La gabarra rodante
Varios miles de personas acompa?an a las jugadoras del Athletic en el recibimiento por su quinto t¨ªtulo de Liga
La gabarra del Athletic femenino no flotaba, rodaba. Parec¨ªa un autob¨²s, de hecho era un autob¨²s nada parecido a aquellas gabarras que en los en el siglo XIX empujaban con sirgas las mujeres desde las orillas de la R¨ªa. El mundo ha cambiado: ya no entran gabarras en la R¨ªa. La ¨²ltima, cuando el Athletic masculino celebr¨® t¨ªtulos en el a?o 1984. Ahora reposa en el Museo Mar¨ªtimo, toda pintada de azul, esperando su momento. Sin embargo, en el autob¨²s del Athletic femenino, el mismo que puso el masculino para celebrar la Supercopa, ten¨ªa una leve diferencia: en el lateral se le¨ªa: Liga 2015-16, txapeldunak (campeones). Un matiz. Como el que se ve¨ªa cuando se giraba la vista en la rotonda que se enfrenta al Ayuntamiento, justo tras la escultura de Oteiza, y se divisaba en la R¨ªa una trainera (embarcaci¨®n) de mujeres rindiendo remos y esfuerzo a las jugadoras del Athletic. Todo un s¨ªmbolo: gabarra o trainera. Entre ambas, la voluntad de homenajear el quinto t¨ªtulo de las chicas del Athletic, venciendo al Barcelona, a falta de una jornada, como empez¨® la temporada cuando los chicos vencieron a los azulgrana en la Supercopa.?
Ellas llegaron con puntualidad casi brit¨¢nica. A las 18,27 (tres minutos antes de la hora prevista), el term¨®metro del Ayuntamiento marcaba 30 grados. Hasta las 19,07 no salieron las chicas al balc¨®n del Ayuntamiento. Entre medio, el alcalde Juan Mari Aburto lanz¨® su discurso, y luego el presidente del Athletic, Josu Urrutia, le sigui¨® los pasos criticando a los que criticaron la decisi¨®n de no sacar la gabarra ¡°porque tambi¨¦n hay que estar en las derrotas¡±. La gente, a 30 grados, en la calle pitaba no sus palabras sino la tardanza en aparecer en el balc¨®n del Ayuntamiento de las protagonistas. Hay una tentaci¨®n insobornable de los representantes institucionales a representar a los ciudadanos aunque est¨¦n presentes. Porque hab¨ªa miles en los aleda?os del Ayuntamiento. ?M¨¢s o menos que otras veces? No se sabe. Una barbaridad, miles, unos cinco mil, dicen, si se ponderan los datos. No hubo gabarra. Solo rodante. Ellas fueron a lo Bob Dylan, like a rolling stone. Y el acto casi se cerr¨® con la palabras de una futbolista: ¡°No somos cojas, somos cojonudas¡±. Y la temperatura segu¨ªa a 30 grados. Un sol de justicia. A Garc¨ªa Lorca, la intimidad de esa peque?a plaza le hubiera emocionado.
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