Per¨² elimina a Brasil con esc¨¢ndalo
La selecci¨®n de Gareca vence a la de Dunga (1-0) gracias a un gol con la mano y se enfrentar¨¢ a Colombia en los cuartos de final
La sorpresa que caus¨® la victoria de Per¨² sobre Brasil fue una nimiedad si se la compara con la actuaci¨®n del ¨¢rbitro del partido, el uruguayo Andr¨¦s Cunha. El juego de Brasil fue para el olvido, el de Per¨² tambi¨¦n; la tarea del colegiado, no. A falta de 15 minutos para el cierre del partido, Ruid¨ªaz mand¨® el bal¨®n a la red, tras un pase de Polo. Mientras todos los muchachos de Gareca gritaban el gol, los brasile?os le protestaban al ¨¢rbitro, convencidos de que el peruano hab¨ªa empujado la pelota con la mano. Cunha fue a consultar con su asistente y el partido qued¨® en suspense. Mientras el colegiado escuchaba por el pinganillo las explicaciones del cuarto ¨¢rbitro (como si fuese un partido de f¨²tbol americano, solo porque la Copa se jugaba en Estados Unidos), los jugadores de uno y otro equipo se enfurec¨ªan cada segundo m¨¢s y m¨¢s. Fueron dos minutos de un papel¨®n imborrable.
La espera, interminable, dio por bueno el gol de Ruid¨ªaz. La repetici¨®n de la jugada conden¨® al ¨¢rbitro porque se vio claramente c¨®mo el peruano empuj¨® el bal¨®n con la mano. No se sab¨¦ que vio el colegiado, tampoco el asistente; mucho menos el cuarto ¨¢rbitro. La tecnolog¨ªa, si es que se utiliz¨®, no ayud¨® a que el f¨²tbol sea m¨¢s justo. Ahora mientras la Canarinha se vuelve mascando rabia a Brasil, a Per¨² le espera Colombia en los cuartos de final.
En la antesala de la definici¨®n del grupo B, la goleada de Ecuador sobre la inocente Hait¨ª hab¨ªa puesto en alerta a brasile?os y peruanos. Aunque a la Canarinha le val¨ªa el empate para sellar su pasaporte para los cuartos de final, la victoria la consolidaba con la l¨ªder del grupo y le pon¨ªa en el camino a la dura Colombia; la buena noticia, en cualquier caso, era que con los tres puntos evitaba un virtual duelo con la Argentina de Messi en semifinales. A Per¨², en cambio, no le quedaba m¨¢s remedio que ganar si quer¨ªa seguir en la Copa. Y bajo este panorama, el miedo a perder se adue?¨® del partido en Gillette Stadium.
El juego arranc¨® como si nunca hubiese arrancado: atascado en el ecuador del campo. La pelota era un castigo para los peruanos y brasile?os. Las ¨¢reas parec¨ªan zonas minadas, ni noticias de las porter¨ªas. Ten¨ªan tantas ganas de hacer las cosas bien, que hac¨ªan todo mal. Todo era fuerza e ¨ªmpetu, nada de pases y regates; ni hablar de marcar goles. Hace tiempo que a Brasil le cuesta reconocerse en su propio espejo y a Per¨² ya no le queda nada de su ef¨ªmera pero gloriosa d¨¦cada del 70, cuando de la mano de Cubillas, Uribe y Sotil se coronaron como los mejores de Am¨¦rica. Pero mientras Per¨² todav¨ªa no sabe c¨®mo reinventarse, Brasil cuenta con una bendici¨®n divina: su inagotable cantera de talentos.
Ausente Casemiro, Dunga se olvid¨® de su t¨¢ctica m¨¢s taca?a y reemplaz¨® al mediocentro del Madrid (suspendido) por un enganche estiloso llamado Lucas Lima. Y cuando el 10 se encontraba con Coutinho, mientras el Gabriel tiraba diagonales, Brasil se empezaba a acordar de que era Brasil. El problema para la Canarinha fue que el f¨²tbol de Lima, Coutinho y Gabriel aparec¨ªa a cuenta gotas y no lograron incomodar nunca a una Per¨² agazapada cerca de su portero. Las soluciones nunca llegaron desde el banquillo, Dunga, que est¨¢ divorciado del Jogo Bonito, no sabe c¨®mo arropar a sus futbolistas m¨¢s delicados. Y en esta Copa Am¨¦rica, Brasil extra?¨® demasiado a Neymar (jugar¨¢ en R¨ªo 2016), ¨²nico h¨¦roe en el l¨ªo en que anda perdida la Canarinha.
Per¨² se limitaba a defender y buscaba con balonazos al solitario Paolo Guerrero. F¨²tbol de diablos que tuvo un premio de ¨¢ngeles. En una jugada ba?ada de pol¨¦mica, Per¨² venci¨® a Brasil despu¨¦s de m¨¢s de 30 a?os (la ¨²ltima victoria del seleccionado peruano sobre la Canarinha fue en un amistoso en 1985) y se clasific¨® para los cuartos de final. En su cumplea?os n¨²mero 100, Am¨¦rica se queda sin su selecci¨®n m¨¢s gloriosa, castigada desde el banquillo por Dunga, pero, sobre todo, castigada por un gol que no deber¨ªa haber existido.
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