B¨¦lgica brilla contra el Videot¨®n
La selecci¨®n de Hazard mete la mayor goleada de la Eurocopa aprovechando las concesiones de la defensa h¨²ngara
B¨¦lgica lleg¨® a la Eurocopa con el cartel de equipo deslumbrante. El prejuicio orient¨® las valoraciones. Se piensa que all¨ª donde hay jugadores de grandes cualidades necesariamente debe haber un gran equipo. Son muchas las voces que han repetido que B¨¦lgica es un cuadro grandioso y las victorias parecen respaldar esta impresi¨®n hasta confundirla con la promoci¨®n. La realidad es que B¨¦lgica se impuso a Hungr¨ªa por varias razones, pero nunca por ser un gran equipo. Gan¨® porque imprimi¨® el peso de sus individualidades y porque se midi¨® a una defensa diletante.
El h¨²ngaro ?dam Lang es lateral diestro. Tiene 22 a?os, juega en el Videot¨®n, y, en el mejor de los casos, es un marcador limitado. Solo en un torneo internacional de formato desorbitado se producen contrastes como el que enfrent¨® a Lang con Kevin de Bruyne, la figura del Manchester City. Antes de los diez minutos Lang le hizo falta. El propio De Bruyne ejecut¨® el lanzamiento. Alderweireld lo cabece¨® con violencia a la red despu¨¦s de ganarle un par de metros a los atribulados centrales, completamente fuera de sitio.
El 0-1 puso las condiciones so?adas por Marc Wilmots. El seleccionador belga repleg¨® a su tropa a la espera de que los h¨²ngaros, urgidos por la necesidad, cometieran un error. Se abri¨® entonces un largo periodo de transici¨®n en el que el equipo poderoso concedi¨® al m¨¢s d¨¦bil la iniciativa y la responsabilidad de manejar el bal¨®n. La ocasi¨®n perfecta para que Hungr¨ªa descubriera sus virtudes y sus miserias. El equipo retador hab¨ªa transitado por el Eurocopa empujado por el fervor y el genio de sus cuatro atacantes, en especial de Pint¨¦r, y muy mal sostenido por una zaga incapaz de acompa?ar la jugada. Guzmics y Juhasz, los centrales, fueron dos estacas, y los volantes, Gera y Nagy, no mostraron el m¨¢s m¨ªnimo sentido t¨¢ctico. Cada vez que Hungr¨ªa atac¨® se estir¨®, se abri¨® por la mitad, y ofreci¨® un espacio sideral para las desahogadas maniobras del contragolpe belga. Nadie se anticip¨® a Lukaku, nadie impidi¨® que Hazard se girara, nadie estorb¨® a De Bruyne.
Si Hungr¨ªa no sucumbi¨® antes fue debido a la contenci¨®n de su adversario, poco implicado en la b¨²squeda del remate, y a la acci¨®n de Gabor Kir¨¢ly, el exc¨¦ntrico portero, autor de dos paradas admirables. La agon¨ªa dur¨® una hora. Otra jugada a bal¨®n parado, esta vez un c¨®rner, rompi¨® definitivamente la resistencia. Los h¨²ngaros se metieron tanto, y con tantos, en su ¨¢rea, que el rechace fue un bocadillo para el afortunado que lo pillara. Lo pill¨® Hazard, que tir¨® una pared, se fue del desdichado Lang, y meti¨® un centro punzante que desvi¨® a gol Batshuayi. Dos minutos m¨¢s tarde, en plena desbandada h¨²ngara, Hazard meti¨® el tercero desde fuera del ¨¢rea tras fintar a¡ Lang.
Y esto fue noticia. Porque fue el tercer gol de Hazard en partido oficial en lo que va de a?o. Los otros dos los meti¨® con el Chelsea, el primero en Liga, en enero; el segundo en Copa, en febrero. Hazard cuenta con numerosos promotores y sus acciones parecen multiplicarse medi¨¢ticamente. La realidad fue menos vibrante. De momento, Hazard solo marc¨® cuando se le opuso un lateral desesperado del Videot¨®n.
Carrasco, que entr¨® en la segunda parte, anot¨® el cuarto para completar el festival de lo previsible. Gan¨® el m¨¢s fuerte. Gan¨® el que mejores jugadores re¨²ne. Gan¨® B¨¦lgica, que consigui¨® la mayor goleada de la Eurocopa pero sigue sin demostrar que juega como un gran equipo.
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