Muhammad Ali, el elegido
El boxeador que rompi¨® moldes deportivos, pol¨ªticos y religiosos; provocador y arrogante, encantador y carism¨¢tico, uno de los grandes deportistas de la historia
Dilucidar qui¨¦n puede haber sido el mejor deportista de todos los tiempos es un asunto complejo y al final imposible de resolver. Las haza?as en distintas modalidades son incomparables y su valoraci¨®n depende de par¨¢metros muy diferentes. Incluso en el mismo deporte no es f¨¢cil porque cada ¨¦poca tiene sus protagonistas. De lo que no cabe ninguna duda es que en el grupo m¨¢s selecto de los m¨¢s grandes de la historia, porque tambi¨¦n fue de los que traspasaron todas las fronteras del deporte, estar¨¢ siempre Muhammad Ali. El boxeador que rompi¨® moldes deportivos, pol¨ªticos y religiosos; provocador y arrogante, encantador y carism¨¢tico, ha fallecido a los 74 a?os en Phoenix (Arizona, Estados Unidos). Esta vez no pudo superar las complicaciones respiratorias que ya le obligaron a estar ingresado a finales de 2014 y agravaron el Parkinson que padec¨ªa.
Muri¨® como Ali, aunque hab¨ªa nacido como Cassius Marcellus Clay en Louisville (Kentucky). Desde 1984 sufr¨ªa la enfermedad que le fue diagnosticada casi tres a?os despu¨¦s de su retirada. Pudo haber sido como consecuencia de los golpes recibidos en su carrera, pero la ¨²nica seguridad es que en su ¨²ltima etapa en activo ya hab¨ªa perdido facultades f¨ªsicas, sufr¨ªa una evidente falta de movilidad y menor capacidad de reacci¨®n para efectuar sus memorables esquivas de anta?o. Pero, sobre todo, ten¨ªa mermadas sus aptitudes mentales con claros signos de dificultades para hablar y discernir. Era ya un juguete roto pese a que su memorable estilo de boxeo se hab¨ªa basado mucho m¨¢s en la esgrima y en la esquiva que en los intercambios directos de golpes.
En cualquier caso, otro ejemplo del alto precio a pagar en un duro deporte que puede incluso acabar matando a sus practicantes y por el camino destruir muchas de sus neuronas o producir da?os cerebrales irreversibles.
La lista de grandes boxeadores de todos los tiempos tiene muchos nombres, la gran mayor¨ªa estadounidenses. A Ali le precedieron leyendas como Joe Louis o Rocky Marciano, el ¨²nico campe¨®n mundial de los pesos pesados profesionales que se retir¨® invicto. Gan¨® sus 49 combates, 43 por KO. Ali disput¨® 61, venci¨® en 56, 37 por KO, y perdi¨® cinco. Pero los n¨²meros a veces no bastan para explicar la gloria ni la genialidad. Ali, por ejemplo, no fue el atleta Bon Beamon que salt¨® los 8,90 metros en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico 68 y s¨®lo con ese salto gigantesco pas¨® a la posteridad. Ali, victorioso y derrotado, incluso se permiti¨® saltar m¨¢s all¨¢ del deporte.
Ali, para empezar, fue un innovador con su estilo. Nadie antes que ¨¦l hab¨ªa boxeado con la guardia baja y un r¨¢pido juego de piernas impensable para una categor¨ªa en la que se mueven sobre los cuadril¨¢teros moles sobre los 100 kilos. Ali no llegaba a los 95 y med¨ªa 1,91 metros en sus mejores momentos. Parec¨ªa un tipo delgado en comparaci¨®n con otros rivales. Incluso gan¨® la medalla de oro de los semipesados en los Juegos de Roma 60, con menos de 81. No se hab¨ªa podido clasificar en los pesados, pues perdi¨® con Percy Price, que ni siquiera subi¨® despu¨¦s al podio ol¨ªmpico en su categor¨ªa. Ali tambi¨¦n perdi¨® peleas entre el centenar que disput¨® en su primera etapa como aficionado, pero gener¨® ya desde entonces una gran controversia por su forma tan heterodoxa de boxear. S¨®lo era el principio de una carrera deslumbrante dentro y fuera del "ring".
El mismo a?o 1960, el 29 de octubre, sin que hubieran pasado dos meses desde su t¨ªtulo ol¨ªmpico, logr¨® su primer triunfo profesional en su ciudad natal y enseguida se traslad¨® a Miami pues all¨ª entrenaba Angelo Dundee, el gran mentor de sus ¨¦xitos. Diecinueve victorias consecutivas de un joven que hab¨ªa arrasado al legendario y eterno monarca de los semipesados, Archie Moore, y que solo hab¨ªa pasado apuros contra el ortodoxo brit¨¢nico Henry Cooper. Pero ah¨ª estuvo tambi¨¦n el astuto Dundee para salvarlo. Ali estaba destinado a mayores glorias y en las historias de las grandes gestas tambi¨¦n cuentan los detalles. Cuando estaba peor en el combate Dundee lo par¨® con la argucia de un guante roto, que muy bien pudo rasgar el propio preparador con una cuchilla.
El 25 de febrero de 1964, pese al favoritismo absoluto de Sonny Liston, logr¨® su primer t¨ªtulo mundial. Su esgrima y rapidez en los combates se impon¨ªa y tambi¨¦n su verborrea. Insultaba y menospreciaba a los rivales en una t¨¢ctica que luego confesar¨ªa como fingido decorado de comedia y hasta acertaba el asalto en que los derrotar¨ªa. "Soy doblemente grandioso, no solo los noqueo sino que elijo el asalto". Su rosario de frases llenas de soberbia, iron¨ªa, inteligencia y humor, fue enorme. "Flotar como una mariposa, picar como una abeja. Tus manos no le pueden pegar a lo que tus ojos no ven". "Soy tan r¨¢pido que cuando apago la luz me meto en la cama antes de que todo el cuarto est¨¦ a oscuras". "Cuando eres tan grande como yo es dif¨ªcil ser humilde". "Es solo un trabajo. La hierba crece, las aves vuelan y yo le pego a la gente". "Cuando tienes raz¨®n nadie lo recuerda. Cuando est¨¢s equivocado, nadie lo olvida". "No cuentes los d¨ªas, haz que los d¨ªas cuenten". "La gente no soporta a los bocazas pero siempre los escucha". "Soy un sabio del boxeo, un cient¨ªfico del boxeo. Soy un maestro del baile, un verdadero artista del ring". "No divido a los hombres entre modestos y arrogantes, sino entre los que dicen la verdad y los que mienten. No hay ning¨²n deportista en el mundo que sepa tantas cosas como yo. Entonces ?qu¨¦ me importa si suena a modestia o inmodestia?". "Si sue?as con ganarme es mejor que despiertes y pidas perd¨®n". "Deber¨ªa estar en un sello postal. Es la ¨²nica forma de que me puedan pegar". "Al golf tambi¨¦n soy el mejor, solo que todav¨ªa no he jugado". "Yo fui el Elvis del boxeo, el Tarz¨¢n del boxeo, el Superm¨¢n del boxeo, el Dr¨¢cula del boxeo, el gran mito del boxeo". "Cuando empec¨¦ a boxear todo lo que quer¨ªa era poder comprarles a mis padres una casa y tener un coche grande para m¨ª. Pero mis sue?os comenzaron a crecer". "Coches y espejos, son los objetos que m¨¢s me gustan".
Su reivindicaci¨®n de raza fue tambi¨¦n una obsesi¨®n no solo contra el poder blanco, sino frente al grupo de colegas negros condescendientes con el sistema "de los blancos" y a los que llamaba "T¨ªo Tom". En realidad, eran todos sus grandes rivales de la ¨¦poca. Se viv¨ªa el momento del "black power" y abri¨® el camino a gestos posteriores como los de los atletas en M¨¦xico 68. "Ten¨ªa que demostrar que se pod¨ªa ser negro de otra manera y hac¨¦rselo ver a todo el mundo", dec¨ªa. "Voy a la tienda y el due?o es blanco. Luego voy a la farmacia y el farmac¨¦utico es blanco. El conductor del autob¨²s es blanco. ?Qu¨¦ es lo que hacen los negros?". "Soy Am¨¦rica. La parte que ustedes no reconocen, pero acost¨²mbrense a m¨ª, negro, seguro de s¨ª mismo. Engre¨ªdo es mi nombre, no el de ustedes; mi religi¨®n, no la de ustedes".
El islam
Realmente es que empezaba la segunda parte de su vida, la m¨¢s importante. Al d¨ªa siguiente de ganar a Liston anunci¨® que se cambiaba de nombre. Ya no ser¨ªa m¨¢s Cassius Marcellus Clay, sino Muhammad Ali. Pese a su infancia regida por la iglesia bautista, su amistad con Malcolm X le hab¨ªa acercado a la organizaci¨®n Naci¨®n Isl¨¢mica desde 1959 y despu¨¦s a su l¨ªder Elijah Muhammad. Ahora era "El amado de Dios". Y lo proclam¨®: "Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escog¨ª, no lo quer¨ªa. Yo soy Muhammad Ali, un hombre libre".
Y todo ello pese a que pod¨ªa sentirse orgulloso, porque su padre quiso que se llamara como ¨¦l en recuerdo de un pol¨ªtico fundador del partido republicano, gran defensor de las libertades de los negros. Cassius Marcellus Clay, pese a ser hijo de uno de los mayores terratenientes sure?os, empuj¨® al presidente Abraham Lincoln a abolir la esclavitud en 1863. Fue nombrado embajador en Espa?a, pero prefiri¨® ejercer en la Rusia de los zares y trabajar en la compra de Alaska.
Pero Ali no le ten¨ªa mucho que agradecer a su padre, bebedor y mujeriego, incluso maltratador de su madre y, sobre todo, quer¨ªa romper con mucho m¨¢s. Aunque las cr¨ªticas que sufri¨® por abrazar el islam fueron ya tremendas. En los peores momentos de los atentados terroristas tuvo que defenderse: "Soy musulm¨¢n, soy boxeador, un hombre que busca la verdad. No representar¨ªa al Islam si fuese un terrorista. Todo el mundo debe conocer la verdad: el Islam es paz". Ali, en sus ¨²ltimos a?os incluso abraz¨® el sufismo m¨¢s espiritual y reafirm¨® su fe asumiendo su Parkinson: "Lo m¨¢s importante de mi vida es lograr la paz. Dios me dio esta enfermedad para demostrarme que soy un hombre fr¨¢gil como cualquiera".
Vietnam
Volvi¨® a derrotar a Liston en el famoso combate del "golpe invisible" y retuvo su t¨ªtulo mundial ocho veces m¨¢s hasta 1967 en que fue suspendido por negarse a ir a la guerra de Vietnam. Fue su segundo gran salto a la fama mundial por encima de su clase como boxeador.
"Por qu¨¦ me piden ponerme un uniforme e ir a 10.000 millas de casa a arrojar bombas y disparar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos m¨¢s simples? No voy a ir a 10.000 millas de aqu¨ª y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre naci¨®n simplemente para continuar el dominio de los esclavistas blancos". "Pregunten lo que quieran sobre la guerra de Vietnam que siempre les cantar¨¦ esta canci¨®n: 'No tengo problemas con los vietcong...porque ning¨²n vietcong me ha llamado 'nigger' (la forma despectiva de negro)".
Ali tom¨® postura contra la guerra incluso antes que Martin Luther King. Despu¨¦s lo har¨ªa casi siempre en causas justas y se convirti¨® en uno de los iconos legendarios para la comunidad afroamericana y negra del mundo. Una extens¨ªsima bibliograf¨ªa, encabezada por la suya, El m¨¢s grande: mi propia historia, pel¨ªculas, m¨²sica, cualquier expresi¨®n art¨ªstica encontr¨® en un personaje tan singular sobrados motivos para fijarse.
Con la suspensi¨®n y bordeando la c¨¢rcel por la sonada deserci¨®n perdi¨® tres a?os y medio, entre los 25 y los 28, en los mejores momentos de su carrera, pero asombrosamente volvi¨® casi como si el tiempo no hubiera pasado. Incluso tras dos victorias sobre rivales tan dif¨ªciles como Jerry Quarry y ?scar Bonavena se recuper¨® de su primera derrota en el combate 31 de su carrera frente al tambi¨¦n recientemente fallecido Joe Frazier. No pudo con su estilo de peleador rocoso en las cortas distancias, completamente opuesto, y todo el mundo empez¨® a pensar que ya no era el mismo. Pero volvi¨® a ganar 10 combates m¨¢s y s¨®lo tropez¨® con otra de sus rocas, Ken Norton, en 1973. Pero en s¨®lo seis meses se tom¨® la revancha y casi la encaden¨® al a?o siguiente con la primera frente a Frazier. Empezaba 1974, uno de sus a?os m¨¢gicos, pues el 30 de octubre recuper¨® los m¨¢ximos t¨ªtulos mundiales al noquear al joven campe¨®n que parec¨ªa imbatible George Foreman en el c¨¦lebre combate de Kinshasa, el antiguo Zaire, actual Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Un a?o despu¨¦s, en Manila, de nuevo derrot¨® a Frazier en una especie de desempate definitivo y ah¨ª pareci¨® empezar su cuesta abajo imparable. Coquete¨® en combates circenses con luchadores y ya le cost¨® much¨ªsimo un nuevo triunfo sobre Norton antes de caer por tercera vez en su carrera, esta vez ante Leon Spinks, oro aficionado dos a?os antes en los semipesados de los Juegos de Montreal 76 y que con siete combates profesionales, sin gran peso, no parec¨ªa ser un rival de cuidado. Ali ya ten¨ªa 36 a?os y tampoco se entrenaba igual. Aun as¨ª gan¨® la revancha y anunci¨® que se retiraba. Su m¨¦dico ya se lo hab¨ªa recomendado al verle en malas condiciones.
Pero la necesidad del dinero, porque no le hab¨ªan ido bien los negocios y le hab¨ªa enga?ado gente de su entorno, le llev¨® a cometer el error de volver dos a?os despu¨¦s y perjudicar a¨²n m¨¢s su salud. Larry Holmes, uno de los muchos campeones mundiales discretos que han sido campeones mundiales, incluso su sparring entre 1973 y 1975, le machac¨® el 2 de octubre de 1980 en Las Vegas sin que Ali tuviera ya respuesta. Por primera vez en su carrera no sali¨® de su esquina en el d¨¦cimo asalto. Los 15 que se disputaban entonces ya le parec¨ªan una eternidad y el encajar golpes en las cuerdas que le hab¨ªa servido hasta el combate de Foreman a la espera de salir contraatacando con la rapidez de anta?o, tampoco.
Aun disput¨® un ¨²ltimo combate el 11 de diciembre de 1981 contra Trevor Berbick, que acababa de perder en abril con Holmes. Tuvo que ser en Nassau, la capital de las Bahamas, y tras un examen m¨¦dico, porque ning¨²n promotor en Estados Unidos quiso arriesgarse a organizarlo. Fue a 10 asaltos, pero despu¨¦s del tercero Ali se fue desfondando y perdi¨® sin pena ni gloria, aunque solo por puntos. Fue el punto final. No daba m¨¢s de s¨ª. Le faltaba apenas un mes para cumplir los 40.
Ali lleg¨® a decir una vez: "Me gustar¨ªa vivir 100 a?os". No pudo ser. Pero sus deseos de c¨®mo querr¨ªa que le recordaran tal vez s¨ª: "Me gustar¨ªa que dijeran que tom¨® unas cuantas copas de amor, una cucharadita de paciencia, otra de generosidad, una pinta de bondad...que tom¨® un cuarto de risa, una pizca de preocupaci¨®n y a continuaci¨®n mezcl¨® predisposici¨®n con felicidad, agreg¨® mucha fe y lo mezcl¨® todo muy bien a lo largo de su vida ofreci¨¦ndolo a cada persona que lo mereci¨® al encontrarla en el camino".
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