Muere Jo?o Havelange, el hombre que fundi¨® f¨²tbol y negocio
El que fuera presidente de la FIFA desde 1974 a 1998 falleci¨® ayer en R¨ªo, su ciudad natal, a los 100 a?os. El estadio del atletismo en los Juegos lleva su nombre
Muri¨® con 100 a?os, presidi¨® la FIFA durante 24. Fue el puente entre Sir Stanley Rous, ingl¨¦s, ex¨¢rbitro internacional, el hombre que dio con la redacci¨®n clara del Reglamento del F¨²tbol en 1925 (diecisiete reglas muy entendibles, fruto de experimentos de prueba y error desde la creaci¨®n de las primeras normas, en 1863) y Joseph Blatter, ese funcionario elevado a la presidencia gracias a su habilidad para el maniobreo. Y que ha acabado preso en su red de corruptelas.
Fue el tr¨¢nsito del deporte rom¨¢ntico al deporte como negocio. Sus compa?eros de viaje fueron Juan Antonio Samaranch, en el COI, y Primo Nebiolo, en la Federaci¨®n Internacional de atletismo.
Hasta la llegada de Jo?o Havelange, que muri¨® ayer en R¨ªo de Janeiro, su ciudad natal, todo el deporte mundial estaba a¨²n regido por un cierto puritanismo anglosaj¨®n, que hizo saltar por los aires. En el deporte, empezando por el f¨²tbol, entraron las grandes marcas, con Adidas al frente y siguiendo por Coca-Cola, Visa y Kodak. Desapareci¨® cierta voluntad de inocencia, que hasta entonces hab¨ªa inspirado al deporte. El deporte ya no s¨®lo ten¨ªa derecho a repartir el dinero de los asistentes a los eventos deportivos, tambi¨¦n el que podr¨ªan aportar las diversas marcas a cambio de tener la exclusiva en aquellos acontecimientos que se hab¨ªan convertido en los espect¨¢culos televisivos con m¨¢s audiencia en la tierra.
Durante mucho tiempo, cada dos a?os el acontecimiento deportivo m¨¢s visto de la historia ha sido la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos, luego la final del Mundial de f¨²tbol, luego de nuevo la inauguraci¨®n, luego de nuevo la final¡
?C¨®mo no vender a tant¨ªsima gente las bondades de tal o cual marca? Havelange, Samaranch y Nebiolo (que cre¨® un Mundial de Atletismo al humo del ¨¦xito de los Juegos) se aplicaron a ello. El resultado fue desigual. Samaranch consigui¨® para los Juegos un ¨¦xito: en los de Barcelona, en 1992, derrumb¨® la barrera del amateurismo, que para entonces se hab¨ªa convertido en una fachada bastante hip¨®crita. Nebiolo le dio al atletismo a?os de gloria y difusi¨®n televisiva que se mantuvieron mientras ¨¦l tuvo pulso para mantener aquello. El atletismo vivi¨® sus mejores a?os, con una alternancia brillante entre los Juegos Ol¨ªmpicos y el Mundial, pero una vez que faltaron ¨¦l y sus ma?as no ha sido lo mismo. El mero hecho de que en estos Juegos de R¨ªo la ceremonia inaugural se haya realizado en un campo de f¨²tbol en lugar de en el estadio ol¨ªmpico, precisamente llamado Joao Havelange, refleja esa decadencia.
?Y del f¨²tbol? ?Qu¨¦ fue del f¨²tbol en los a?os de Havelange? Pares y nones.
De la mano de las grandes multinacionales, Havelange se enfrent¨® a la visi¨®n previa del deporte como elemento noble, educativo, faro de decencia, exaltaci¨®n de los valores f¨ªsicos y morales de la especie humana. Lo transform¨® en negocio. Para contrarrestar la enemiga del mundo anglosaj¨®n, que se sent¨ªa velador de los viejos valores, se apoy¨® en el tercer mundo. Aument¨® su voto, su presencia en la Copa del Mundo, cre¨® Mundiales de categor¨ªas j¨®venes y el Mundial femenino, cuya organizaci¨®n extendi¨® a zonas distintas de Europa y Sudam¨¦rica, los espacios tradicionales del f¨²tbol.
Eso funcion¨®. Ese es su legado. Hasta que ¨¦l lleg¨®, en 1974, el f¨²tbol hab¨ªa sido cosa de Europa y Sudam¨¦rica. Cuando se march¨®, en 1998, el f¨²tbol ya era algo universal. Hab¨ªamos tenido un Mundial en Estados Unidos (Kissinger mediante), estaba programado el de Corea-Jap¨®n y quedaba abierta la expectativa de uno en ?frica, que por fin llegar¨ªa en 2010.
La corrupci¨®n
Ese es el lado claro. El lado oscuro es la corrupci¨®n, que irrumpi¨® de forma progresiva en el f¨²tbol. Este deporte, el pasatiempo favorito del mundo, llevaba a?os manejando bastante dinero. A partir de Havelange, empez¨® a ser el dinero el que manejaba al f¨²tbol. Residenciada en un para¨ªso fiscal, saltadas las barreras que las viejas tradiciones anglosajonas impon¨ªan, la decencia empez¨® a ser prescindible. Incluso la apariencia de decencia dej¨® de serlo. El f¨²tbol funcion¨® y ha seguido funcionando desde dos par¨¢metros: la eficiencia para difundir ilusi¨®n por toda la tierra y la indecencia de quienes lo manejan.
La quiebra de ISL, empresa de mercadotecnia deportiva creada para la explotaci¨®n de la Copa del Mundo y sus derivadas, que dej¨® una roncha de 196 millones, fue el reverso m¨¢s visible de su gesti¨®n, aunque no el ¨²nico. Ah¨ª metieron las manos ¨¦l y muchos de los suyos, entre ellos su yerno, Ricardo Teixeira, al que en su momento se enfrent¨® gallardamente Pel¨¦.
De ¨¦l se puede decir que el f¨²tbol fue otro, tras su paso. Se extendi¨® m¨¢s que nunca por toda la tierra, pero al tiempo se abri¨® entusi¨¢sticamente a la corrupci¨®n m¨¢s desvergonzada, contaminado por pr¨¢cticas sucias de gigantes multinacionales.
El estadio ol¨ªmpico en el que Usain Bolt hace sus ¨²ltimas proezas lleva su nombre.
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