No digan Cuevita, digan Cueva
El mediapunta peruano deja atr¨¢s las historias de indisciplina y explota su talento
Cristian Cueva (Trujillo, Per¨², 1991) naci¨® con el f¨²tbol muy dentro, tanto que a los 14 a?os compart¨ªa equipo y vestuario con su padre. Entonces era un cr¨ªo ¡°irreverente¡±, cuentan quienes le vieron llegar a la Universidad San Mart¨ªn de la mano de V¨ªctor Rivera, su descubridor, que le vio jugar y no dud¨® un minuto: le dio la oportunidad de debutar en la Primera a los 15 a?os. ¡°De aquel ni?o queda todo el talento pero creci¨® como futbolista, como no pod¨ªa ser de otra manera, porque creci¨® como persona¡±, reconoce ahora.
¡°Era juguet¨®n, inocente y t¨ªmido, un chico lleno de ansia. Un chico de provincia, que habl¨® con la pelota, que encaraba, descarado en el duelo uno contra uno¡±, dice Rivera. A ese al que llamaron Aladino, por talentoso, puede que le siga faltando gol pero le sobra desborde y mejor¨® conceptos t¨¢cticos y trabajo defensivo que ahora le alcanzan para saltar desde el Deportivo Toluca al S?o Paulo.
Fue Rivera, tambi¨¦n, el que reclam¨® un d¨ªa que dejaran de llamarle Cuevita a aquel cholito, ¡°porque se gan¨® el derecho a ser respetado como un mayor¡±. Y a decir verdad, bien lo parece. Cada vez juega mejor, por izquierda y derecha, gan¨® pausa y freno y experiencia. Y se le reconoce en Per¨² que a nivel de persona ¡°madur¨®¡±, seguramente por Adriana, su hija, y por su esposa, a quien pidi¨® matrimonio casi de manera p¨²blica, ya que grab¨® la cena, supuestamente muy rom¨¢ntica, y la colg¨® en Facebook. En ella se ve colocando en el postre un anillo de compromiso y arrodillado al pedirle matrimonio: ¡°Dios me mand¨® una bendici¨®n m¨¢s y lo recibo con toda la felicidad del mundo¡ Empieza un nuevo camino y nuevas metas juntos para gloria de ?l. Quiero compartir mi felicidad al lado de un gran ser humano a quien el Todopoderoso me mand¨® como compa?ero y con el que d¨ªa a d¨ªa construimos un hogar. S¨ª acepto¡±, escribi¨® Pamelita L¨®pez Sol¨®rzano, su se?ora.
Pasaron gracias a su compa?¨ªa las historias de indisciplina del menudo y r¨¢pido mediapunta. Se enfrent¨® a los hinchas la ma?ana que irrumpieron en la pr¨¢ctica del Vallejo N¨¢jera y se liaron a trompadas. Fue entonces cuando migr¨® a Vallecas (Madrid), donde apenas jug¨® un partido con el primer equipo, la temporada 2013-14: ¡°En todos los a?os que llevo como profesional fue la primera vez que un chico del primer equipo vino a mi despacho a decirme que queriendo ser futbolista, como era su deseo, no le importaba jugar con el B, pese a tener que ir a campos de tierra¡±, recordaba Felipe Mi?ambres, entonces director t¨¦cnico de los madrile?os.
Cueva recibi¨® buenos consejos de veteranos compa?eros, como Leo Butr¨®n, que sabiendo de su talento le hablaron claro. Y tambi¨¦n sus entrenadores, como V¨ªctor Rivera y An¨ªbal Ma?o Ruiz, que le llev¨® a M¨¦xico, al Toluca, y que le anim¨® a entrenarse mejor y mejorar su entorno. Y como siempre hubo quien confi¨® en ¨¦l, el primero Ricardo Gareca, seleccionador de Per¨², que en contra de la opini¨®n de muchos le cit¨® siempre para la nacional. El entrenador le remarc¨® la disciplina y control¨® su dieta. ¡°Gareca nunca le dej¨® de la mano¡±, recuerdan en el f¨²tbol peruano; ¡°y Cueva siempre respondi¨®, porque tiene talento para el juego y la vida¡±, reitera el periodista Gonzalo Valencia Samam¨¦, que da por buena la frase del paraguayo Oscar Cardozo, asistente de An¨ªbal Ruiz en el Toluca, cuando le escuch¨® decir que Cueva tiene ¡°un intelecto superior respecto al f¨²tbol¡±. ¡°Se le puede utilizar en cualquier parte de la zona de ataque. Tiene calidad, din¨¢mica y t¨¦cnica¡±, sostiene Cardozo.
En la pasada Copa Am¨¦rica marc¨® a Brasil y se sacrific¨® contra Colombia marcando a Cuadrado, un partido que se le recuerda mucho en su carrera. Fue entonces cuando se dijo que ¡°el Cueva futbolista le gan¨® al Cueva personaje¡±.
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