Am¨¦rica solo tiene ojos para Messi
Argentina disputar¨¢ la final de la Copa despu¨¦s de golear en un excelente partido a la anfitriona Estados Unidos
El f¨²tbol de Messi crece de manera tan rotunda como su barba pelirroja, incipiente en Barcelona, poblada en Am¨¦rica. Ya est¨¢ Argentina en la final despu¨¦s de una excelente actuaci¨®n coral y una muy selectiva y solemne exhibici¨®n del 10. No ha sido una trayectoria dif¨ªcil si se tiene en cuenta que sus rivales fueron Chile, Panam¨¢, Bolivia, Venezuela y Estados Unidos. La progresi¨®n de Messi, sin embargo, ha sido tan notoria que la Albiceleste recuper¨® una de sus mejores versiones en sus partidos de Boston y Houston. Messi invita a jugar bien a Argentina.
Nada se supo de la anfitriona formaci¨®n de Klinsmann. Las revolucionarias obras del t¨¦cnico acaban en las semifinales, en Alemania 2006 y en Estados Unidos 2016, abatido por selecciones de peso y casaca hist¨®rica como Italia y Argentina. Los norteamericanos claudicaron sin discusi¨®n ante el equipo de Messi, que se presenta fresco como una rosa al tramo decisivo del torneo, muy bien administrado por Martino. El 10 est¨¢ r¨¢pido y fino en el pase y en el tiro, como se advirti¨® en el 0-2, gol que le permite superar el r¨¦cord de Batistuta con Argentina: van 55.
Estados Unidos, por lo dem¨¢s, lleg¨® al partido m¨¢s desgastado y disminuido que Argentina. Aunque siempre pas¨® por ser un equipo fuerte, bien organizado y aplicado t¨¢cticamente, las ausencias por sanci¨®n de futbolistas decisivos como Wood, Jones y Bedoya pesaron m¨¢s inicialmente que las bajas de Di Mar¨ªa y Gait¨¢n en la formaci¨®n de Tata Martino. El t¨¦cnico rosarino apost¨® por el Pocho Lavezzi, un delantero que crea complicidades y se gana al grupo por su domino del mate y las relaciones p¨²blicas, buen compinche de la Pulga.
La sociedad Messi-Lavezzi funcion¨® nada m¨¢s ponerse la pelota en juego, a la salida de un c¨®rner, cuando el 10, libre de marca y en posici¨®n de tiro franco, pic¨® el bal¨®n para Lavezzi, cuyo cabezazo result¨® imposible para Guzan. El gol coron¨® la salida de la fulgurante Argentina. A la Albiceleste le sobran delanteros y en cambio le faltan a menudo jugadores de medio campo que le den juego y control de partido, volantes que acompa?en al referente Banega, circunstancia que aumenta la responsabilidad como generador de juego de Messi.
El 10 mira a Banega
El 10 parti¨® casi siempre desde una posici¨®n centrada, muy pendiente de Banega, mientras Rojo asomaba por el flanco izquierdo, un despliegue que desestabiliz¨® a Estados Unidos. Nuevamente efectivos, los argentinos sometieron a los americanos en el marcador y en la cancha, pendientes los unos y los otros del desequilibrio de Messi. Las conducciones del rosarino provocaban la atenci¨®n de los once jugadores de Estados Unidos. Messi se sent¨ªa mirado por Am¨¦rica y a su alrededor Argentina mont¨® un muy buen partido en Houston.
La Albiceleste presionaba, recuperaba, elaboraba y no conced¨ªa ocasiones para suerte de Romero, especialmente atento a Dempsey, quien estuvo desconectado del partido, ignorado por su afici¨®n, presente ¨²nicamente cuando le dio un codazo a la nuez del siempre sufrido Mascherano. El factor campo no jugaba a favor de EEUU. Al r¨¢pido juego inicial argentino sigui¨® despu¨¦s un rato de largas posesiones y control del juego, exento de profundidad y de ocasiones, salvo una de Higua¨ªn, hasta que pasada la media hora compareci¨® nuevamente Messi.
El rosarino coloc¨® en la escuadra izquierda de Guzan un libre directo botado desde fuera del ¨¢rea con especial maestr¨ªa, por la velocidad y fuerza de la pelota, imposible para el arquero de EEUU. El cuero se fue abriendo al segundo palo como una comba hasta alcanzar el ¨¢ngulo: 0-2. Una rosca may¨²scula para celebrar su condici¨®n de nuevo goleador de la Albiceleste con 55 tantos, uno m¨¢s que Batigol. Klinsmann se qued¨® boquiabierto y no reaccion¨® hasta que el ¨¢rbitro pit¨® el fin de la primera parte y fue a pedirle explicaciones por una p¨¦rdida de tiempo de Lavezzi.
Sin noticias de Dempsey
El cambio de jugadores y de sistema, reagrupado en un 4-4-2, vari¨® el semblante de Estados Unidos, de nuevo superado en el inicio de la reanudaci¨®n con un gol de Higua¨ªn despu¨¦s de un centro muy bueno de Lavezzi. El Pipita tir¨® el desmarque, remat¨® sobre el portero y el rechace lo emboc¨® con la misma alegr¨ªa que gole¨® a Venezuela. Higua¨ªn, Lavezzi y Messi fueron tan protagonistas en los cuartos como en las semifinales de la Copa. Segu¨ªa sin haber noticias mientras tanto de Dempsey. El Gato Romero se pudo tomar la noche libre en Houston.
Y justo cuando hab¨ªa quedado resuelto el partido, empezaron a ceder los jugadores argentinos, desvencijados por el esfuerzo, desafortunados en jugadas intrascendentes: Augusto se rompi¨® en un remate al poste en posici¨®n de fuera de juego; Rojo se sali¨® por una lesi¨®n en un tobillo para volver a entrar un poco m¨¢s tarde; y Lavezzi protagoniz¨® una ca¨ªda desgarradora despu¨¦s que su cuerpo se doblara sobre la valla cuando intentaba controlar la pelota con el pecho en cancha de EEUU. Al Pocho se le sali¨® el hombro izquierdo ante la perplejidad del p¨²blico de Houston.
El encuentro, sin embargo, continu¨® girando a favor de Argentina y de Messi, que se permiti¨® habilitar a Mascherano. El Jefecito no atin¨® en el remate ante la sonrisa del 10. La Albiceleste recuperaba r¨¢pidamente el cuero y no daba ni una sola opci¨®n a EE. UU. Ni una sola vez tiraron los norteamericanos al arco de Romero. Aunque el guion invitaba a acomodarse, Argentina nunca se desentendi¨® del partido, y menos Messi. El 10 habilit¨® otra vez a Higua¨ªn despu¨¦s de un error de la zaga norteamericana y el Pipita puso el definitivo 0-4.
Messi quiere el trofeo que le neg¨® Alemania en el Mundial de Brasil y Chile en la ¨²ltima Copa Am¨¦rica. Asume la presi¨®n en Estados Unidos y se juega la barba a que 23 a?os despu¨¦s del ¨²ltimo t¨ªtulo, Argentina volver¨¢ a ser campeona de Am¨¦rica ante Chile o Colombia. El domingo aguarda la final en Nueva York.
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