La infancia terrible de la atleta Erika Olivera
La maratonista chilena desvel¨® antes de los juegos que su padrastro abus¨® de ella durante a?os cuando era peque?a. Hoy, compite en el marat¨®n
Vestida con un traje de huasa, el personaje tradicional del campo chileno, la atleta Erika Olivera lideraraba la delegaci¨®n de Chile en la ceremonia inaugural de los Juegos el viernes 5 de agosto. De 40 a?os y madre de cinco hijos, los de R¨ªo son los ¨²ltimos juegos de esta maratonista, ?probablemente la figura de mayor reconocimiento p¨²blico entre los 42 representantes chilenos, tanto por su trayectoria deportiva como por su historia. Hace alguna semanas, la abanderada del pa¨ªs sudamericano caus¨® una profunda conmoci¨®n entre sus compatriotas al revelar que desde los cinco a?os fue v¨ªctima de abuso sexual por parte de su padrastro. La pareja de su madre, un pastor evang¨¦lico, fue quien le dio el apellido.
¡°Le hago honor al apellido de un hombre que fue lo peor que pudo haberme tocado en la vida. El apellido es reconocido hoy como algo exitoso, pero me cost¨® muy caro y todos mis hijos tienen que llevarlo¡±, indic¨® Olivera al peri¨®dico El Mercurio.
De origen humilde, Olivera comenz¨® a correr desde peque?a para distraerse y, de alguna forma, escapar de una vida complicada y llena de carencias. En su barrio intentaba alcanzar los autobuses ¨Clas micros, como se llaman en Chile¨C, y los choferes muchas veces frenaban la velocidad para que la ni?a triunfara en sus primeras metas. Puertas adentro su vida era un drama: junto con imponer una educaci¨®n r¨ªgida, su padrastro, Ricardo Olivera, la amenazaba para que no revelara la verdad. ¡°?l empez¨® mostr¨¢ndomelo como un juego, con caricias y despu¨¦s fue avanzando. Esa primera vez no entend¨ª lo que pas¨®, era una ni?a, no cachaba (entend¨ªa) nada. ?l siempre dec¨ªa que eso nadie lo ten¨ªa que saber¡±, relat¨® la deportista el pasado 2 de julio.
Cuando ten¨ªa 12 a?os, la misma edad que comenz¨® con el atletismo profesional, decidi¨® contarle a su madre lo que suced¨ªa . La mujer, sin embargo, le dio la espalda a su hija: ¡°Me dijo que ojal¨¢ que fuera mentira, porque si era verdad que ¨¦l me abusaba, nadie me iba a querer; no iba a poder tener hijos ni familia¡±. Los abusos sexuales continuaron hasta queErika Olivera ten¨ªa 18 a?os y pudo enfrent¨¢rsele, luego de una infancia y adolescencia de horror.
Pocos d¨ªas antes de dar a conocer su testimonio, Olivera interpuso por primera vez una denuncia ante la polic¨ªa y el caso comenz¨® a ser investigado por la Fiscal¨ªa. De acuerdo al peri¨®dico La Tercera, el presunto culpable abandon¨® Chile y se instal¨® en Argentina luego de que su hijastra diera a conocer los hechos. Aunque hace un buen tiempo hab¨ªa anunciado que estaba interesada en una carrera parlamentaria luego de su retiro del deporte competitivo, la revelaci¨®n termin¨® por cambiar los planes. Para que nadie sospechara de dobles intenciones ni que contaba su historia para tener alg¨²n tipo de dividendo electoral, Olivera anunci¨® que renunciaba a un camino pol¨ªtico.
¡°Di a conocer una historia que es parte de mi vida y se manipul¨® todo para decir que me estaba aprovechando de un momento. Eso fue s¨²per feo y desmotivante. Ten¨ªa toda la intenci¨®n de entrar en pol¨ªtica para colaborar, pero no estoy dispuesta a que me ataquen de esa manera. Mientras la pol¨ªtica se maneje as¨ª, no voy a ser candidata¡±, indic¨® a The Clinic.
La historia de la atleta no solo conmovi¨® a la ciudadan¨ªa sino que instal¨® un asunto de fondo en la agenda p¨²blica: el debate sobre la prescripci¨®n de los delitos sexuales, que en casos como el de Olivera quedar¨ªan impunes bajo la ley chilena actual. Ganadora del oro en el Marat¨®n en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999, R¨ªo ser¨¢n los quintos Juegos Ol¨ªmpicos en que participa. Este domingo, mientras corre los 42 kil¨®metros, todo Chile estar¨¢ atento a la pantalla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.