La espa?ol¨ªa, y eso
A ver si al final va a resultar que del f¨²tbol de La Roja tiene alguna culpa Del Bosque
Declarado el estado de ¨¦xtasis entre la afici¨®n espa?ola, solo queda que el capit¨¢n Sergio Ramos levante la Eurocopa a los cielos de Par¨ªs. Porque visto, le¨ªdo y escuchado todo lo que ha provocado el imponente triunfo de Espa?a ante Turqu¨ªa, solo queda dar las buenas noches, apagar la luz, cerrar la puerta y volver a casa con el trofeo. Inaugurado el estado de yo soy espa?ol, espa?ol, espa?ol ya pueden Francia, Alemania o Italia darse la media vuelta que por aquellos lares no pintan nada. Lo m¨¢s curioso es que hace un par de semanas uno tuvo la idea de encender el televisor en mala hora y se encontr¨® con frases de este tenor: ¡°Hay que tener verg¨¹enza torera¡±. ¡°?A qu¨¦ jugamos?¡±. ¡°Los profesionales tienen que saber que llevan puesta la camiseta de Espa?a¡±. ¡°Tras esto lo mejor es que no vayamos a la Eurocopa¡±¡
Lo que llev¨® a tantos respetables analistas a manifestarse as¨ª fue la derrota de la selecci¨®n ante Georgia en un amistoso-basura previo a la competici¨®n. Tronaron las cornetas, repicaron las campanas del infierno, anunciando, porque quien sabe, sabe, el fin de los tiempos, el de Del Bosque, el de este grupo de jugadores, faltos de verg¨¹enza, al parecer, de atributos, quiz¨¢, de furia, de espa?ol¨ªa, ?firmes!
Y sucedi¨® que Espa?a hizo acto de presencia en la Eurocopa y lo primero que le explot¨® fue la bomba De Gea y sus vomitivas amistades. Del Bosque confi¨® en ¨¦l por la presunci¨®n de inocencia, o porque as¨ª le dio la gana, y el equipo se convirti¨® precisamente en eso, en un equipo, con Iniesta convertido en el ¨²nico futbolista conocido capaz de hacer posible lo imposible y mostrando al mundo que la l¨ªnea que separa este juego de la magia puede ser invisible. Gan¨® Espa?a a la Rep¨²blica Checa, con un gol en el pen¨²ltimo suspiro pero con una autoridad aplastante. Lo hizo gracias a un tanto de Piqu¨¦, que tras el partido, y por una vez, utiliz¨® las redes sociales para algo que no fuera maloliente. Y en ellas colg¨®, y presumi¨® de ella, la imagen de Ramos subido a su chepa, enemigos ¨ªntimos fuera del campo pero, dentro de ¨¦l, la mejor pareja de centrales que se pueda encontrar.
Pero nada es comparable al partido de Espa?a ante Turqu¨ªa. Puede el lector, de aqu¨ª al final del art¨ªculo, imaginar cuantas alabanzas desee. La Roja mostr¨® el mejor f¨²tbol del torneo, qu¨¦ digo del torneo, de este torneo y de varios anteriores. Y es posible, solo posible, que alguna culpa tenga Del Bosque. O quiz¨¢ no, que ya se sabe que este hombre hered¨® un equipo y ¨¦l apenas ha hecho nada. Como no lo hacen otros t¨¦cnicos, del tipo Ancelotti, que son meros gestores de egos.
Pero mira que es dif¨ªcil gestionar egos cuando aparece alguien siempre prudente como Pedro meando fuera del tiesto. Seguro que Del Bosque apaga ese incendio mientras la euforia se apodera de la afici¨®n y de tantos respetables analistas que, henchidos de supuesta espa?ol¨ªa, ese palabro que Luis Aragon¨¦s utilizaba como nadie para desesperaci¨®n de los traductores, aguardar¨¢n su oportunidad a la vuelta de la esquina. Y lo har¨¢n para, a la vista de por d¨®nde sople el viento y en caso de derrota, enviar a Del Bosque a su marquesado, olvidando de nuevo, por en¨¦sima vez, que hace mucho tiempo que este se?or se gan¨® el derecho a perder.
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