¡°El Sello de correos¡±, peque?o pero mortal
El hoyo 8 de Royal Troon, el m¨¢s corto del Open Brit¨¢nico, acumula desgracias y grandes historias
123 yardas, algo menos de 115 metros que pueden acercarse a los cien escasos si se adelanta el tee de salida esta semana, el par 3 m¨¢s corto de todos los campos que componen la rotaci¨®n del Open Brit¨¢nico. Y sin embargo, el hoyo 8 de Royal Troon, The Postage Stamp, El Sello de Correos, promete convertirse en un monstruo de siete cabezas si el viento sopla en direcci¨®n contraria o el golfista tiene la desgracia de caer en uno de los cinco profundos bunkers que protegen un green min¨²sculo, de unos cuarenta metros cuadrados. Hace solo un par de d¨ªas, todo un ganador del Open como Rory McIlroy necesit¨® hasta seis golpes y grandes dosis de paciencia para sacar su bola del bunker de la derecha. Y es que en el deporte del golf, y muy especialmente en los links escoceses, el terror se sirve en raciones sorprendentemente peque?as.
Quiz¨¢ por eso, las televisiones encargadas de la cobertura del Open 2016 (en Espa?a Canal+Golf emite el torneo en exclusiva) han instalado una spider cam suspendida sobre el hoyo 8 y una c¨¢mara fija en cada una de las trampas de arena. Una innovaci¨®n espectacular en unas retransmisiones marcadas por el clasicismo, pero que puede regalar secuencias inolvidables. El par 3 m¨¢s famoso del Mundo junto al 12 de Augusta National y el 17 de Sawgrass vio en 1950 al alem¨¢n Herman Tissie batir todos los r¨¦cords negativos con un resultado de 15 golpes tras pasar sucesivamente de un bunker a otro sin escalas. Casi medio siglo m¨¢s tarde, Tiger Woods entregaba virtualmente el torneo a su compatriota Justin Leonard con un triple bogey en el 8 en 1997. ¡°El hoyo no ser¨ªa para tanto si se jugara en mitad de los segundos 9¡±, dijo entonces Leonard, ¡°la clave es que llevas jugando siete hoyos con el viento a favor, pero entonces giras y tienes que atinar desde ese tee elevado a un green del tama?o de una mesa, y con el viento en contra¡±. Por si acaso, el ganador de aquel Open jug¨® el 8 de la misma manera los cuatro d¨ªas: olvidando la posici¨®n de bandera y buscando la parte frontal de green. Cuatro pares.
¡°Es incre¨ªble como un dise?o de 1870 es capaz de generar esa tensi¨®n y ese drama 150 a?os despu¨¦s¡±, declaraba Colin Montgomerie esta semana. Y es que el viento convierte un golpe que por distancia cualquier aficionado jugar¨ªa casi con un wedge, ha visto a campeones de la Ryder echar mano del hierro 6 sin dudar un momento. ¡°Va a ser una carnicer¨ªa¡±, bromeaba un campe¨®n de US Open como Graeme McDowell. ¡°Si el viento sopla como la semana pasada, habr¨¢ todo tipo de n¨²meros¡±.
Muchas opiniones y un precedente al que agarrarse. En la edici¨®n de 1973, un septuagenario Gene Sarazen desafi¨® al viento con su hierro 5 para dejar la bola en la entrada de green y ver c¨®mo rodaba mansamente para un hoyo en 1 legendario. Un palo que se exhibe desde entonces en el museo del Royal & Ancient.
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