Phelps, el nadador en el desierto
El plusmarquista, que comenz¨® su viaje a R¨ªo en un antiguo pueblo minero del sur de Arizona, fue el catalizador del gran ¨¦xito del equipo de Estados Unidos en la competici¨®n
Los inviernos en Arizona son calientes. La depresi¨®n salpicada de cr¨¢teres que se extiende al oeste de Phoenix, a las puertas del desierto de Sonora, es un bosque de cactus saguaros donde perderse equivale, en muchos casos, a morir de sed. La existencia del poblado de Wickenburg en el medio de esta desolaci¨®n solo se explica por la fiebre del oro del siglo XIX, codicia que desencaden¨® interminables conflictos y matanzas de indios Yavapai. Que Wickenburg no sea hoy un pueblo fantasma se debe, entre otras cosas, a los servicios. La rehabilitaci¨®n de adictos es uno de ellos y la cl¨ªnica The Meadows goza de renombre nacional en EE?UU. All¨ª se intern¨® durante meses Michael Phelps en el invierno de 2014-2015, y all¨ª, seg¨²n ¨¦l mismo, recibi¨® una suerte de iluminaci¨®n.
Cuenta Phelps que la cl¨ªnica ten¨ªa un jard¨ªn con una piscina de 15 metros y, naturalmente, acab¨® zambull¨¦ndose. Pronto el resto de los pacientes se reunieron para contemplar lo que se convirti¨® en el ritual cotidiano de purificaci¨®n: Phelps haciendo virajes y ejercicios b¨¢sicos en una poza. El mejor nadador de todos los tiempos descubri¨® su destino en pleno desierto. La visi¨®n le conduc¨ªa a R¨ªo de Janeiro.
En R¨ªo, Phelps sum¨® cinco medallas de oro. Una en 200 mariposa, otra 200 estilos, y una en cada una de las pruebas de relevo del programa, los 4x100 y 4x100 de nado libre y los 4x100 estilos. Su contribuci¨®n al ¨¦xito del equipo estadounidense, plasmado en los tres relevos, es lo que define su participaci¨®n en estos Juegos m¨¢s que sus logros individuales. Por primera vez en su trayectoria, Phelps ejerci¨® de capit¨¢n. Lo patrocin¨® su entrenador de toda la vida, Bob Bowman, nombrado jefe del equipo t¨¦cnico. El resultado fue brillante.
Los 18 oros del equipo
Contra las predicciones generalmente pesimistas que la prensa estadounidense hizo en v¨ªsperas de la competici¨®n, Estados Unidos domin¨® el campeonato con una superioridad aplastante. Las marcas registradas por Australia en primavera gracias a las hermanas Campbell, a Cameron McEvoy y a Mitch Larkin, hac¨ªan pensar en un declive americano. Ocurri¨® al rev¨¦s. Los 18 oros de la delegaci¨®n de Estados Unidos, frente a los tres de Australia y Hungr¨ªa, segunda y tercera del medallero respectivamente, expresan la clase de autoritarismo que se impuso en el centro acu¨¢tico, con el p¨²blico brasile?o entregado toda la semana.
¡°Creo que Michael fue una parte importante de este ¨¦xito¡±, dijo Bowman. ¡°Los catalizadores fueron los capitanes. Esta fue la primera vez que Michael ejerci¨® este papel. Hizo un gran trabajo, con una gran oratoria y una gran capacidad para conducir a los m¨¢s j¨®venes. Para hacer lo que hicimos nos apoyamos en la gran cohesi¨®n del grupo¡±.
Las 23 medallas de oro de Phelps indican una magnitud que desde el atletismo se relativiza. Lo cierto es que no debe ser m¨¢s sencillo en el agua que en la pista, cuando solo cuatro nadadores han sido capaces de ganar m¨¢s de cinco oros en m¨¢s de un siglo de pruebas. Mark Spitz (9), Matt Biondi (8) y Ryan Lochte (6).
Le pidieron a Phelps una reflexi¨®n sobre una carrera que culminaba con 23 medallas. Su respuesta fue encogerse de hombros y mostrar los dientes: ¡°?Que qu¨¦ pienso? ?Que he hecho un carrer¨®n!¡±.?
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