Lo que funciona
Fueron tantos los elogios hacia Del Bosque cuando Espa?a ganaba que ahora nada deben extra?ar las cr¨ªticas hacia su labor
Fueron tantos y tan encendidos los elogios hacia la figura de Don Vicente del Bosque cuando la Selecci¨®n Espa?ola ganaba que poco o nada debe extra?ar el nivel de desprecio y demonizaci¨®n que alcanzan las cr¨ªticas hacia su labor, ahora que pintan bastos. Me gustar¨ªa puntualizar que no me refiero a los triunfos de la ¨¦poca dorada, aquella Eurocopa y aquel Mundial tan lejanos en el tiempo que casi se asemejan a un recuerdo de la infancia o a una noche loca del verano pasado, sino a las victorias de este mismo mes, durante aquellos primeros d¨ªas de competici¨®n, vino y rosas. As¨ª de memoria y sin ¨¢nimo de exagerar, creo recordar que el m¨¢s comedido de los aficionados espa?oles eleg¨ªa rival para la final de Par¨ªs antes de jugar frente a Croacia mientras que los optimistas por naturaleza, esa rara avis, solicitaban la dimisi¨®n de sus alcaldes por no haber logrado traer el trofeo Henri Delaunay a la plaza del pueblo para sacarse fotos con ella y los ni?os.
Siguiendo la misma l¨ªnea argumental, sostengo que nos entregamos de modo tan apasionado al estilo que nos llev¨® a la victoria, al control del bal¨®n sobre todas las cosas y al fino centrocampista que hoy, seguramente con raz¨®n, se exige un nuevo seleccionador que nos devuelva a las esencias de la furia, a los test¨ªculos encendidos sobre la mesa, la pelota lejos de nuestra porter¨ªa y un caudillo ib¨¦rico que reconquiste las antiguas colonias para poder alinear dos o tres jugadores negros por l¨ªnea, otra vez preocupados por el d¨¦ficit f¨ªsico que denunciaba Luis Aragon¨¦s en aquellos tiempos de la gran sentada en los que Xavi Hern¨¢ndez no era m¨¢s que ¡°la gran mentira¡±.
Si hay algo que siempre me ha impresionado de este pa¨ªs, al menos a nivel futbol¨ªstico, es la capacidad innata del aficionado medio por reclamar que se entierre lo que bien funciona al primer o segundo tropez¨®n. Algunos aficionados cul¨¦s todav¨ªa recordamos aquellos primeros meses con Pep Guardiola al frente del equipo, etapa maravillosa como pocas en que los rivales se iban postrando a nuestros pies, uno tras otro, mientras el Camp Nou apenas superaba la media entrada. Sin embargo, bastaba un simple empate como visitante para que en el siguiente partido, como por arte de magia, el coliseo blaugrana se llenase hasta la bandera de aficionados con los brazos cruzados y el ce?o fruncido esperando un segundo pinchazo consecutivo que reafirmase su escepticismo. A?os despu¨¦s, tras su agonizante marcha, nos convencieron de la necesidad urgente de evolucionar y para tama?a labor se fich¨® a un se?or que respond¨ªa al nombre de Gerardo Martino.
Ni que decir tiene que todas las opiniones me parecen muy respetables y vivimos tiempos en los que cada cual debe defender la suya, con o sin raz¨®n. Son miles las voces que abogan por un cambio radical en nuestros principios futbol¨ªsticos y sin embargo, ll¨¢menme conservador, yo apostar¨ªa por la cesi¨®n responsable de una docena de seleccionables al Manchester City, quiz¨¢s dos. ?Por qu¨¦ tocar lo que funciona? ?Alguien me lo puede explicar?
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