La chica de Ipanema vuelve a caminar
Tras la ceremonia inaugural de los Juegos, el popular tema brasile?o ha tenido su mayor repunte de popularidad en 54 a?os
De la ceremonia que inaugur¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo el 5 de agosto destac¨® especialmente un momento: el paseo de la supermodelo Gisele Bundchen, en un vestido plateado, de un extremo del escenario a otro. Era un camino de 128 metros: la pasarela de moda media mide 45. Un desfile de moda suele durar unos 50 segundos: Giselle tard¨® minuto y pico. Pero en todo ese tiempo extra son¨® A garota de Ipanema, la pieza de bossa nova m¨¢s conocida del mundo, y, tras a?os de sobreexposici¨®n, una de las mayores pruebas contra la paciencia de un brasile?o. Bundchen estaba sola en el escenario pero, mientras sonase esa melod¨ªa, estaba compartiendo el protagonismo.
Al d¨ªa siguiente, A garota de Ipanema fue reproducida en Spotify m¨¢s de 40.000 veces, m¨¢s de un 1.200% que en un d¨ªa habitual, seg¨²n c¨¢lculos de la plataforma. Fue uno de los repuntes de popularidad m¨¢s sensacionales que ha tenido este tema en sus 54 a?os de historia. Uno de esos renacimientos en los que un viejo cl¨¢sico puede reavivar entre los veteranos el recuerdo nost¨¢lgico de un pa¨ªs y una ¨¦poca que ya no son. Pero tambi¨¦n donde puede encontrar una segunda vida entre oyentes que lo descubren por primera vez.
Esa generaci¨®n se reencontrar¨¢ tambi¨¦n con la leyenda ¨ªntegra de la canci¨®n, la que empieza en 1962, en el bar Veloso cerca de la playa de Ipanema (al sur de R¨ªo de Janeiro), donde el compositor Antonio Carlos Jobim y el poeta Vinicius de Moraes intentaban escribir un musical desde el punto de vista de un marciano que visita Brasil. Mientras, beb¨ªan cerveza Brahma y ve¨ªan pasar a chicas. Una de ellas, de 17 a?os y pelo negro, carioca tambi¨¦n, cuyos andares De Moraes describir¨ªa como ¡°pura poes¨ªa¡±, les dio una idea mejor: eliminar al marciano y escribir solo sobre el acto de ver pasar a una chica despampanante y la soledad que eso a veces produce.
¡°La canci¨®n sonaba nueva, distinta¡±, explica Ted GIogia, cr¨ªtico e historiador musical y autor de Historia del jazz (Turner). ¡°Gust¨® a un p¨²blico global y, gracias a ella, la m¨²sica brasile?a vendi¨® m¨¢s que los Beatles en EE UU¡±. Se refiere sobre todo a The girl from Ipanema, la versi¨®n que grab¨® en 1963 el saxofonista Stan Getz con Jo?o Gilberto, que inclu¨ªa un verso en ingl¨¦s, cantado por su esposa Astrud (ella no era cantante profesional: s¨®lo estaba en la sesi¨®n de grabaci¨®n y hablaba ingl¨¦s). En verano de 1964, encabez¨® las listas de lo m¨¢s escuchado, por encima de los Beatles.
Y ah¨ª comenz¨® su decadencia a lo largo de las d¨¦cadas. Al poco, se convirti¨® en la segunda canci¨®n m¨¢s veces grabada de la historia (despu¨¦s de Yesterday). La melod¨ªa empez¨® ad nauseam, primero en fiestas, luego en anuncios de patatas fritas y finalmente en hilos musicales de lobby de hotel. ¡°La canci¨®n se volvi¨® tan familiar que cansaba. The girl from Ipanema pas¨® a ser una broma¡±, prosigue Gioia. ¡°En el cine se usa hoy d¨ªa como s¨ªmbolo de m¨²sica cansina¡±.
T¨®pico pegajoso
En Brasil, se convirti¨® en algo detestado; un t¨®pico pegajosamente asociado a ellos de por vida, como si el Que viva Espa?a de Manolo Escobar tuviera la repercusi¨®n internacional del Concierto de Aranjuez. Stan Getz dej¨® de tocarla en sus conciertos por agotamiento. Solo La chica de Ipanema en s¨ª, la carioca de pelo negro y andares po¨¦ticos, Heloisa Eneida Menezes Pa¨ªs Pinto, obvi¨® el desgaste del nombre. Fue actriz (y se hizo una pel¨ªcula sobr ella, llamada A garota de Ipanema), presencia fija en la televisi¨®n y las revistas del coraz¨®n, directora una agencia de modelos. Pos¨® desnuda para Playboy en dos ocasiones (la m¨¢s reciente, en 2003, con su hija). En 2001, abri¨® una tienda de ropa: A garota de Ipanema.
En su libro de 2012, El canon del jazz (Turner), Giogia ya especulaba con que A garota de Ipanema iba a volver. ¡°Ahora, una generaci¨®n la est¨¢ descubriendo de nuevo y, para ellos, suena nueva y distinta, como a los oyentes de hace 50 a?os¡±, alerta hoy el autor. No calculaba que ser¨ªa por culpa de unos Juegos Ol¨ªmpicos y de Gisele Bundchen. Pero gracias a ese paseo, La chica de Ipanema ha vuelto a caminar.?
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