosa y nosotros tenemos que potenciarnos como equipo, ser solidarios¡±, remata Gareca, que no se olvida de sus amigos.
¡°En una gira por China y Jap¨®n que hicimos con Boca en 1982, yo concentraba con Diego [Maradona]¡±, recuerda El Flaco; ¡°y una noche, como no nos pod¨ªamos dormir, Diego me dijo de ir a dar una vuelta. Estaba todo cerrado, ¨ªbamos solos por la calle. Pasamos por un local de relojes y le dije: ¡®Mira que lindo ese Rolex¡±. Dos meses despu¨¦s, Gareca se llev¨® una sorpresa. ¡°El d¨ªa de mi cumplea?os, Diego se aparece en mi casa con el Rolex que le hab¨ªa dicho que me gustaba en China. As¨ª es ¨¦l, un tipo s¨²per generoso¡±. Sin embargo, el recuerdo que le regal¨® el f¨²tbol, tambi¨¦n se lo quit¨® el f¨²tbol. ¡°A?os despu¨¦s, cuando jugaba en Independiente, la Barra Brava entr¨® al vestuario y nos rob¨® todo a los jugadores. Y a m¨ª me sacaron el reloj que me hab¨ªa regalado el 10. Uno de mis grandes lamentos¡±, cierra Gareca.
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