Schumacher o la ¡®sortie kamikaze¡¯
Alemania derrot¨® a Francia en la semifinal del Mundial 82 en uno de los partidos m¨¢s dram¨¢ticos de la historia del f¨²tbol
1982, Sevilla: para la mayor¨ªa de franceses (j¨®venes o viejos, forofos o indiferentes del f¨²tbol) esta fecha y este lugar poseen una significaci¨®n cercana al mito. Aquel 8 de julio de 1982, en el Estadio S¨¢nchez Pizju¨¢n, Alemania derrot¨® a Francia en la semifinal del Mundial en uno de los partidos m¨¢s dram¨¢ticos de la historia del f¨²tbol. Este es el motivo por el que, como escribi¨® ayer en el diario AS, Fr¨¦d¨¦ric Hermel, dentro del imaginario franc¨¦s, el partido de hoy representa algo m¨¢s que un partido de Eurocopa.
En la psique francesa un acontecimiento representa el significado de esta noche de Sevilla. Se trata de la salida kamikaze del portero alem¨¢n Harald Schumacher, en la que ¨¦ste golpe¨® con violencia al jugador franc¨¦s Battiston que se aproximaba a la porter¨ªa para marcar. Esa noche result¨® evidente que el portero alem¨¢n no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de parar el bal¨®n: su ¨²nico objetivo era lesionar al jugador franc¨¦s. Y lo consigui¨®, ya que Battiston abandon¨® el terreno de f¨²tbol inconsciente y tuvo que ser sustituido. As¨ª pues, fuimos testigos de una gran violencia, pero tambi¨¦n de una gran injusticia, ya que el ¨¢rbitro no expuls¨® al portero alem¨¢n ni tampoco concedi¨® la falta a los franceses. La dram¨¢tica escena termin¨® con una muestra de solidaridad: la imagen de Platini sosteniendo la mano de Battiston mientras ¨¦ste era evacuado del terreno en una camilla.
Todo emana tragedia en este Francia-Alemania de 1982: de acuerdo con el canon del teatro cl¨¢sico la regla de las tres unidades (tiempo, lugar y acci¨®n) ser¨ªa respetada. Encontramos violencia, injusticia y solidaridad, un fatal desenlace mediante una serie de penaltis y finalmente asistimos a la repetici¨®n de mitos y estereotipos generales sobre el car¨¢cter de cada pa¨ªs. Seg¨²n estos clich¨¦s los alemanes ser¨ªan rigurosos hasta el final, lo que les permitir¨ªa ganar siempre; podr¨ªan incluso llegar a ser?implacables?para obtener la victoria y demostrar cierta dureza emocional. Los?franceses, ellos ser¨ªan artistas, ebrios de talento, pero demasiado latinos; id¨®neos para hacer so?ar a la multitud pero desgraciadamente no ser¨ªan capaces de lograr la victoria. Harald Schumacher, el hombre de la salida kamikaze, encarnar¨ªa todos estos estereotipos: ¨¦l ser¨ªa EL MALVADO, aquel al que podemos detestar con toda legitimidad. Tiene la cara, el comportamiento y la actitud propios de su personaje. Es por esto que, en Francia, cuando un portero realiza una salida violenta, se habla de una sortie kamikaze ¨¤ la Schumacher.
Ha llovido bastante desde 1982. Desde entonces Francia ha ganado dos Eurocopas y un Mundial. Hemos derrotado a Alemania en varias ocasiones en partidos amistosos (?Nunca en competici¨®n desde 1958!). Francia ha dado a luz a generaciones cuya se?a de identidad ha sido el rigor en lugar del genio creativo. Alemania, durante estos ¨²ltimos a?os, ha desarrollado un juego que desborda viveza, juventud y talento. ?Y qu¨¦ decir de la Bundesliga, tan prol¨ªfica en goles mientras que la Liga 1 francesa acumula sin cesar irritantes 0-0!
As¨ª pues, queridos lectores, os hago el siguiente anuncio: hoy les Bleus derribar¨¢n todos estos clich¨¦s desgastados. Vamos a ganar tranquilamente a los alemanes y nos vamos a clasificar para la final. Con el fin de que nuestros vecinos del otro lado del Rhin no se depriman demasiado, vamos incluso a lograr que sea Griezmann (apellido de sonoridad germ¨¢nica) el que marque el gol de la victoria. Y otra cosa, para ganar no necesitaremos una salida kamikaze de Hugo Lloris, lo prometemos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.