En la piel del ganador, o no

Tras la hist¨®rica remontada de los Cavaliers es momento de analizar todas esas frases que piden ser reinterpretadas, diseccionadas y desmontadas. Pensemos en las declaraciones a los aficionados que el comisionado Adam Silver solt¨® justo al acabar el s¨¦ptimo encuentro: ¡°Acab¨¢is de ser testigos. Uno de los mejores partidos de la NBA. De la Historia¡±. O en lo que JR Smith, escolta del equipo de Cleveland, dijo sobre sus padres: ¡°Tengo los mejores que cualquiera podr¨ªa desear¡±. O lo que LeBron James afirm¨® a los micr¨®fonos de ESPN justo al acabar el partido: ¡°Contra todo pron¨®stico. No s¨¦ por qu¨¦ siempre elegimos el camino m¨¢s dif¨ªcil. No s¨¦ por qu¨¦ el hombre de arriba me pone siempre en la senda m¨¢s complicada¡±.

Habr¨¢ gente (yo incluido) que lea todas esas citas con una ceja arqueada. Silver parec¨ªa estar hablando m¨¢s de un combate de boxeo que de un partido de baloncesto. Las declaraciones de JR Smith no dejan de ser bastante curiosas teniendo en cuenta su err¨¢tico camino hacia el semi-estrellato de la NBA. Y cualquiera tendr¨ªa la tentaci¨®n de preguntarle a James cu¨¢n dif¨ªcil puede ser el viaje para alguien que se considera el mejor jugador de la historia.

Siento la tentaci¨®n de tratar de entender qu¨¦ puede provocar semejantes proclamaciones: el marketing potencial, la hip¨¦rbole, la creaci¨®n de historias para gente ¨¢vida de esas mismas f¨¢bulas.

Cualquiera tendr¨ªa la tentaci¨®n de preguntar a James cu¨¢n dif¨ªcil es el viaje para alguien que se considera el mejor jugador de la historia

Entonces caigo en la cuenta¡­ ?Qu¨¦ dir¨ªa yo en un momento como ¨¦se? Podr¨ªa quejarme de mi gen¨¦tica. O hablar de mis dolores de espalda. O evocar cierta historia sobre c¨®mo alguien me toc¨® las narices en un avi¨®n. O nada de eso, porque esas afirmaciones no me representan. Lo cierto es que no tengo nada por lo que quejarme. Mi familia est¨¢ bien, no tengo ning¨²n problema de espalda y aunque he pasado demasiado tiempo sentado en un asiento (posiblemente en un avi¨®n) no tuve ninguna incidencia rese?able.

A menudo, nos dicen que deber¨ªamos ponernos en la piel de los dem¨¢s porque se supone que es algo que nos hace m¨¢s tolerantes. Sin embargo, s¨®lo lo solemos hacer con aquellos que son menos afortunados que nosotros ¨Cel indigente que hemos visto en la calle, la loca de la tele¡­ Sin embargo podr¨ªa ser mucho m¨¢s ilustrativo si pensamos en aquellos que lo tienen todo. Al fin y al cabo, todos tenemos un pasado. El de Adam Silver le llev¨® a dirigir la NBA. El de JR Smith le condujo hasta su cabeza loca y su fluido tiro en suspensi¨®n. Y a LeBron le permiti¨® ser (de nuevo) campe¨®n de la NBA.

C¨®mo se sienta ¨¦l al respecto es cosa suya. De la misma forma que es cosa m¨ªa c¨®mo me sienta yo. Y como me siento acerca de que LeBron James vuelva a ser campe¨®n es, en este momento, sentado en un asiento que no est¨¢ dentro de un avi¨®n, es¡­ Bueno, supongo que ser¨¢ bueno para las audiencias.

Pero eso, evidentemente, no quiere decir que para ¨¦l no sea la leche.