¡°Me gustar¨ªa parecerme a Guardiola¡±
Carlos Moy¨¤, exn¨²mero uno y ganador de Roland Garros, apunta hoy d¨ªa a las alturas como t¨¦cnico. Ejerce de orfebre y tiene entre sus manos a un gigant¨®n canadiense llamado Raonic, siete del mundo
Ahora es entrenador y observa desde la barrera, pero conserva exactamente el mismo porte de su etapa como tenista, en la que alcanz¨® el n¨²mero uno (marzo de 1999) y conquist¨® Roland Garros (1998). Hoy d¨ªa, el desaf¨ªo de Carlos Moy¨¤ (Palma de Mallorca, 39 a?os) tambi¨¦n apunta a las alturas, pero ¨¦l ejerce de orfebre. Entre sus manos, un gigant¨®n canadiense llamado Milos Raonic, s¨¦ptimo en el ranking; el jugador que le impuls¨® a dar el salto definitivo al banquillo despu¨¦s de una engorrosa experiencia en la capitan¨ªa de la Copa Davis, hace dos a?os. ¡°Creo que tiene potencial para ser el mejor, de lo contrario me hubiera quedado en casa¡±, dice en disposici¨®n relajada, en una de las terrazas panor¨¢micas del All England Tennis Club.
Pregunta. Se le esperaba en los banquillos, pero, ?por qu¨¦ ahora y por qu¨¦ Raonic?
Respuesta. Porque era el momento y el jugador adecuado. Si me hubieran preguntado antes de estar con ¨¦l por cuatro tenistas a los que me hubiera gustado entrenar, uno de ellos hubiese sido Milos. Yo buscaba un perfil bastante particular, sobre todo que tuviera potencial para crecer. Uno siempre quiere sentirse importante a la hora de aportar y ¨¦l, por madurez y tipo de juego, tiene margen de crecimiento y puede aspirar a ganar Grand Slams. Yo si viajaba era con alguien que se vaya a dejar la piel. Eso hace que me decida por ¨¦l.
P. ?Y qu¨¦ les pareci¨® a su mujer y sus tres hijos?
R. Ella me dijo: si crees que es interesante, pru¨¦balo, y si no siempre est¨¢s a tiempo de volver atr¨¢s. Pero una vez que digo s¨ª, yo soy de los que piensa que hay que tirar hacia adelante como sea. Lo estamos llevando bien. Pact¨¦ con Milos viajar unas 15 semanas al a?o, las necesarias para que yo pueda aportar algo significativo y que a la vez no se resienta mi vida familiar. Es el balance perfecto.
P. ?Se sufre mucho en el banquillo?
Yo puedo aportar, pero no nos enga?emos: en el tenis, el 'crack', el genio, es el jugador
R. La diferencia es que cuando t¨² juegas eres consciente en todo momento de lo que est¨¢s haciendo; t¨² decides y desde fuera obviamente no. En el tenis, al final, el genio es el jugador; ¨¦l es crack, no nos enga?emos. Yo puedo intentar aportar algo, orden y constancia, pero luego el que lo aplica es ¨¦l. El trabajo dif¨ªcil y duro es el del jugador, de eso no hay duda. No hay en ning¨²n deporte un entrenador que sea m¨¢s importante que su jugador o su equipo.
P. ?Ni siquiera Guardiola?
R. Ni Guardiola, ni Simeone ni nadie... Por una sencilla raz¨®n: si yo pudiera seguir haciendo lo que digo seguir¨ªa jugando yo, no tendr¨ªa a otro jugando por m¨ª. El que tiene el protagonismo, para bien o para mal, es el jugador. Nosotros podemos hacerle ver las cosas con m¨¢s perspectiva, pero al final el que ejecuta es el tenista.
P. Otra futbolera. ?A qu¨¦ t¨¦cnico le gustar¨ªa parecerse?
R. Me gusta mucho Guardiola, su estilo. Como entrenador me gustar¨ªa parecerme a ¨¦l, en el sentido de poder hacer evolucionar al jugador como ¨¦l lo hace. Adem¨¢s es inconformista, porque se fue a M¨²nich a trabajar con un equipo que ya era campe¨®n y fue transformando la cultura de ese equipo. Quiz¨¢ no le ha dado los resultados que ¨¦l esperaba del todo, pero ha dejado su sello. Uno tiene que adaptarse al jugador, pero tambi¨¦n quiere ver un peque?o cambio.
P. Los tenistas de ahora, ?son m¨¢s caprichosos que los de antes?
R. Puede ser una de las razones por las que a¨²n no se haya producido un relevo claro. Quiz¨¢ los chavales de 17 o 18 a?os no se lo han trabajado tanto como lo hac¨ªamos nosotros hace 20 a?os. Quiz¨¢ falta m¨¢s cultura del esfuerzo, pero tambi¨¦n es cierto que hay jugadores que se lo curran mucho y que tienen claro que llegar arriba depende del d¨ªa a d¨ªa. Hay un poco de todo. Quiz¨¢ ahora hay m¨¢s tenistas que se f¨ªan sobre todo al talento, y no tanto al trabajo.
P. Ahora, desde la ¨®ptica del banquillo, ?comprende mejor la labor del t¨¦cnico?
R. Uno cuando es jugador solo se preocupa de s¨ª mismo, de los momentos en los que est¨¢ en la pista, pero el entrenador tiene que estar pendiente de otras cosas, de que las horas de entrenamiento se expriman al m¨¢ximo, de plantear trabajos espec¨ªficos.
Para m¨ª era un reto meterme en la piel de Milos, porque es muy distinto a m¨ª
P. ?Y qu¨¦ me dice de la mente? ?Se puede entrenar tambi¨¦n?
R. S¨ª, absolutamente s¨ª. Hay que ser un poco psic¨®logo. La t¨¦cnica ya la tienen, se pule, pero sobre todo deben pensar a la hora de estructurar los puntos, d¨®nde deben poner la bola para que haga m¨¢s da?o. A Milos Intento hacerle que vea los partidos desde fuera, como si estuviera en el banquillo. Intento transmitirle tambi¨¦n que no se fije solo en ¨¦l, sino tambi¨¦n en c¨®mo est¨¢ el otro. Es importante inculcarle¡ [se interrumpe la charla porque pasa por delante Austin Nunn, el m¨¢nager de Raonic, y aplaude]¡ que no solo es ¨¦l, que se fije un poco; que mire qu¨¦ est¨¢ pasando a su alrededor y al otro lado de la pista. Es important¨ªsimo no pensar solo en ti.
P. Raonic es una mole. ?C¨®mo se le moldea?
R. El adaptarte a un t¨ªo que pesa 97 kilos y mide 1,96 es un reto. Obviamente, su movilidad no es la de Nadal o la de Ferrer, pero dentro de su peso y su envergadura se mueve bien. Sus armas son otras, as¨ª que tienes que enfocar su tenis a partir de esas herramientas; lo contrario ser¨ªa un error. Hay que intentar que sea lo mejor atleta que puede llegar a ser. Nunca ser¨¢ un Djokovic, pero tiene que estar preparado para jugar contra esta gente porque no les va a ganar solo con saques o pegando palos; debe estar preparado para sufrir desde el fondo de la pista y para poder pelotear muy bien nueve o 10 golpes consecutivos.
P. Su juego rompe con el del prototipo espa?ol.
R. Para m¨ª es un desaf¨ªo entrenar a alguien que tiene una mentalidad tan diferente. Pero para m¨ª eso le a?ade un plus a mi decisi¨®n: quer¨ªa probarme. Cuando yo entrenaba yo hac¨ªa 50 minutos de fondo, cinco minutos de volea, otros cinco de saques y luego unos puntos; con ¨¦l es muy distinto; intentas hacer el mismo tiempo de todo porque su saque y su volea son sus armas. Es un desaf¨ªo porque tienes que meterte en la piel de alguien muy distinto.
P. El organigrama de su equipo es curioso: Ricardo Piatti es el principal, usted el complemento y ahora, en Wimbledon, tambi¨¦n se ha unido McEnroe. ?C¨®mo lo llevan?
R. Nos llevamos bien, porque vemos el tenis de un modo bastante parecido. Antes de darle una orden a ¨¦l m¨¢s o menos lo hablamos y de momento vamos bien. Adem¨¢s, tener ahora a McEnroe es una experiencia muy buena para nosotros. ?l hizo todo el trabajo fuerte de las tres semanas previas, de Queen¡¯s, pero estos d¨ªas est¨¢ m¨¢s volcado con su trabajo en la tele. Pero ayuda mucho, obviamente. Es un consultant.
Los tenistas de ahora lo f¨ªan casi todo al talento y no tanto al trabajo
P. Y a usted, ?le tentar¨ªa colaborar con el equipo de Nadal, o incluso dirigirle?
R. Nunca se ha planteado. ?l tiene su equipo y yo tengo muy claro desde hace muchos a?os que va a acabar con ese equipo, con Toni. Si le ha ido tan bien, ?para qu¨¦ cambiar? Cuando no le ha ido bien ha sido ¨²nicamente por un tema de lesiones, as¨ª que no tendr¨ªa sentido. En ning¨²n momento me lo he planteado, ni ¨¦l tampoco; ha sido un tema m¨¢s de la prensa. Es lo t¨ªpico: en los momentos malos se busca siempre un culpable. ?l se ha mantenido fiel.
P. Pero Toni dijo alguna vez dijo que quiz¨¢ ser¨ªa bueno un cambio. ?Qu¨¦ piensa?
R. [Se produce un silencio de casi cinco segundos]. Yo no s¨¦ lo que dice Toni o deja de decir, ni en qu¨¦ momento ni en qu¨¦ contexto.
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